Jorge Fernández Díaz: “La novela negra describe la política argentina”
El puñal, nuevo libro del autor de Mamá, desnuda en una misma historia el lado oscuro de los políticos y la pasión cruel entre un hombre y una mujer
El puñal es el nuevo libro de Jorge Fernández Díaz. Es ficción. Un policial que se tejió en relación con dos grandes temas sobre los que el autor viene indagando: la política y el amor. El lado B de cada uno de esos focos, lo que hay detrás. Se podría decir que es un thriller sobre la narcopolítica. Pero no desde el lugar de quienes la consumen o distribuyen en sus últimas capas, sino de entre quienes llevan adelante el verdadero armado que se desarrolla en escenarios más bien ligados a las esferas del alto poder. "A mí me interesa mucho ese detrás de escena de la política. Tiene un ingrediente central para la novela que es la narcopolítica. No quería hablar de los pibes sicarios; más bien de un negocio glamoroso hecho en los grandes barrios privados de la zona metropolitana. Todas las transas con champagne y caviar, que poco tienen que ver con los carteles que estamos acostumbrados a ver", cuenta el escritor.
Fernández Díaz escribió El dilema de los próceres, Mamá, Corazones desatados, por mencionar algunos de sus libros, y es secretario de Redacción de LA NACION. El puñal (Planeta) le demandó tres años. "Me dedico mucho al periodismo y soy un escritor dominguero. Durante ese tiempo, todos los domingos escribía desde la cinco de la tarde hasta la una de la mañana. En la semana, corregía y pensaba, escribía con la cabeza. Tomaba notas." Lo armó sobre dos estructuras a las que él llama "rieles", eso sobre lo que se desliza la historia para moverse, a su decir, "para que lleve de una cosa a la otra, para que sea fluida, que haya una sorpresa tras otra, y cuando llega, que sea lo que tenía que suceder. Está llena de sorpresas. La trama está armada de manera que el lector no sienta que hice trampa".
El escritor español Arturo Pérez-Reverte estuvo cerca desde que el libro empezó a tejerse. Fue lector y consejero. En la contratapa, Pérez-Reverte dice: "Dura, negra, violenta, desencantada y apasionante novela. El puñal es tan argentina que estremece". El desafío del libro pasa por lograr un policial que cruce política y narcotráfico, desde el lugar del lenguaje del narrador, Remil, que se corre del registro que podría sostener un personaje más periférico.
Remil es un agente de inteligencia que se dedica a arreglarles los asuntos sucios a los políticos de esta novela; un ex combatiente de Malvinas con entrenamiento de comando. Trabaja en una agencia del Estado y de tanto en tanto forma parte de la custodia presidencial. Su vida cambia cuando le piden que investigue a Nuria Menéndez Lugo, una abogada española de mediana edad, sensual, poderosa, enigmática. En las páginas, el protagonista explica por qué lo llaman así: "Tengo muchos nombres, pero en el ambiente me conocen como Remil. Es un chiste de la colimba que se hizo popular en Puerto Argentino. Yo era un dragoneante cruel de la infantería. «Hijo de remil putas», me decía mi sargento mayor todas las mañanas, durante los entrenamientos. Era un elogio. Quedó Remil".
Siempre estuvo ahí
A los doce años, Fernández Díaz leía los libros de la colección Robin Hood y ahora quiso hacer una novela popular, para el lector "de a pie", como dice, para referirse al que quiere leer una buena historia. "Me acuerdo de haber estado leyendo El signo de los cuatro, y pensé: «Yo quiero hacerle esto a alguien, lo que me está haciendo este autor a mí». Ahí nací como escritor."
El primer boceto de El puñal se tejió entre sus lecturas de adolescencia. "Quería escribir la historia de un espía en la Argentina. No tenía experiencia, no sabía nada. Lo volví a intentar con otros personajes a los treinta y pico, pero tampoco funcionó: no sabía nada sobre el amor, la pasión y el lado B de la política", asegura. Visto así, hacia atrás, el libro que no fue a los 15 ni a los 35 reunió, después de una vida dedicada al periodismo, a todos esos hombres en el hombre que hace tres años arrancó a escribir esta historia. El autor partió de la idea de desnudar a la política, al amor, que son los universos donde trabaja sus textos periodísticos. "Quise desvestir los dos temas –dice Fernández Díaz–. Desvestido el amor de las canciones y las ilusiones queda la pasión bestial, turbia entre un hombre y una mujer, que además son crueles y que llevan adelante una relación sospechada de traición. Y a la política, cuando se le sacan los discursos, las propagandas, queda esta réplica gansteril del toma y daca. Y no hay género que describa mejor la política argentina que la novela negra."
Una de espías
En los "Agradecimientos" de El puñal, hay una historia dentro de la historia. Pérez-Reverte leyó en secreto los borradores. A punto de regresar a Madrid, mojó el original en la bañera de su cuarto de hotel y destrozó las páginas. No lo hizo por repugnancia, sino por miedo al plagio. Usó el procedimiento de los agentes secretos de la Guerra Fría.