Itinerario íntimo de Buenos Aires
Casi una misión imposible: fotografiar en clave íntima el paisaje urbano de la capital porteña; es decir sus calles, parques, monumentos y algunos de los edificios públicos y privados más conocidos. El fotógrafo argentino Ricardo Labougle lo logró en Buenos Aires. Una mirada íntima (Ediciones Larivière), que también cuenta con textos suyos. Tal como dice en la página inicial, varias circunstancias lo ayudaron, además de treinta años de profesión. En plena juventud, en 1989, emigró a Europa donde reside actualmente, pero vuelve al país todos los años. Eso le permite seguir en contacto con su tierra natal y, al mismo tiempo, mantener cierta distancia no sólo física, sino espiritual con la realidad local. Hay en él algo muy argentino y, a la vez, la visión de un expatriado. Hoy, es uno de los mejores especialistas en registrar los interiores de todo tipo de viviendas: desde casas populares, hasta palacios, hôtels particuliers de España, Francia e Italia, talleres de artistas, y mansiones burguesas. Colabora con las más importantes revistas internacionales de decoración, arquitectura y residencias de celebridades World of Interiors, Architectural Digest, Vogue, Vanity Fair; y publicó, entre otros títulos, Living in Argentina y Las casas de Cayetana, duquesa de Alba.
En el Buenos Aires íntimo que exploró, hay algunas primicias; por ejemplo, los interiores del imponente Círculo de Armas, en la avenida Corrientes 671. La mayoría de los peatones que pasan frente a su entrada ignoran que es el club más exclusivo de la Argentina, fundado en 1911. La decoración se encargó a Hampton & Sons, de Londres. Por primera vez, hace más de tres años, la institución permitió a Labougle que los salones de lectura, de juego, el restaurante y el living, con su hogar enmarcado por grandes columnas salomónicas, fueran fotografiados, y autorizó la publicación de esas imágenes, así como de las tomadas en el sector reservado para el vestuario y la práctica de squash y gimnasia.
Labougle siempre estuvo interesado en el arte. Por eso, los museos y las casas de artistas son uno de los aspectos favoritos de “su” Buenos Aires, entre ellos, las casas-museo de Xul Solar --en la calle Laprida, de Buenos Aires; y sobre el río Luján--; la de Quinquela Martín, con su parte privada y la colección de esculturas en la terraza; la del escritor Ricardo Rojas, la de las fundaciones García Uriburu; y Forner Bigatti, donde se encuentran obras monumentales de Alfredo Bigatti. El fotógrafo tuvo acceso en El Tigre a “Bengala”, la propiedad de Carlos Páez Vilaró inspirada en Casapueblo, de Punta del Este., con sus cúpulas punzantes y su blanco laberinto.
Casi todos los porteños y los extranjeros se asombran ante las fachadas del Palacio de las Aguas Corrientes, en la avenida Córdoba, con sus 130.000 ladrillos esmaltados y las 170.000 piezas de terracota, todo traído de Inglaterra y los Países Bajos. Labougle no se limitó a lo llamativo, quiso mostrar interiores jamás vistos: los de los tanques. Se metió dentro de ellos para hacerlo; además convirtió las maquinarias en esculturas contemporáneas por medio de la luz y el enfoque. Su cámara nos descubre; por otro lado, el Teatro Colón como un mundo surrealista, donde las ropas y las escenografías se acoplan en depósitos y bambalinas para crear seres bellos y desconcertantes. Las más de 300 páginas del volumen celebran la coincidencia en un mismo libro de la cancha de Huracán, las casas de Victoria Ocampo; y la desnudez espacial exquisita del departamento de Claudio Segovia en el Kavanagh. Dejo para el final “la curva aristocrática” de la calle Arroyo, como describió Eduardo Mallea a esa cuadra porteña entre Esmeralda y Suipacha.