Khalil Gibrán, el poeta que se hizo popular en señaladores y pósteres, nacía hace 140 años
El libanés, autor de “El profeta”, escribió aquello de “El amor es suficiente para el amor” entre tantos versos traducidos a un centenar de lenguas
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“El amor es suficiente para el amor”, “Sus corazones saben en silencio los secretos de los días y las noches” o “Si revelas tus secretos al viento, no culpes al viento por revelarlos a los árboles” son algunas de las frases que, décadas atrás, aparecían impresas en pósteres, tarjetas y señaladores. Gibrán Khalil Gibrán (Bisharri, 1883-Nueva York, 1941), el autor de estos pensamientos, nació hace 140 años. Fue un emigrante libanés en Estados Unidos, estudiante de arte y pintor en París, escritor, pacifista y antiimperialista que, cien años atrás, publicó uno de los best sellers (y long sellers) más populares del siglo pasado: El profeta. La obra de Gibrán, escrita en árabe y en inglés, fue popularizada en la “década contracultural” por excelencia en Occidente (la de 1960), sobre todo en Estados Unidos, y luego retomada por el movimiento de la New Age. El profeta se tradujo a más de cien idiomas (el escritor, traductor y arabista sirio-libanés naturalizado argentino José Elías Guraieb lo tradujo al español en 1933).
En ese libro, Almustafá debe abandonar el pueblo de Orfalese, en el que ha esperado doce años el regreso del barco que lo lleve de regreso a su isla natal; antes de partir, los habitantes del pueblo le piden que se explaye acerca de ciertos temas (cada tema da título a un capítulo del libro). Ante las preguntas, el profeta habla del amor, el matrimonio, los hijos, el trabajo, la alegría y la tristeza (”ambas son inseparables”), el crimen y el castigo, las leyes, la libertad, la razón y la pasión, el dolor, el conocimiento, la amistad, el bien y el mal (”¿qué es el mal sino el bien torturado por su propia hambre y por su propia sed?”), el placer, la belleza, la religión y la muerte. En YouTube se puede escuchar el audiolibro de El profeta en la voz del músico y cantante Facundo Cabral.
Gibrán cursó la escuela primaria en Beirut y emigró con sus padres a Boston en 1895. Regresó al Líbano en 1898 y estudió en Beirut, donde perfeccionó su conocimiento del idioma árabe. De regreso en Boston en 1903, publicó sus primeros ensayos literarios; en 1907 conoció a la educadora estadounidense Mary Haskell, diez años mayor que él, quien sería su benefactora durante toda su vida. Ella apoyó a Gibrán para que estudiara arte en París en la Académie Julian; el pintor simbolista Pierre Marcel-Béronneau lo inspiró a crear atmósferas envolventes en sus retratos de artistas y personajes históricos. En 1912 Gibrán se instaló en la ciudad de Nueva York y se dedicó a escribir ensayos literarios y cuentos (en árabe y en inglés), y a la pintura. Colaboró en revistas y fue secretario del Comité de Ayuda Siria-Monte Líbano.
“Para vivir es necesario coraje -le escribió Gibrán a Haskell en 1920-. Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, solo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida. Esta aventura requiere una única osadía: descubrir que no se puede vivir a través de la experiencia de los otros, y estar dispuesto a entregarse. No se puede tener los ojos de uno, los oídos de otro, para saber de antemano lo que va a ocurrir; cada existencia es diferente de la otra”.
Su obra literaria y artística -como el mismo Gibrán destacó- estuvo influenciada por la Biblia (su familia era maronita), Friedrich Nietzsche, Walt Whitman y William Blake. Sus poesías, parábolas, cuentos, ensayos, cartas y aforismos combinan el lirismo sentimental, un misticismo asociado a la naturaleza y la fe cristiana, y un sentimiento patriótico. Sus libros más conocidos son El loco (1918), El profeta (1923), Arena y espuma (1926), Los dioses de la tierra (1931) y el El jardín del profeta y La voz del maestro, ambos publicados en forma póstuma.
“El profeta fue un súper best seller en la década de 1980 en la Argentina, y circulaban varias ediciones, muchas veces de traductores anónimos o no mencionados -dice a LA NACION el librero e integrante de la Cámara Argentina del Libro Ecequiel Leder Kremer-. Hoy son pocos los autores que tienen esos niveles de venta. Un aspecto destacable es que fue un autor de iniciación a la lectura; El profeta fue el primer libro que mucha gente leyó por fuera de la escuela”.
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— Somos Sapiens (@SapiensSomos) December 30, 2022
Yibrán Jalil Yibrán (1883-1931) fue un poeta, pintor, novelista y ensayista libanés; es conocido como el poeta del exilio. La ortografía de su nombre más conocida procede de la transcripción inglesa Khalil Gibran. pic.twitter.com/bFoez8u1Vc
Desde diciembre de 2016, en el Rosedal de Palermo hay un busto de Gibrán, realizado por el escultor Rudy Rahme, y donado a la ciudad por la Fundación Nínawa Daher (con el fin de concretar sueño de la abogada y periodista Nínawa Daher, que falleció en 2011 a los 31 años en un accidente de tránsito), la Fundación Maronita Mundial y la embajada del Líbano en la Argentina.
El escritor es considerado un héroe nacional en el Líbano, no solo por su literatura sino también por su postura a favor de la independencia siria del Imperio otomano. “Tened piedad de la nación que lleva vestidos que no teje ella misma, que come un pan cuyo trigo no cosecha y que bebe un vino que no mana de sus propios lagares -se lee en El jardín del profeta-. Compadeced a la nación que aclama a un fanfarrón como a un héroe, y que considera bondadoso al oropelesco y despiadado conquistador. Compadeced a la nación que desprecia las pasiones cuando duerme, pero que, al despertar, se somete a ellas”.
El pintor y poeta murió a los 48 años en abril de 1931, en Nueva York, luego de publicar Los dioses de la tierra. En agosto del mismo año su cuerpo fue trasladado a Beirut y luego enterrado en su ciudad natal, al norte del Líbano, donde está la casa museo Gibrán Khalil Gibrán.
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