La alianza artística con Brasil
El arte ha sido un llamado premonitorio y el mejor abono de la alianza estratégica entre Brasil y la Argentina, que con pasión defendió y promovió ayer por la mañana el presidente Lula. Lo escuchó una audiencia fascinada por las dotes de un orador capaz de arrancar aplausos fervorosos de empresarios, que han visto partir de la mano de una economía boyante muchas empresas sinónimo de argentinidad.
Lula es un estadista de convicciones firmes, y dicho por él sonó posible y necesaria una alianza productiva que vuelva más soberanos a todos los países que la integran.
Hay indicios ciertos de que este intercambio ha sido fecundo en el terreno del arte, en el que Brasil lidera absolutamente el escenario. La misma visión del presidente Lula guió la decisión de Cicillo Matarazzo, en los años 50 del siglo pasado, al crear la Bienal de las Artes Visuales, que sería el ancla cultural para la próspera industria paulista. Haber sostenido en el tiempo ese proyecto explica por qué hoy los artistas brasileños integran las colecciones que integran y valen lo que valen. La Bienal de San Pablo se mide en plano de igualdad con la Bienal de Venecia, la más antigua y prestigiosa del mundo. No es poco. La iniciativa de liderar el universo de las artes visuales tuvo un segundo capítulo con la creación de la Bienal del Mercosur, en Porto Alegre, de la que fue curadora Adriana Rosenberg, y tendrá en la próxima edición a la ascendente Victoria Noorthorn.
El intercambio con las galerías brasileñas creció año tras año en arteBA, gracias a la gestión impecable de Claudia Buzzi Freire, primero, y del embajador Mauro Vieira, siempre. Diplomático de carrera, el embajador más joven que ha dado Itamaraty, Vieira celebró la visita del presidente Lula con un gesto que muestra que la "alianza productiva clave" tiene también su senda en el arte. El presidente de Brasil dejó inaugurado un espacio cultural de características museológicas en la planta baja del Palacio Pereda, sede de la embajada del vecino país, con una muestra consagrada a la obra de Sebastián Salgado. Nada más oportuno que las fotografías de quien desnudó la realidad latinoamericana, sus verdades e injusticias, en imágenes de belleza sublime.