Adiós a Kenzaburo Oé, el exorcista de la literatura japonesa
Un recorrido por la vida y la obra del Premio Nobel de Literatura que murió a los 88 años en Tokio
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“En la historia de la literatura japonesa moderna, los escritores más sinceros y conscientes de su misión eran aquellos ‘escritores de la posguerra’ que llegaron a la escena literaria inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, profundamente heridos por la catástrofe, pero llenos de esperanza para un renacimiento -dijo en su discurso de premiación ante la Academia Sueca el Nobel de Literatura 1994, Kenzaburo Oé, que murió el pasado 3, en Tokio, a los 88 años-. Trataron con gran empeño de compensar las atrocidades inhumanas cometidas por las fuerzas militares japonesas en los países asiáticos, así como de superar las profundas brechas que existían no solo entre los países desarrollados de Occidente y Japón, sino también entre los países de África y América Latina y Japón. Al hacerlo creían que podían buscar con cierta humildad la reconciliación con el resto del mundo. Siempre ha sido mi aspiración aferrarme al extremo de la línea de esa tradición literaria”.
Fue el segundo escritor japonés en recibir el Nobel, después de Yasunari Kawabata, que lo ganó en 1968 y a quien Oé definió como “un peregrino artístico que produjo una serie de obras maestras”; sus sensibilidades estéticas no coincidían. En 2017, el británico de origen japonés Kazuo Ishiguro, admirador de sus predecesores, obtuvo el tercer Nobel de Literatura de las letras niponas.
Oé confiaba en que su obra narrativa, impregnada de violencia y desesperanza, y también de sabiduría y humanismo, ayudaría a que escritores y lectores pudieran recuperarse “de sus propios sufrimientos y los sufrimientos de su tiempo”. Comparaba su literatura con un exorcismo.
Denunció las atrocidades llevadas a cabo por el ejército de su país en China y en Corea (por lo que recibió amenazas de muerte de militantes ultraderechistas). Abogó por el desarme nuclear y, luego del triple desastre de terremoto, tsunami y accidente nuclear en Fukushima en 2011, se manifestó públicamente en contra de la industria nuclear japonesa por su “falta de respeto por la vida humana”. Cuestionó en reiteradas ocasiones el sistema imperial japonés. “No reconozco ninguna autoridad, ningún valor, superior a la democracia”, dijo, cuando se negó a aceptar la Orden de Cultura de Japón porque era un reconocimiento otorgado por el emperador.
Si bien escribió ensayos y cuentos, se consideraba un novelista. Destacó la importancia que tuvieron sus estudios de literatura francesa con el profesor Kazuo Watanabe (traductor de François Rabelais al japonés) y un sentimiento de “hermandad” con la literatura mundial, que podía expresarse en sus obras y en actos concretos de solidaridad con pueblos, naciones y personas. Elogiado por Henry Miller, Edward Said, Yukio Mishima y el Nobel Kazuo Ishiguro, Oé es uno de los patriarcas de la literatura japonesa contemporánea. En español, la mayoría de sus libros fue publicada por Anagrama y Seix Barral.
Después de la semiautobiográfica novela corta La presa, que fue llevada al cine por Nagisha Oshima y donde Oé recrea episodios bélicos vividos en su infancia en la isla de Shikoku (la presa del título es un soldado negro capturado por los habitantes de una aldea), en 1958, a los veintitrés años, publicó su primera gran novela, Arrancad las semillas, fusilad a los niños, que narra los intentos de sobrevivir y reconstruir cierto orden social de quince adolescentes abandonados a su suerte en un reformatorio en medio de una epidemia. La novela está ambientada durante los años de la Guerra del Pacífico, cuestión que Oé abordó en sus ensayos, con una mirada muy crítica sobre Japón. Su célebre crónica Cuadernos de Hiroshima reconstruye las vidas dañadas de los sobrevivientes del bombardeo atómico.
murió Kenzaburo Oe. "Arrancad las semillas, fusilad a los niños" es uno de mis libros favoritos, una novela perfecta, un tendal de destrucción, una desolación inigualable, pero también un corazón que no deja de latir. bum, bum, bum. gloria eterna.
— martín felipe castagnet (@mobymartin) March 13, 2023
Una cuestión personal, de 1964, está protagonizada por un joven profesor de inglés apodado “Bird”, que sueña con huir de su vida mediante un viaje a África. Su esposa, mientras tanto, da a luz a un bebé con hernia cerebral; los médicos de la clínica, sin eufemismos, se refieren a la criatura como “la cosa” y “el monstruo”. “Si quiero enfrentar mi responsabilidad, solo tengo dos caminos: o le estrangulo con mis propias manos o lo acepto y lo crío -reflexiona Bird-. Lo sé desde el principio, pero no he tenido valor para aceptarlo...”.
