Iván Petrella: "Me interesa la cultura como fomento de las discusiones difíciles"
El secretario más político de Cultura organiza un encuentro para pensar el futuro; democracia, ciencia y tecnología, en debate
El equipo Cultura Nación se puso la camiseta de las ideas. Mientras al costado de la cancha Pablo Avelluto ya entra en calor para salir a "sanar la grieta" sobre el terreno que dejen las elecciones de octubre -una tarea que se encauza generando lo que llaman "desacuerdos productivos"-, su ministerio prepara para esta semana unas jornadas con invitados internacionales que proponen reflexionar juntos (especialistas, políticos, ciudadanos) sobre el futuro. "Ideas" se llama el encuentro que, de viernes a domingo, en el Centro Cultural de la Ciencia, traerá al país a trece referentes internacionales en tres ejes: democracia y ciudadanía, memoria y futuro, ciencia y tecnología. Estarán, entre otros, el crítico cultural David Rieff, el escritor Sergio Ramírez, la artista Tania Bruguera, el editor en jefe de la revista satírica Charlie Hebdo y hasta Azar Nafisi, una mujer que se reveló contra el velo en Irán y encontró un lugar de relevancia en la literatura.
Política y cultura se entrelazan en el programa de estas jornadas tanto como en la conversación que Iván Petrella mantiene con LA NACION en su oficina de la sede de Alvear. Es, probablemente, el más político de este equipo. Con dones de diplomático, mezcla de ministro del Interior y canciller, es el secretario de Integración Federal y Cooperación Internacional del organigrama que encabeza Avelluto. Además, desde hace un mes, cuando renunció Enrique Avogadro -segundo de la cartera-, tomó las riendas de la Secretaría de Creatividad. Y aunque no fue del todo clara la decisión en un principio, ahora se sabe que en días más esa responsabilidad recaerá en Andrés Gribnicow.
"Es la mejor manera de mantener íntegra la estructura que tenemos -observa Petrella, descartando los rumores de reducción de equipos, programas y presupuesto-. Andrés asegura la continuidad porque conoce el trabajo que se venía haciendo, y los organismos descentralizados [el Fondo Nacional de las Artes, el Instituto Nacional del Teatro, el Cervantes, la Conabip, otros] pasarán a depender de la unidad ministro; si no, es abarcar muchísimo."
-¿Cuánto de todos estos cambios tienen que ver con el escenario electoral?
-¿Con el escenario político de octubre? Nada.
-El ministro Avelluto estaría enfocado en "sanar la grieta", ¿es un rol que tomaría el ministerio?
-El Ministerio de Cultura tiene muchas funciones. Entre las más tradicionales está el cuidado y la promoción del patrimonio material e inmaterial, la cultura como herramienta de desarrollo o inclusión social y como desarrollo económico. Pero también hay otro aspecto que tanto a Pablo como a mí nos interesa mucho (y tiene que ver con el evento "Ideas" de esta semana), que entiende la cultura como el fomento de esas discusiones que son difíciles. Es decir: cuáles son las conversaciones, los debates, las conductas que uno necesita y busca para generar una sociedad más abierta, más vibrante, más democrática. Esa es una parte muy importante para nosotros del Ministerio de Cultura.
-Un Ministerio de Cultura donde el pensamiento sea protagonista...
-El pensamiento siempre es protagonista. Las ideas y las discusiones son un eje central. Para llevarlo al evento "Ideas", para mí hay que enmarcarlo como un hecho cultural por los invitados que vienen, pero la verdad es que también lo veo como un hecho político. El gobierno anterior traía intelectuales para avalar sus posturas, nosotros al revés: convocamos una variedad de personas con una variedad de opiniones, muchos que ni siquiera entre ellos están de acuerdo, que incluso han tenido polémicas muy fuertes. No nos interesa que vengan a legitimizar políticas públicas, nos interesa la discusión que generan. El debate a veces es complicado.
-Entonces no es una "fosterización" del ministerio...
-Nada más lejos, porque nos interesa la circulación de ideas, y eso lo vemos como un hecho político. Muchas veces se preguntan cuál es la ideología del Gobierno y para nosotros, la ideología es mucho más la conversación y el diálogo que una postura u otra. Generar esos espacios de intercambio en un mundo que se está cerrando por distintos fanatismos y por el auge de la derecha xenófoba en algunas partes de Europa, en un mundo que está levantando paredes, es hacer un evento donde traés personas que opinan cosas muy distintas sobre cuestiones muy complicadas.
-Igualmente, esta gente no debatirá, sino que sus opiniones se cruzarán en la reflexión del público que los escuche.
-Habrá un cruce, el sábado, a última hora; una conversación entre Gérard Biard de Charlie Hebdo y Tariq Ramadan, presidente de la International Union of Muslim Scholars, dos personas que piensan de manera diametralmente opuesta en cosas muy básicas.
-¿La idea es hablar de polarización, más allá de la grieta argentina?
-Tenemos que aprender a escucharnos, a no tener miedo del que piensa distinto, y en un ámbito de conversación a veces crispada tratar de llegar a acuerdos básicos. Es una postura cultural, pero también es una postura política que toma este gobierno. Azar Nafisi, por ejemplo, viene haciendo contribuciones enormes en lo que llama "imaginación democrática", y escribe cosas que tienen mucho que ver con la Argentina, sobre empatía y democracia: en un país dividido ella tiene mucho para dar. O el caso de Luciano Floridi, capo mundial en ética de la información, único filósofo en el consejo asesor de Google cuando trataban el tema del derecho a ser olvidado; él ha hecho contribuciones enormes a nivel global y en un país como la Argentina (sede de Google de América latina y uno de los país de la región más conectada), lo que él describe de un ser humano en la revolución informática tiene mucho que ver con nuestra realidad. Buscamos personas a la vanguardia de la discusión global de una temática que puedan mostrar una conexión local en la experiencia diaria que tiene cada uno de nosotros.
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