Joaquina Testa, la hija de Clorindo: “A papá no le importaba la posteridad, vivía en el presente”
Una vida entre planos y los nuevos proyectos que recuperan el legado de su padre, en el marco del programa Microcentro Cuenta
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“Papá no dejó ningún testamento indicando cómo conservar su obra”, dijo a LA NACION Joaquina Testa, hija del renombrado referente del brutalismo. “No le importaba la posteridad; vivía en el presente. Nuestra misión desde la Fundación Clorindo Testa es preservar y promover su obra, pero también dar a conocer su persona”. A 100 años del nacimiento del arquitecto, su hija guio una visita por la exposición Estoy vivo en la torre de Puerto Madero del Banco Macro, en ocasión de Microcentro Cuenta, un programa que, de ahora en más, tendrá carácter extensivo y continuo.
Joaquina siempre supo que su papá era extraordinario. “Crecí viendo cómo lo frenaban en la calle para decirle cuánto lo admiraban. En general, eran estudiantes o jóvenes que estaban empezando en la profesión. Recuerdo que a pedido de una docente, dio una charla en mi colegio sobre arquitectura griega y romana. Eso, por un lado, me daba vergüenza porque llamaba la atención y yo soy de muy bajo perfil. Pero, por otro lado, era un orgullo que lo invitaran a mi papá a darnos una clase”, cuenta en diálogo con LA NACION.
Clorindo le rehuía a la idea del artista torturado. “De lunes a viernes se enfocaba en los proyectos de arquitectura -cuenta su hija-. Iba al estudio de 9:30 a 13 y de 15 a 18. Los sábados pintaba a la mañana. Era muy metódico. Él decía que pensaba todo antes de ponerlo en el papel. En casa todas las noches se sentaba en el sillón del living a tomar un whisky con hielo. Pensaba mucho. Después de media hora seguía ahí, en la misma posición y de repente consultaba un libro. Era muy estructurado en cuanto a la rutina y dentro de esa estructura era muy libre, como lo demuestra su trazo”.
Joaquina estudió escenografía y arquitectura antes de encontrar su vocación en la docencia, la profesión que sigue ejerciendo hasta el día de hoy. Esa fascinación por la comunicación tomó un nuevo impulso cuando comenzó a difundir el legado paterno. En 2014 junto a su madre, Teresa Bortagaray de Testa, decidió abrir la fundación para preservar la obra de Clorindo. En 2018 recuperaron lo que fue el estudio de arquitectura y taller que hoy está abierto al público. El recorrido comprende el escritorio y taller de producción plástica de Testa y tres salas temáticas que exploran diversos aspectos de su figura: el humanista-coleccionista, el artista y el arquitecto. “Era muy curioso, le interesaba todo lo vinculado a las personas”, recuerda Joaquina.
Para facilitar la investigación sobre la obra plástica y arquitectónica de Testa, la fundación está llevando a cabo la catalogación y digitalización del archivo documental. Además, junto a Ezequiel Hilbert, Joaquina está realizando un documental sobre la vida y obra de su padre. “Llegamos el miércoles de Italia”, cuenta. “Filmamos los lugares de donde venía mi padre: Roma, Nápoles y Cerdeña. Mi abuelo era italiano y mi abuela argentina. Vivían acá, pero viajaron a Nápoles durante el embarazo para que Clorindo naciera en esa tierra. Estuvimos con parientes míos. Fue un viaje emocionante”.
El título de la exposición, Estoy vivo. Arquitectos del pasado, del presente y del futuro fue tomado de una serie en la que el artista repetía una y otra vez “estoy vivo”. También escribía “estoy muerto”, “estoy llorando” y “estoy riendo”. “Era una persona muy auténtica”, sigue Joaquina. “Recibir el afecto de la gente que lo conoció es muy emocionante. Me hace feliz pensar, por un lado, que papá podía generar esos sentimientos y, por otro lado, seguir encontrando gente que los transmite. Durante estos años ordenando su obra lo que más me llamó la atención fue su modestia. Abrimos un armario lleno de premios y distinciones. Me sorprendió la cantidad de reconocimientos de los que jamás hizo alarde. Si viviera creo que no tendría Instagram”.
Durante la presentación de la segunda fase del programa Microcentro Cuenta, su director, Javier Grosman, hizo notar cómo el proyecto inicial -dedicado a recuperar una zona de la ciudad que de un día para otro quedó vacía en la pospandemia- fue transformándose. “Cuando lo lanzamos -dijo- pensamos que sería una serie de eventos de dos ediciones anuales de diez días. Pero la primera nos demostró que había mucho interés tanto de los artistas como del público. La transformación del microcentro es un proceso de gentrificación al que a hay que sacarle el sesgo negativo. No podemos dejarlo librado todo al emprendedurismo inmobiliario”. La propuesta de Microcentro Cuenta, impulsada por el área de Cultura del gobierno porteño, cruza lo urbano con el arte y la tecnología. Las actividades son gratuitas y se pueden conocer a través de su página web.
Para agendar
La exhibición Clorindo Testa – Estoy vivo. Arquitectos del pasado, del presente y del futuro se puede visitar de lunes a viernes, de 10 a 18, en la Torre Macro (Av. Eduardo Madero 1172). El ingreso es libre y gratuito y estará abierta hasta el 10 de noviembre.
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