Kazuya Sakai, puente entre culturas
"El Zen es la conciencia cotidiana. No es otra cosa que dormir cuando se tiene sueño; comer cuando se tiene hambre". Con esa simpleza explicaba a los occidentales el célebre filósofo japonés D. T. Suzuki, a mediados del siglo pasado, conceptos centrales de la cultura oriental. Por ejemplo, la costumbre japonesa de realizar ciertas prácticas sin más utilidad que "armonizar lo consciente con lo inconsciente".
En ese encuentro entre distintas concepciones del mundo jugó un rol clave Kazuya Sakai. Artista, diseñador, locutor, crítico y editor de origen japonés, nacido en Buenos Aires, tradujo al español textos clave como la Introducción al budismo zen, de Suzuki, y obras de autores argentinos al japonés; codirigió una colección de textos orientales; trabajó en la embajada de Japón; fundó el Instituto Argentino-Japonés de Cultura y condujo programas radiales sobre cultura oriental.
"Aprendí de Asia, de Europa, de Argentina y de México; de Estados Unidos. Pero en cuanto a mi trabajo, me he impermeabilizado. Busco hacia adentro sin pensar mucho dónde estoy", dijo este hombre formado en Japón, que apenas podía hablar español al regresar a su ciudad natal. "Me habitué a la necesidad de integrar las dos partes –confesó– tratando de definir mi identidad cultural".
Esas raíces híbridas continuaron expandiéndose y dieron frutos en su obra, que cambió de manera drástica cuando se mudó a México a mediados de la década de 1960. Los colores plenos y las formas geométricas marcaron entonces un rotundo contraste con las oscuras pinturas informalistas que había exhibido con el Grupo de los Cinco, convocado por Jorge Romero Brest, en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Ya era un artista consagrado que había integrado los envíos a las bienales de San Pablo y Venecia a la hora de partir hacia el norte del continente americano. En su paso por Nueva York conoció al artista y compositor John Cage, a quien le dedicaría años más tarde una de sus series más conocidas.
La música contemporánea fue una gran fuente de inspiración en su obra, al igual que la literatura. Sus pasiones se integraron una vez más al convertirse en director artístico de la revista Plural, dirigida por Octavio Paz, y en los trabajos realizados en la década de 1980.
Algunos de estos últimos son los que exhibe ahora la galería Vasari. "Su producción tuvo tres etapas muy distintas. Cuando hicimos la retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta, en 2005, la gente no podía creer que todo fuera del mismo artista", recuerda Marina Pellegrini, codirectora de Vasari, rodeada por pinturas sobre papel japonés. Un homenaje a los orígenes multiculturales de Sakai, a casi dos décadas de su muerte.
Otras noticias de Arte y Cultura
Más leídas de Cultura
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
“Un clásico desobediente”. Gabriela Cabezón Cámara gana el Premio Fundación Medifé Filba de Novela, su cuarto reconocimiento del año
Perdido y encontrado. Después de siglos, revelan por primera vez al público un "capolavoro" de Caravaggio
El affaire Tagore. Problemas de salud, una joya de brillantes y otros condimentos de vodevil en la relación de Victoria Ocampo y el Nobel indio