La alegre impostura de Colette en la Costa Azul
Por Juana Libedinsky
ST.TROPEZ.– En una guía de turismo tomada aquí al azar, se menciona un teléfono de emergencia al que se puede recurrir cuando uno pierde alhajas en el mar, algo que, para justificar su existencia, debe ocurrir frecuentemente.
Por eso, esta redactora esperaba encontrar mucho lujo en la playa; sin embargo, lo primero que apareció fue un hombre sin ningún accesorio y con una gastada camiseta que llevaba un gran "Villa Carlos Paz" estampado en el frente.
Tras los lamentos de rigor que se dan cuando dos argentinos desconocidos se encuentran estos días y el equipo nacional no está jugando la final del Mundial de fútbol, se pasó al tema común a todos aquí: las locuras de las celebridades presentes y pasadas.
Y como el film basado en la novela Chéri, de Colette, está en estos momentos en los cines porteños, se empezó por las de esa gran dama de las letras francesas que es un emblema de este lugar.
En los años 20, Colette compró aquí su casa de veraneo. Ya entonces, se quejaba de que el balneario había perdido el encanto de vieja aldea, pero supo aprovecharlo abriendo un centro de belleza con cosméticos que llevaban su nombre y donde atendía de guardapolvo blanco. Eso sí, las estrellas de cine, según los relatos, salían de allí luciendo mucho mayores que cuando habían entrado.
Además, entre furiosa y divertida, al ver que se vendían postales con la imagen de "la mansión de Colette", las compraba todas para que no quedaran en los quioscos... y se las enviaba a sus amigos.
Fue aquí también donde escribió la que es considerada la gran obra de la Costa Azul, El nacimiento del día. En ella, la autora narra cómo una escritora de edad madura se da cuenta de que debe dejar de ir tras los hombres más jóvenes para sólo dedicarse al verdadero gran amor, que es la literatura. Eso sí, escribió el relato con alguien, mucho más joven, al lado.
Por eso se dice que Colette fue un verdadero símbolo de la Costa Azul: todo en ella era una alegre impostura, y lo único que le faltó fue escribir acerca de algún tipo de amor recíproco.
¿Le faltó amor recíproco a la selección argentina también? El turista del curioso encuentro tenía esa teoría, a la que agregó otra más: faltaron más jugadores cordobeses.