Juan Travnik, el fotógrafo flâneur que encuentra arte en cada esquina
Su nuevo ensayo “Materia”, que se exhibe en Fundación Larivière, se presenta mañana como libro en BAphoto; un retrato personal de rincones de una Buenos Aires silenciosa
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Una Buenos Aires silenciosa, solitaria, un poco decadente, profundamente hermosa, emerge del ensayo fotográfico de Juan Travnik, uno de los más prestigiosos representantes de esta disciplina. Después de una vida dedicada al blanco y negro, este nuevo trabajo permite ver la vigencia de un estilo en su renovación. Materia reúne 53 imágenes recientes donde oficia de flâneur, munido de una cámara pequeña. Se exhiben en una exposición en la Fundación Larivière y en el libro que se presenta mañana, a las 19, en el auditorio de Pinta BAphoto.
Travnik es miembro fundador del Consejo Argentino de Fotografía y Miembro de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes. Dirige la Licenciatura en Fotografía de la Escuela de Arte y Patrimonio de la Universidad Nacional de San Martín, y marcó una época con la dirección entre 1998 y 2015 de la Fotogalería del Teatro San Martín.
En 2022, cuando recibió el Premio Nacional a la Trayectoria, donó al Museo Nacional de Bellas Artes 75 fotografías de su serie Malvinas. Retratos y paisajes de guerra, 1994-2007. Después del aquel trabajo grande sobre ex combatientes, expuso Souvenirs, en 2009 y antes Nuevos paisajes, 2006, paisajes color rectangulares apaisados, que mostró entonces como invitado de honor en BAPhoto. “Siempre muestras con algunos intentos nuevos, pero sin tanto volumen o revisiones de parte de obra”, dice el artista. Materia es su nuevo ensayo de largo aliento después de muchos años.
“Todo el trabajo que reúne el libro surge de la inquietud de retomar los paisajes blanco y negro que yo había hecho en los 80, 90 y hasta el 2010, con la Rollei, película, trípode, copias analógicas y demás –cuenta el fotógrafo a LA NACION–. Rincones urbanos, paisajes rurales, escenas de playa. Yo quería salirme de ese espacio de confort y buscar de qué manera aggiornar la mirada, pero ser consecuente con mi forma de ver, de pensar y de sentir. Estuve dando vueltas varios años, hasta que empecé a ver que algunas cosas de color que hacía con la máquina digital empezaba a sentirlas como mías, de vuelta. En 2017, 2018, empecé a pensar el perfil de esa nueva forma de conservar y transformar mi mirada. Y decidí que quería de algún modo mantener esa cuestión de la toma directa, enraizada en esta manera tradicional de concebir la fotografía, pero a la vez, me interesaba acercarme al hecho plástico. No digo pictórico, pero el acercamiento al aspecto más visual y alejarme un poco del registro documental. Decidí conservar, para que esa línea se sostuviera, el formato cuadrado (al final viraron al rectángulo apaisado)”.
En la exposición que se puede ver en Larivière hasta enero de 2024, las fotos revelan un encanto vintage: “Me gustaba mantenerme en el formato más fotográfico, no tan influenciado por lo que a partir de los 70 es el aumento del tamaño de las fotografías. Estos tamaños chicos me entusiasmaban, y eran los que usaba en mis comienzos. Las copias de la muestra son de 27,5 x 27,5 cm. Es el tamaño para tener una foto entre las manos”, explica.
Las copias también tienen algo retro. “Son cromogénicas. Aunque las tomo con cámara digital, pasan por un proceso de revelado en un laboratorio. No están impresas a chorro de tinta, sino que son generadas por un papel fotosensible. Me interesa conservar esa idea de que la imagen surge del papel; no se imprime sobre él”.
La ciudad está vacía, quieta, y la paleta es sepia, apenas azulada. “Tengo una conexión con este personaje del flâneur, que recorre la ciudad y se sorprende ante cosas muy dispares –continúa Travnik–. Esa diversidad se detiene ante cosas tapiadas, cerradas, que me atraen. La ciudad es como una galería de arte que se sucede en capas superpuestas, con sedimentos de autores anónimos. Hay algo ahí casi milagroso, que ocurre cuando siento necesidad de sacar una foto a algo. Lo racional es antes y después, pero en el momento siento una necesidad. Quizá pasé diez veces por esa esquina, hasta que de pronto ocurre un intercambio energético y tengo que fotografiarlo”.
La muestra y el libro se llaman Material por una relación con el informalismo que notó el curador francés Alexis Fabry en las 53 fotografías tomadas entre 2019 y 2023. Por eso, entre las fotos aparecen dos obras que comparten la paleta: una de arpillera sobre madera de Noemí Di Benedetto de 1959-60 y un óleo sobre tela de Clorindo Testa de 1958. La textura, lo matérico, rige esas obras, y las fotos de Travnik comparten ese privilegio del sentido del tacto. Travnik encuentra arte destructivo callejero, anónimo: un Kenneth Kemble en cada esquina.
“La noción de la pintura como forma y organización de lo material –algo que pesa, se rompe, se descascara, etc.– será central en las fotos de este libro. Como si un pintor informalista le hubiese preparado estos escenarios, Travnik alucina con la materia de lo que fotografía”, escribe Natalia Fortuny.
“Siento que alguien vivió en esos lugares y se tuvo que ir rápidamente, y quedó todo congelado. Rastros que hablan de abandono, soledades y de tristezas. También, desidia. Reflejo de una incapacidad para manejarnos en el amor y la solidaridad, y meternos cada vez más en la destrucción, la intolerancia. Por un lado, se proclaman las inclusiones y, por otro, los espacios de poder se siguen manteniendo”.
“Yo siento por Buenos Aires y por estas cosas que fotografío un profundo amor. Y a la vez, a veces, un gran odio. Ambigüedades un tanto inexplicables. Yo soy porteño”, reconoce Travnik. Recorre barrios de casas bajas, o antiguamente industriales, como Barracas, Villa Crespo, La Boca, Villa del Parque, Coghlan, con una cámara liviana. Algunas imágenes son de Campana, donde pasó parte de la pandemia, y otras de Claromecó, donde veranea. “Me crié a una cuadra de Agronomía. Siento que cada barrio tiene algo particular”, cuenta. Aunque las persianas estén bajas y las paredes se descascaren, la nostalgia o la melancolía serán acaso cosas del espectador.
Para agendar
Su libro se presenta mañana a las 19 en el auditorio de Pinta BAPhoto, en La Rural. La muestra se exhibe en Fundación Larivière Fotografía Latinoamericana, Caboto 564, La Boca. De jueves a domingo, de 12 a 19. Entrada: $500 (bono contribución).
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