Juan Ignacio Pisano ganó el Premio de Novela Fundación Medifé-Filba
Llegó el día. Hoy a las 11, en una emisión por el canal de YouTube del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba) se dio a conocer el título de la novela ganadora de la primera edición del Premio de Novela Fundación Medifé-Filba, en la que concursaron doscientas novelas publicadas en el país durante 2019 (excepto las del sello Eterna Cadencia, propiedad del presidente del Filba, Pablo Braun). El jurado integrado por la ensayista Beatriz Sarlo, la escritora Eugenia Almeida y el escritor y crítico literario Luis Chitarroni eligió El último Falcon sobre la tierra, la primera novela de Juan Ignacio Pisano (Buenos Aires, 1981), publicada por el sello rosarino Baltasara. El ganador, doctor en Letras por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, recibirá $300.000 y una estatuilla.
Almeida habló en representación del jurado. "El proceso fue muy difícil -dijo en referencia a la búsqueda de acuerdo entre los integrantes-. Los tres partimos de mundos muy distintos, hubo mucho debate y un trabajo intenso para llegar a un territorio de consenso". Según trascendió, cada integrante del jurado tenía su propia novela favorita (que no sería la ganadora) y al parecer se impuso, finalmente, la "novela del consenso". Con su debut en el género novelesco, Pisano narra en nueve capítulos nueve días en las vidas de tres protagonistas. "Me enorgullece y me pone muy contento", dijo el autor durante la transmisión. "Es la primera novela que logro publicar, aunque me dedico a la literatura desde diferentes lugares". Además de agradecer al sello rosarino (la novela había resultado ganadora de una convocatoria de novelas inéditas, cuyo premio era la publicación), mencionó a cuatro profesores de talleres literarios: Paula Jiménez España, Pablo Ramos, Leandro Ávalos Blacha e Inés Garland.
"Tuve una relación muy estrecha con el turismo carretera desde chico -reveló el autor-. Y trabajo mucho el cruce entre literatura y rock". Pisano integra el Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre el Heavy Metal Argentino y participó de los volúmenes Se nos ve de negro vestido (2016) y Parricidas (2018). Publicó el texto "Zombi" (2018), en la antología literaria La Mano Maldita (Clara Beter, 2018). El último Falcon sobre la tierra es su primera novela. Con una historia apocalíptica que parece haber prefigurado el contexto actual, el libro de una editorial independiente rosarina, aun poco conocida por el público, ganó la tercera ronda (y la definitiva) del concurso.
"Decidimos armonizar un tema muy singular tratado realistamente por alguien que, pese a trabajarlo con apacible precocidad, lo hace también con una energía asombrosa y un tratamiento sobrio, económico y convincente -anticipó Chitarroni a la agencia Télam horas antes de la entrega del premio-. Todo un hallazgo".
Cinco novelas habían resultado finalistas a inicios de septiembre. De los diez títulos seleccionados por el prejurado (que se mantuvo en el anonimato), el jurado había dejado en carrera Las malas, de Camila Sosa Villada; ¡Felicidades!, de Juan José Becerra;El último Falcon sobre la tierra, de Juan Ignacio Pisano; Quemar el cielo, de Mariana Dimópulos y La masacre de Kruguer, de Luciano Lamberti. Dos de las novelas finalistas, la de Sosa Villada y la de Pisano, son primeras novelas y dos, la de Pisano y la de Lamberti, se ajustan a los géneros de la distopía y el terror, respectivamente. La de Dimópulos puede considerarse una novela política y la de Becerra, una comedia que se transforma en el relato de una crisis existencial.
En palabras de la directora del Filba, Amalia Sanz, el premio nació de la idea de poner en circulación lo más atractivo de lo que se había publicado en 2019 y darles a esas novelas "una segunda vida". La lista de las diez semifinalistas incluía Cometierra, de Dolores Reyes;Hasta que mueras, de Raquel Robles; Furia de invierno, de Perla Suez;De dónde viene la costumbre, de Marie Gouiric, y El hombre de cristal, de Carlos Bernatek.
Daniela Gutiérrez, gerenta general de la Fundación Medifé, destacó que la empresa de salud había decidido cocrear el premio con Fundación Filba porque se considera la salud en términos de bienestar. "Y ese concepto incluye la experiencia de la lectura y la literatura -dijo-. Este año, la pandemia nos puso ante esta experiencia de forma concreta".
Así comienza la novela ganadora
Día 1
El suelo blando, húmedo, debajo de mis rodillas. El sol asoma y golpea en la espalda. Verano: calor. Pongo las semillas una detrás de la otra, en un surco de pocos centímetros. Saco de la caja un puñado de tierra seca. Tapo el surco. La Negra mueve la cola y me mira, a resguardo debajo del sauce. Me paro. Cuesta. La rodilla, la cintura. El peso del cuerpo propio y el peso del cuerpo de los otros. Todo se junta, se amontona en estos, mis huesos. Vuelvo a arrodillarme. Vuelvo a hacer un surco con la palita, poco profundo y húmedo. Tapo, otra vez, con tierra seca. La Negra ladra: miro. Ema aparece en el jardín con el pelo revuelto, en bombacha, refregándose los ojos. Me llama. Mamá, dice. Tía, digo, tía. Dejo el taper sobre esta tierra siempre húmeda, y voy a su encuentro. La alzo, apoya su cabeza sobre mi hombro y pasa los brazos por la espalda. Pesás, nena, ya no sos chiquita. Ella responde con el sonido de una vocal, mezcla de u y a. Sí, pesás. Levanta la cabeza, me mira entre una mata de pelo, sonríe, vuelve a dejar su cachete sobre mi hombro desnudo y una gota de baba o transpiración se desliza lenta y firme. Entramos a la casa. La siento en una banqueta. Esperá ahí, le digo. Agarro una botella vacía y salgo. Voy a la bomba de agua. Lleno la botella y vuelvo a entrar. Otra vez me arrodillo: saco de la caja de provisiones, ya casi vacía después de tres días, la leche en polvo y preparo la botella entera. Le sirvo a Ema en su vaso. Guardo la leche, cierro la caja. Me levanto a pesar de todo este peso. Corto un pedazo de pan de ayer y se lo doy. Todo lo comés, le digo y ella responde con la misma vocal mutante, mezcla de u y a. Miro por la puerta abierta hacia el jardín. El sol ya pega detrás del sauce. Predispongo todo para prender un fuego en el brasero, y preparar más pan y mate cocido.