Judith Mendoza-White: “En todas las épocas hubo intentos de romper con los estereotipos de género”
La autora argentina, que vive en Sídney y escribe en español y en inglés, presenta una historia donde la clase social es tan determinante como la identidad de género para el destino de los personajes
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Sigue creciendo el equipo de escritores argentinos bilingües. Junto con Héctor Bianciotti, Sylvia Molloy, Eduardo Berti, María Cecilia Barbetta y Hernán Díaz, la bragadense Judith Mendoza-White, que escribe en español y en inglés, se integra al seleccionado de autores en dos idiomas. La autora vive en Sídney con su marido y su hijo y da clases de inglés académico en la Universidad de Nueva Gales del Sur; actualmente, traduce su tercera novela, A veces la tarde miente -recientemente lanzada por Emecé- al inglés.
Ambientada en la ciudad de Buenos Aires y en un pequeño pueblo ficticio de la provincia de Buenos Aires, General Alvarado, la acción transcurre entre 1887 y 1936, y tiene como protagonistas a personajes de la aristocracia argentina (con apellidos ilustres como Álzaga, Bunge, Mitre Ocampo y Quintana) y otros de las clases trabajadoras. “La trama está atravesada por secretos, especialmente un secreto generacional que señala varios destinos -revela la autora en diálogo con LA NACION-. La novela explora una historia de amor compleja que roza tabúes y pecados, el poder de los celos y el odio”.
A lo largo de las páginas, las historias convergen de una manera sorpresiva. “Evito leer y escribir novelas donde el final se perfila o puede adivinarse desde temprano”, acota Mendoza-White, que trabaja en una tercera novela histórico-social situada en la Argentina entre las décadas de 1930 y 1960. Y en idioma inglés, en un libro de memorias familiares sobre migración, que comenzó con una entrega para la Universidad de Oxford y que fue seleccionada finalista por The Emma Press en Inglaterra en 2021, y ya tiene propuestas de publicación en ese país.
“A veces la tarde miente surgió con pantallazos de historias y escenas que se fueron acomodando como piezas de un rompecabezas, y que poco a poco fue revelando una trama -dice la autora-. Desde el principio sabía que sería una historia fuerte, que giraría en torno a temas polémicos. Uno de los temas que quería reflejar es el impacto que los ancestros que nos preceden en la historia familiar pueden ejercer en nuestro propio destino, y su influencia, consciente o no, en las decisiones y elecciones de quienes los suceden en la cadena generacional”.
Los jóvenes protagonistas femeninos y masculinos de la novela pertenecen a dos clases sociales diferentes. “Quise mostrar la forma en que, en el periodo que abarca la novela, el nivel social al que la persona pertenecía muchas veces contribuía a moldear sus destinos. En la alta aristocracia argentina de principios del siglo XX se vivía de acuerdo con mandatos sociales y familiares estrictamente señalados, e infringirlos podía implicar el repudio del grupo al que se pertenecía. Había comportamientos que respetar, códigos que obedecer, formas de hablar y actuar en cada circunstancia. En la novela hay personajes que los acatan ciegamente, en tanto que otros se exponen al escándalo y la vergüenza al romper el patrón establecido. En cuanto a los personajes de clase baja o trabajadora, tenían en esa época escasa movilidad social, y las posibilidades de progreso se veían a menudo coartadas por falta de acceso a instrucción y posibilidades de desplazamiento. Además, ambas clases sociales estaban atravesadas por mandatos de género, dado que los roles femeninos y masculinos estaban firmemente establecidos. Estos mandatos sociales, familiares y de género son claves en la novela, ya que llevan a algunos personajes a vivir en el disimulo y la mentira, y a menudo decantan en giros abruptos en la trama”.
-¿Tuviste en cuenta los logros del feminismo en los últimos años a la hora de escribir la novela?
-Los tuve en mente mientras escribía, precisamente porque la novela permite ver cuán diferente solía ser la situación de género en el país. En el periodo que abarca la trama la mujer tenía un rol mayormente ornamental, pasivo, de obediencia y dependencia total del padre o el esposo. Sin embargo, en todas las épocas hubo intentos de romper con los estereotipos, de trascender estas expectativas. En la novela hay personajes femeninos, y también masculinos, que callan y aceptan, que acatan mandatos, que no cuestionan, en tanto otros, al verse sacudidos por circunstancias que les muestran posibilidades diferentes o sus propios errores, se atreven a desafiar su clase social y las expectativas depositadas en su género. En cuanto a los logros del feminismo de los últimos años, aunque han hecho tanto para modificar patrones de pensamiento y comportamiento, considero que todavía hay personas o grupos que eligen vivir de acuerdo con expectativas familiares o sociales que no siempre reflejan su propio deseo o elección. En diálogo con los lectores, hubo quienes me dijeron que la novela los ayudó a rever ciertos aspectos personales y sociales que, salvando las épocas, con frecuencia se perpetúan en la actualidad.
-¿Los personajes y los textos citados en la novela son invención tuya o hay algunos verdaderos?
-Todos los personajes y eventos son producto de mi imaginación. Sin embargo, los textos y documentos que incluí fueron modelados en documentos reales de la época. Hice una investigación intensiva de diarios, revistas y documentos escritos del periodo, entre otros las revistas Caras y Caretas, El Hogar, el diario LA NACION, cartas personales, avisos publicitarios, anuncios de compromiso, matrimonio y defunción, etcétera, lo cual me ayudó a empaparme de la época y meterme en la piel y la mente de los personajes. Todo detalle del comportamiento social, vestimenta, visitas, fue asimismo cuidadosamente investigado.
