J. K. Rowling: lejos de la magia, vuelve con una de detectives
La autora de Harry Potter quiere ser la sucesora de Agatha Christie
Ni capa ni varita. La portentosa J. K. Rowling vuelve empuñando una lupa. En realidad, el que lo hace es Robert Galbraith, álter ego masculino y singular con el que la autora de Harry Potter escribe novelas detectivescas. Se sabe, no es la primera vez que lo hace: El gusano de seda (Salamandra), que saldrá a la venta el próximo jueves aquí -y un día antes en España- es la segunda incursión de ella en el género.
Y su máscara funciona como la confirmación de que su legión de fans, que entre lágrimas y a fuerza de apariciones en la Web aún mantiene la esperanza del retorno del mago a Hogwarts, sabe perfectamente quién está detrás de esta saga.
Por eso mismo deben seguirla, en pos del éxito, aunque lo fantástico haya desaparecido como por arte de magia para darle lugar al misterio.
Lo que hasta aquí se mantiene custodiado es el caso que la pareja formada por el ex combatiente en Afganistán Cormoran Strike y su secretaria, la encantadora Robin Ellacott, tendrá que resolver en las más de quinientas páginas que prometen iguales dosis de crimen y suspenso. Muchas horas de lectura para una novela al estilo de Agatha Christie.
Que Strike no sea un detective como tantos (héroe de guerra, le falta una pierna y es hijo de un famoso rockero que le legó unos cuantos dolores de cabeza) y Ellacot, una versión femenina de Watson en clave contemporánea, es el atractivo número uno de la fórmula Galbraith, un autor/a que ama el género. Retrata a los sospechosos, despunta el arte del interrogatorio y despliega las piezas del rompecabezas dejando todo a la vista.
En El gusano de seda, el caso que ocupa a los protagonistas es la desaparición de Owen Quine, un escritor obsesionado con personajes hermafroditas y mujeres monstruosas, cuyo cadáver aparece íntimamente relacionado con un manuscrito inédito. Con esto, Galbraith-Rowling no disimula su intención de abrirle al lector una ventana al ambiente literario de Londres y su complejo enjambre de actores: editores, agentes literarios, empresarios, escritores. Igualmente, la metáfora detrás del título del libro alude a la transformación que implica el proceso creativo.
Publicada ya en inglés, la crítica le adjudica al/la autor/a cierto afán por revitalizar los clásicos de misterio y en todo caso se lo/a emparenta con "la Dama del Crimen". "Es un soplo de aire fresco para el género: mezcla de hard-boiled con sátira, por momentos resulta conmovedor y romántico", escribió The Wall Street Journal. A propósito de aquel ineludible referente, Agatha Christie, vale la pena anotar que este mes Espasa publicó Los crímenes del monograma, un nuevo caso de Hércules Poirot, el personaje que en 33 novelas, dos obras de teatro y más de 50 historias protagonizó las creaciones de la escritora de policiales más famosa del mundo. El acontecimiento es muy significativo: por primera vez, sus albaceas aprobaron la resurrección del detective Poirot para una nueva historia en manos de otra autora: Sophie Hannah.
A la sombra del mago
La heptalogía fantástica de Rowling -que batió récords de venta en el mundo, marcó el millón de ejemplares vendidos en la Argentina y se tradujo hasta al latín y el griego antiguo- también tendrá otra cara. A partir de mayo, con el primer tomo de la serie, Harry Potter y la piedra filosofal, se reeditará completa la historia sobre el aprendiz de mago. Así, autora y obra juegan este año el mismo juego: el de mirarse al espejo.
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