Un año antes de la publicación de Una cuestión personal, Oé y su esposa, Itami Yukari, habían sido padres de Hikari (Luz), un bebé diagnosticado con hidrocefalia y autismo que debió ser intervenido quirúrgicamente para seguir con vida. El escritor volvería a esta delicada cuestión -por la ira, la desesperación, la aceptación y el amor que causó en él- en libros de cuentos como Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura (1966), y las novelas El grito silencioso (1967, en la que dos hermanos hacen un viaje alucinatorio a la isla natal del autor) y ¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era!, de 1983, donde a través de la comprensión de textos de William Blake un padre recrea la relación (a veces complicada) con su hijo discapacitado. Con el tiempo y gracias a los cuidados y tratamientos que recibió (y a su habilidad para reconocer e imitar el canto de los pájaros y disfrutar de Chopin y Beethoven desde los primeros años), Hikari Oé se convirtió en compositor. Su primer álbum, de 1992, recopila más de veinte piezas cortas para piano.
En Un amor especial: vivir en familia con un hijo disminuido, de 1998, el escritor cuenta su vida con Hikari. “Hace veinticinco años nació mi primogénito Hikari con una anomalía cerebral, lo cual fue un golpe para la familia, por decir lo mínimo. Y, sin embargo, como escritor, he de reconocer que el tema central de mi obra ha sido la manera en que mi familia se las ha arreglado para vivir con este hijo. De hecho, debo admitir que mis ideas sobre la sociedad y el mundo en general, se basan en la experiencia de vivir con él y en lo que he aprendido de este modo”. Además de Hikari, tuvo una hija y otro hijo varón.
Acá Kenzaburo Oé en bici con su hijo Hikari pic.twitter.com/kaZ2buswSQ
— Valeria Correa Fiz (@ValeCorreaFiz) March 13, 2023
Los libros de Oé influyeron en la crítica al “capacitismo”, discriminación social que padecen las personas con discapacidad. “Las personas con discapacidad nos han mostrado la estrechez de nuestras miras -se lee en Un amor especial-. La sociedad que las excluye es por definición débil y frágil. Si abordamos la cuestión de cómo el conjunto de la sociedad aprenderá a aceptar la vida en común con sus miembros discapacitados, todos nosotros nos hacemos más libres, lo cual sugiere una oportunidad para la creación de una nueva clase de humanidad”.
En Cartas a los años de la nostalgia, de 1997, Oé retoma la ilusión del registro autobiográfico y, a través de sus personajes, incluye reflexiones sobre las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki y la lucha por el desarme nuclear; los años de formación en la Universidad de Tokio, la repercusión por el Premio Akutagawa (por La presa); el nacimiento de Hikari, su viaje a México en 1976 y 1977, invitado por especialista en culturas orientales Óscar Montes; sus lecturas de Dante, Shakespeare, Blake, Fiodor Dostoievski y Malcolm Lowry; la difícil relación con su madre (el padre de Oé falleció cuando este tenía nueve años), el activismo ambientalista y la consagración del Nobel, en 1994.
En la ambiciosa Salto mortal (1999), Oé recrea el submundo del fanatismo religioso en la pesquisa de un profesor que regresa a Japón después de varios años y se encuentra con que uno de sus estudiantes lidera una secta que quieren provocar el fin de la humanidad mediante un desastre nuclear. La trama de la novela surgió a partir del atentado terrorista con gas sarín en Tokio, en 1995. “No canto a la violencia, la reflejo con mis artificios de escritor de la manera más realista, de un modo objetivo, como si se tratara de un documental, para que luego el lector se pregunte a qué puede conducirnos eso”, declaró Oé.
En M/T y la historia de las maravillas del bosque (2000), relata leyendas de su aldea natal en la isla de Shikoku. La bella Annabel Lee, de 2007, está protagonizada por un anciano escritor (Oé) que a partir de un encuentro fortuito con un productor cinematográfico debe reconstruir un antiguo episodio con una actriz; en la trama, Oé reúne a Edgar Allan Poe con Lolita, de Vladimir Nabokov, y a Michael Kohlhaas, de Heinrich von Kleist, con sus recuerdos de infancia. “Me queda un buen trecho antes de cumplir cien años. Seguiré escribiendo novelas si logro encontrar, más que temas, formas nuevas para hacerlo”, le dice el escritor a su hijo Hikari en las primeras páginas de La bella Annabel Lee.
La serie de novelas Renacimiento (2000), Muerte por agua (2009) y ¡Adiós, libros míos! (2012) está protagonizada por su álter ego, el veterano escritor Kogito Choko, que enfrenta distintas circunstancias, desde el suicidio de su cuñado y amigo, el director de cine Goro (Renacimiento está basada en el suicidio del cineasta Juzo Itami, cuñado de Oé) hasta la muerte de su padre y el propio pasado del escritor, signado por amistades y enemistades literarias y un amor inalterable por la lectura y los libros.
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