Israel no abrirá las puertas de su pabellón en la Bienal de Venecia hasta que no liberen a los rehenes de Gaza
Ruth Patir, la artista que representa a Israel, se niega a exponer sin un “alto el fuego”; la alarma se enciende en el tiempo de descuento para la inauguración oficial del mayor encuentro de arte del mundo, que será el sábado
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VENECIA.- Una mañana de sol radiante se oscureció de pronto con nubes negras, tormenta, lluvia y una corta pero intensa granizada. Como si el tiempo hubiera acompañado el clima desatado por la decisión de Israel de no abrir el pabellón nacional hasta que no se llegue a un acuerdo para la liberación de los rehenes de Gaza y se anuncie un alto el fuego. Mala señal para el debut de esta Biennale 60, que comenzó con un toque de alarma hecho público con la velocidad del rayo. Están en Venecia periodistas, críticos y editores de todo el mundo y los artistas tienen su propio lobby. No abrirá sus puertas, presión silenciosa a un día de la rueda de prensa y a cuatro de la inauguración oficial, que será el sábado, con la entrega de los Leones ganadores a los artistas y los pabellones. Un reclamo y una posición que estaba cantada de antemano, cuando en febrero último más de 9000 artistas firmaron un petitorio a las autoridades de la Bienal, para que el pabellón de Israel quedara fuera de esta edición.
Intereses y juegos de poder de los que el arte no es ajeno fueron moviendo las fichas en este ajedrez de jugadas tan riesgosas como inesperadas. Cambió el ánimo, corrió el calendario y llegaron hasta hoy, cuando todavía suena el eco de los misiles lanzados por Irán el último sábado, neutralizados por el poderoso escudo antimisiles israelí. Desde entonces, y hasta este momento, los gobiernos y la prensa internacional especulan acerca del timing de la represalia; cuándo y cómo Benjamin Netanyahu responderá a la agresión.
La bellísima Venecia es un laberinto en el que, como decía el Corto Maltés, es más fácil perderse que encontrarse. En este escenario, marco glorioso y decadente, con De Kooning a la cabeza, no hay manifestación posible ni visible, salvo en la Plaza de San Marcos, ocupada ahora por las once esculturas de Manolo Valdés, que son otra parte del problema. ¿Cómo le permitieron al artista valenciano ocupar un espacio público central y ser el fondo para la foto de una de las ciudades más bellas del mundo?
Mientras tanto, se prepara la rueda de prensa de mañana: están en Venecia las voces cantantes de todos los diarios del planeta, por interés propio, cubriendo los envíos nacionales, pero también porque esta es la cumbre del arte, lo sigue siendo a pesar de que hay miles de bienales en el mundo, la madre de todas las bienales. Un paraíso intocable que es ahora una amenaza latente.
La historia detrás de la edición número sesenta
Umberto de Saboya creó la bienal en 1895 para atraer turistas en el verano boreal, cuando sopla el Siroco y sube la temperatura, bastante más de lo soportable. La cuestión política no estaba en la mira del Saboya reinante, y, sin embargo, en este momento divide a los artistas, a los críticos y a los magnates reunidos por cuatro días, en la que puede ser la mayor concentración de riqueza del mundo, para ver arte contemporáneo. Le toca a Adriano Pedrosa, brasileño y primer latinoamericano al mando, fijar una posición y evitar males mayores. Los mejor informados piensan que detrás de las expresiones de artistas y curadores israelitas se esconde, también, una cuota de temor por posibles agresiones. Hasta se filtró en una conversación privada la posibilidad de atentados contra el propio pabellón. El ministro de Cultura italiano Gennaro Sangiuliano fue claro al respecto: “Israel tiene que estar en la Biennale”, y calificar de “vergonzoso” el boicot urdido por los artistas y curadores. No es Netanyahu, precisamente, un presidente popular. Más bien todo lo contrario.
La violencia se ha colado en el escenario bucólico? Por qué no? Es parte del mundo que vivimos y no hay barrera que lo separe. “Ojalá se derrumben las puertas”, casi parece profético el nombre de la obra de Luciana Lamothe, que representa a la Argentina en esta 60 edición. Pedrosa, bajo el lema “Stranieri ovunque”, quiso sentar las bases de una Bienal de todos y para todos. Pero... hay una guerra latente y una amenaza inminente. Ruth Patir, la artista elegida para representar a Israel en la Bienal, lleva la voz cantante: “No se abrirán las puertas hasta que no haya acuerdo de cese el fuego y se liberen los rehenes de la franja de Gaza. Odio hacerlo, pero no me queda otra salida”, dijo en declaraciones al Gazzetino, el periódico local. “No me gusta el boicot cultural, pero exigimos al gobierno medidas correctas para la liberación de los rehenes”.
En los alrededores del pabellón reina un silencio absoluto, rigurosamente vigilado. El pabellón fue construido en 1952 y la instalación de Ruth Patir se llama Motherland. Este capítulo no estaba escrito.
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