-Los apellidos que usás en la novela para los personajes porteños son muy reconocidos.
-Aunque los personajes no tienen ninguna conexión con hechos verídicos ni alguien que haya existido, elegí los apellidos Mitre y Bunge, entre otros que aparecen en las clases sociales altas, precisamente porque al ser muy reconocidos evocan una era, y simbolizan todo un mundo y una forma de vida. Como se lee en A veces la tarde miente: “Ese grupo reducido por cuyas venas corre sangre de héroes, de apellidos ligados a batallas, a monumentos históricos, a mansiones que reverberan con ecos del viejo continente al que miran de continuo…”.
-¿Cómo te sentís como escritora argentina que vive en Sídney, da clases de inglés en una universidad local y además estudia en Oxford?
-En Sídney, además de escribir todo el tiempo, doy clases de inglés académico y escritura en la Universidad de New South Wales. Hice un posgrado en la Universidad Macquarie y ahora estoy cursando otro en la Universidad de Oxford, una maestría en escritura creativa. Visito la Argentina con frecuencia además de Inglaterra, donde viajo dos o tres veces por año a cursar en Oxford, por lo cual me encuentro insertada en tres países y culturas diferentes. Esta situación de argentina que vive, trabaja y estudia en dos países de habla inglesa me ha llevado a reflexionar y escribir ensayos sobre identidad bicultural, bilingüismo, inmigración, reconstrucción de identidad en otra cultura, y estereotipos familiares y de género en diferentes lugares del mundo. A menudo utilizo la poesía en inglés como medio de expresión y catarsis del conflicto inherente a la identidad del inmigrante, a la escisión del ser bicultural, y al “limbo” en que a menudo se insertan quienes se atreven a cambiar de lenguaje, a reconstruirse en una nueva tierra y entorno cultural. Estos poemas se publicaron en Inglaterra y Australia, países cosmopolitas donde estos temas despiertan gran interés debido a la intersección cultural y lingüística.
-¿Escribís también narrativa en inglés y tus novelas se publicaron en ese idioma?
-Mi primera tesis de posgrado versó sobre la autotraducción y la escritura bilingüe, y los desafíos que enfrenta el escritor que se atreve a reconstruir su obra en una segunda lengua. Varias de mis obras en español tienen su versión en inglés, mientras que otras han sido escritas en español o en inglés exclusivamente. En estos momentos estoy terminando la reescritura de A veces la tarde miente en inglés, con vistas a su próxima publicación. Prefiero hablar de reescritura en vez de traducción, ya que ser la autora-traductora me otorga la libertad de modificar según mi deseo o necesidad, si bien la trama es la misma. Como además de la historia que quiero contar me interesa muchísimo la forma en que está escrita y contada, en ocasiones esto me lleva a modificar frases o párrafos para obtener patrones rítmicos similares, sin afectar la fidelidad al argumento. Busco cierto ritmo o musicalidad para mis frases que no siempre puede ser reproducida en una traducción literal.
-¿Cuál es la imagen de la Argentina en Australia?
-Como en otros países, con frecuencia se asocia a la Argentina con el tango y el fútbol, y obviamente, la Copa del Mundo ha aumentado el interés, poniendo al fútbol argentino en la mira. También se la considera una cultura abierta y receptiva. Buenos Aires es famosa por su larga noche, por sus posibilidades culturales, y otros destinos turísticos como las cataratas del Iguazú y Bariloche son preferidos entre los australianos afectos a los viajes. En cuanto a aspectos menos positivos, el corralito económico de 2001, los vaivenes políticos y los altos niveles de inflación también son temas conocidos. Actualmente Australia es un destino elegido por muchos argentinos para emigrar, y es fácil advertir que el número creciente de argentinos en Sídney ha incrementado el conocimiento del país y sus características.
-¿Cuál creés que es la especificidad del género de la novela histórico-romántica y por qué solo lo cultivan mujeres?
-Supongo que este género lo cultivan mujeres porque el elemento romántico ha sido asociado a lo femenino desde tiempo inmemorial, y el interés por estos temas ha permanecido inscripto en el discurso patriarcal como exclusivo de la mujer. En cuanto a mis novelas, esta última y la anterior, Cuando pase la lluvia, si bien a menudo se las inserta en el género histórico-romántico porque incluyen historias de amor y están situadas en periodos históricos anteriores al contemporáneo, solo encajan en este género de manera parcial. De hecho, el desarrollo de mis novelas con frecuencia rompe el molde de lo histórico-romántico, ya que contiene elementos que no son propios del género: tienen finales impredecibles y con frecuencia hay ángulos de fuerte impacto y elementos que se prestan a la polémica y discusión. A veces la tarde miente es una combinación de novela histórica, romántica, epistolar y social, con elementos de suspenso y un fuerte trasfondo psicológico y social.
-¿Desde cuándo quisiste ser escritora?
-Escribo desde que aprendí a leer, y estudio y leo de continuo para ser cada día mejor en lo que es mi esencia y mi pasión. Aunque no tengo una rutina definida para escribir, dedico cada momento libre a esto. Puedo escribir donde sea y como sea, pero mi preferencia es escribir en cafés, rodeada de gente y del rumor de las conversaciones.