Isidoro Blaisten, una voz lúcida que creía en la palabra
El autor de "Dublín al Sur" era un brillante narrador
A los 71 años falleció anoche, víctima de una afección pulmonar, el escritor Isidoro Blaisten, una de las figuras más lúcidas y prestigiosas de las letras argentinas.
Cultivaba con maestría el género del cuento, en el que se destacaba por el tratamiento del lenguaje y su brillante creatividad. Tenía el oficio de narrar la realidad, muchas veces con buen humor, siempre con profundidad.
Hombre de extrema sensibilidad, modesto y afable, veía el mundo con los ojos de la poesía. No ocultaba su melancolía cuando le tocaba reflexionar sobre la realidad del país. Hace dos semanas, su palabra reflexiva y lúcida, había prestigiado en LA NACION la serie de "Los intelectuales y el país".
Frecuente colaborador de este diario, acababa de publicar su primera novela "Voces en la noche".
Su compromiso con el pensamiento y la libertad de expresión lo llevó a vivir situaciones ingratas. Fiel a sus convicciones, no lo atemorizaban las amenazas que recibió por su origen judío.
Nacido en 1933, en Concordia, se radicó en Buenos Aires y pronto asumió los rasgos de un porteño incorregible. Comenzó su actividad literaria en la revista Siglo XX, con Juan Caros Portantiero y Héctor Julio Rodríguez Tomé. Frecuentó la publicidad y el periodismo -escribía una columna en el diario Democracia- y trabajó de fotógrafo de niños.
En 1965 publicó su primer libro de poemas, "Sucedió en la lluvia", premiado por el Fondo Nacional de las Artes, que hace cuatro años volvió a distinguirlo por su trayectoria.
Sus textos publicados en la revista literaria El Escarabajo de Oro fueron su bautismo de fuego en el género de cuentos. En un hecho poco frecuente, en 1968 logró los tres primeros premios del concurso latinoamericano de cuentos organizado por la publicación.
Sus cuentos en forma de libro llegaron con "La felicidad" (1969), al que siguieron "La salvación" (1972) y "El mago" (1974), donde combinaba cuentos breves con textos de humor. Por esta obra recibió el Premio Municipal de Narrativa.
Amante de la literatura, trabajaba en una librería de San Juan y Boedo, punto de reunión de muchos escritores. En 1980 escribió "Dublín al Sur", una de sus obras cumbre. Por esta antología de cuentos, publicada por El Cid Editor, recibió el tercer Premio Nacional de Literatura.
En 1982 publicó "Cerrado por melancolía", donde reflexionaba: "A lo mejor escribir no sea más que una de las formas de organizar la locura". En 1982 reunió toda su obra narrativa en "Cuentos anteriores" y en 1983 sorprendió a los lectores con "Anticonferencias", donde con humor y lirismo proponía crear un género literario nuevo, entre el ensayo y la narrativa. La crítica y los lectores también disfrutaron de "Carroza y reina" (1986), por el que recibió el Premio Municipal de Literatura, y "Al acecho" (1995).
Su calidad literaria y su capacidad para la reflexión fueron reconocidas por autores de prestigio internacional, como el novelista chileno José Donoso, quien lo definió como uno de los más importantes narradores argentinos de su tiempo.
Era miembro de número de la Academia Argentina de Letras. Sus obras fueron traducidas al alemán, al inglés y al francés. Entre otros reconocimientos, obtuvo la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Al cierre de esta edición, no se habían informado los datos del sepelio.
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