Jochen Volz: “Los museos ahora son más inclusivos y permiten imaginar otras posibilidades de futuro”
El director de la Pinacoteca de San Pablo, que aloja una muestra de Marta Minujín, celebra que esté creciendo la cantidad de público en momentos de crisis política y social a nivel global
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“Hizo muchos esfuerzos por demonizar el arte como subversivo, pero la reacción fue la opuesta: la gente está hambrienta por la cultura”, dijo sobre el ex presidente Jair Bolsonaro en diálogo con la nacion Jochen Volz, director general de la Pinacoteca de San Pablo. La prestigiosa institución aloja en estos días una de las muestras más visitadas de sus casi 120 años de historia: Marta Minujín: en vivo ya atrajo a 195.000 visitantes en solo tres meses.
Claro que afectó “de manera muy directa”, según él, la decisión del gobierno brasileño anterior de cortar los subsidios a las instituciones culturales en 2021. “Fue difícil seguir con la programación y demostrar cuánta gente dependía de este sector”, recordó durante su reciente visita a Buenos Aires, en el marco del Programa Internacional de Fundación arteba, durante la cual entrevistó a Minujín en Malba con apoyo de la Embajada de Brasil en la Argentina.
¿A qué atribuye esa capacidad de resiliencia? Sobre todo, al crecimiento de la diversidad. “Las instituciones culturales se volvieron más inclusivas y sus narrativas ya no se centran en los hombres blancos sino también en otras historias que hasta ahora no habían sido contadas. Hay un mayor interés por parte de la gente que pensaba que la cultura no era para ellos”, observa. Y señala además que “en el momento que vivimos, de crisis política y social a nivel global, aumentan los visitantes a los museos porque son espacios que permiten imaginar otras posibilidades de futuro”.
Mostrar que “hay otras formas de entender el mundo” y contribuir a generar conciencia sobre el hecho de que “estamos conectados entre nosotros y con otras formas de vida” ha sido una de las prioridades de su trabajo en algunas de las instituciones artísticas más importantes del planeta. Entre otros puestos muy codiciados, Volz ocupó el de curador del Pabellón de Brasil en la Bienal de Venecia (2017), de la Bienal de San Pablo (2016) y de Portikus, en Frankfurt (2001-2004), además de jefe de Programas en las Serpentine Galleries de Londres (2012-2015) y director artístico del Instituto Inhotim (2005-2012).
Fue por amor a la artista brasileña Rivane Neuenschwander que se radicó en San Pablo en 2004, pero se apasionó también por el talento creativo de la región. “Me interesa la conexión especial que hay en América Latina entre arte y sociedad, entre arte y vida –explica–. Supieron convertir objetos cotidianos en arte muy hermoso, y materializar ideas conceptuales con pocos recursos. También está muy presente la búsqueda de una dimensión espiritual”.
Varios argentinos se cuentan en su lista de creadores admirados, con los que trabajó en diversos proyectos. Como Adrián Villar Rojas, Amalia Pica, Eduardo Navarro y el “supervisionario” Tomás Saraceno, a quien conoce desde 2001. Al crear “crea sistemas que redefinen la forma en que nos conectamos, y cómo se procesa la información”, opina, “anticipó discusiones que tuvieron lugar diez o quince años después”. Cada uno a su manera, agrega, los cuatro coinciden en “buscar otra dimensión no centrada en los seres humanos”.