Jorge Fernández Díaz: “Milei no tiene partido ni estructura, solo el Plan Motosierra”
La escritura del autor de “El puñal” se forjó en “el laboratorio de las redacciones”; sobre eso y sobre la actualidad política, por supuesto, conversó esta tarde con José del Rio en la Feria del Libro
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En el feriado del 1º de mayo, la Feria del Libro recuperó “el color de la del año pasado”, como graficó el director general de la Fundación El Libro (FEL), Ezequiel Martínez, en diálogo con LA NACION. Alejandro Vaccaro, presidente de la FEL, también recurrió a una metáfora, al hablar de las “oleadas” de público que llegaban a La Rural en un día otoñal y soleado. “Este fin de semana estamos con números muy similares a los del año pasado, que fueron exitosos”, dijo. La marea humana avanzaba a paso lento por el túnel que conecta el Pabellón Ocre con los demás pabellones y, desde las 13, se formaban filas para asistir a distintas presentaciones de libros y charlas.
Uno de los principales actos de este lunes fue la conversación entre el periodista, escritor y académico Jorge Fernández Díaz y José del Rio, director de Contenidos de LA NACION, que tuvo lugar en la Sala José Hernández. Gran parte de la trayectoria profesional de Fernández Díaz se desarrolló en LA NACION y, como él dijo, muchos de sus libros nacieron de experiencias en el diario. La escritura del autor de El puñal se forjó en el laboratorio de las redacciones. “El periodismo puede ser muchas cosas -dijo Fernández Díaz-. Siempre que conozco a un periodista me pregunto cuál puede ser su segunda vocación; un gran periodista es más que un periodista, y por lo tanto hay siempre una segunda vocación. Hay periodistas que son abogados en potencia, otros son detectives, políticos, servidores. Para algunos de nosotros el periodismo ha sido una idea del arte, la posibilidad de que el periodismo toque el arte, aunque sea como utopía”. Dio como ejemplo el caso del escritor y articulista español Manuel Vicent. “Los diarios han sido uno de los grandes propulsores de la literatura”, dijo Fernández Díaz.
“Entré en el periodismo como cronista policial -recordó-. Y tuve esa experiencia del folletín, de la novela negra por entregas. El periódico, como dicen los españoles, fue una oportunidad de llegar a la literatura de muy diversas maneras”. Libros como Las mujeres más solas del mundo, Te amaré locamente, La hermandad del honor o el sustancioso Una historia argentina en tiempo real [publicados por Planeta] son prueba de que el autor supo aprovechar bien, y en beneficio de los lectores, esas oportunidades. “Provienen de esa necesidad de crear formatos literarios para los lectores, no solo para los que compran libros sino también para los no lectores de libros pero que leen diarios, revistas, páginas web, y que ocasionalmente compran un libro, y que pueden leer algo con vocación de estilo en un diario. Cuando se aspira a un nivel casi literario, el periodismo mejora mucho”.
Al revelar el trasfondo de algunas historias de sus colecciones de crónicas y relatos, Fernández Díaz remarcó que en el presente “la victimización está de moda”. Para el escritor, en el periodismo “la vida privada, la intimidad más cerrada, es incontable”. Y dijo que mientras escribía para LA NACION los textos incluidos en algunos de sus libros, le llegaban miles de cartas por semana. “Para contar la verdad, tenés que crear una serie de ficciones que cubran la vida privada de las personas; es una gran paradoja literaria y un cruce inestable entre periodismo y ficción”.
Dos veces mencionó a su amigo, el escritor, periodista y académico Arturo Pérez-Reverte, con quien conversará el próximo sábado, a las 19, en la Feria del Libro. “Me llamó hoy de una pizzería porteña para decirme que se había comprado un ejemplar de La hermandad del honor para releerlo por séptima vez”, dijo, y contó que la escritura de la primera novela de la “trilogía de Remil”, El puñal, había surgido luego de que el escritor español le dijera que estaba “malgastando su talento narrativo” en el periodismo.
Del Rio quiso conocer el punto de vista de Fernández Díaz sobre la actualidad política y sus personajes. “El origen de Una historia argentina en tiempo real proviene del mensaje escrito que una mujer me dio en un restaurante, en el que me decía que era un traidor. Pensé que era la carta de una lectora, y lo era”, bromeó. “Alberto Fernández me contó hace tres años en la Casa Rosada que Cristina Kirchner nunca me iba a perdonar que la hubiera llamado ‘la Pasionaria del Calafate’, porque le parecía una ridiculización de su izquierdismo, y es cierto: era la ridiculización su izquierdismo”. En ese libro, el autor relata su propia experiencia en la izquierda nacionalista y su amistad con intelectuales de izquierda como José Pablo Feinmann y Mempo Giardinelli, que se rompió por diferencias ideológicas. “En su momento, ellos eran más críticos que yo de la ‘peronización’ de la izquierda”.
Se refirió a su paso por Neuquén, donde se desempeñó como jefe de Redacción de El Diario del Neuquén. “Con los Sapag y el Movimiento Popular Neuquino pude ver lo fácil que era, desde el poder, colonizar el Estado, el empresariado, los medios de comunicación y la Justicia”, destacó. Advirtió que la Argentina, por cuestiones económicas y de “infraestructura”, se encamina a un fin de ciclo. En este sentido, coincidió con su colega Carlos Pagni al señalar que la Argentina es un país desintegrado, “con un 54 % de pobreza real, más del 40 %, hay millones de pobres y de indigentes”. “Estamos muy jodidos -sintetizó Fernández Díaz-. Todo el sistema político es un fracaso”.
Remarcó que los políticos de la oposición están en Babia. “Horacio Rodríguez Larreta carece de agallas políticas; Patricia Bullrich no tiene la suficiente densidad; los dos están haciendo un papelón absoluto, y los radicales no son competitivos”. Sobre el modelo propuesto por Javier Milei, sostuvo que era una aberración “proponer el anarcocapitalismo en un país anarquizado por el peronismo, es tirar brasas al fuego; Milei no tiene partido ni estructura, solo el ‘Plan Motosierra’”. “Es muy inquietante”, concluyó.
Los festejos por el Día de Armenia en la Feria reunieron a mucha gente, y otra presentación convocante en el feriado fue la de la novela Cómo no escribí nuestra historia (Suma de Letras), de la escritora española Elísabet Benavent. “Tengo todos sus libros”, dijo una lectora que mostró su ejemplar impreso, listo para la firma. Como ella, otras fans de la autora lamentaron el precio de los libros, que las obligaba a elegir bien en los stands con qué títulos volver a casa. Un espectáculo aparte en La Rural fue la extensa y laberíntica fila de admiradores del escritor e ilustrador francés Benjamin Lacombe, que firmó ejemplares de sus trabajos en el stand de Edelvives. Los responsables de la editorial entregaron 125 números: los primeros 25 lectores se llevaron a casa un dibujo y la firma de Lacombe; los otros cien, solo la firma. Pero como la fila superaba largamente esa cifra, el artista seguía firmando ejemplares al cierre de esta edición.