Irrupción artística, reflexión crítica y archivo en exposición: Proyecto Filoctetes, de la calle al museo
A 20 años de la crisis de 2001, el registro de aquella intervención con muñecos de humanos que Emilio García Wehbi había hecho en Buenos Aires cobra otro sentido: “En nuestro país la repetición de los hechos no es una farsa, sino una tragedia recurrente”
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Las efemérides pueden ser momentos para dar rienda suelta a la nostalgia, pero también para generar -utilizando el calendario como una mera excusa, una razón socialmente legitimada- reflexiones en torno a un pasado que por alguna razón no cesa. Argentina se encuentra por estos días conmemorando el vigésimo aniversario de ese momento de nuestra historia que formateó a un pueblo para siempre: la crisis del 2001. Claro punto de inflexión, lo es precisamente porque tiene el poder de condensar un largo período que condujo inexorablemente a esa tragedia, pero que no acabó con la renuncia de un presidente o la sucesión de cinco en una semana.
Emilio García Wehbi colaboró con dimensionar la complejidad histórica a través de Proyecto Filoctetes: Lemnos en Buenos Aires, que además de en esta ciudad tuvo versiones en Viena, Berlín y Cracovia, y que excedió la esfera meramente artística. ¿En qué consistió? El 15 de noviembre de 2002 la ciudad de Buenos Aires despertó “inundada” de muñecos hiperrealistas que “actuaban” de homeless. Un grupo de artistas comprometidos con la crítica social y económica al neoliberalismo los colocaron en puntos estratégicos de la ciudad para que interrumpieran el naturalizado tránsito. Los muñecos, a diferencia de los cuerpos reales a los que representaban, no estaban al margen, corridos a la periferia; muy por el contrario irrumpían en escaleras de ingresos a subtes, atravesados en veredas o arrojados a los cordones.
Como en aquella isla griega, Lemnos, adonde los parias eran arrojados, las grandes urbes neoliberales se habían convertido, a juzgar por el artista responsable, en espacios en los que esos restos del sistema, esos cuerpos excluidos y olvidados, simplemente se ubicaban en la invisibilidad social. Convivíamos con ellos -convivimos con ellos- desarrollando el extraño talento de no verlos. García Wehbi, sobre esto, reflexiona: “Comencé a pensar y diseñar Proyecto Filoctetes en medio de la crisis socioeconómica de diciembre de 2001 como una aproximación artística a una problemática que nos atravesaba: la evidencia de la pobreza y la exclusión social manifestada en los habitantes de calle que sobrevivían indignamente en el paisaje urbano de la ciudad de Buenos Aires. En ese momento pensé que la nación había alcanzado el nivel más alto de pobreza y desigualdad posible. Hoy, a veinte años de aquel momento y de la creación de dicha experiencia artística, el índice de pobreza de nuestra sociedad es mayor aún. En nuestro país la repetición de los hechos no es una farsa, sino una tragedia recurrente”.
Proyecto Filoctetes fue una acción artística específica, pero fundamentalmente fue un registro social, una excusa para pensarnos y conocernos más allá de las habituales máscaras con las que nos mostramos progresistas y comprometidos. Las historias que surgieron gracias a esos 15 muñecos fueron registradas por cámaras y relatos de diversos tipos que dejaron ver la relación que los cuerpos integrados del sistema tenían con todos aquellos restos que como tales eran también el resultado de un exceso.
Con todos esos materiales, los producidos in situ y los que se fueron generando con el correr de los días, meses y años, la actriz, directora y performer Maricel Alvarez se abocó -gracias a la colaboración de la Fundación Medifé- a la compleja tarea de generar un archivo. Decidió optimizar el tiempo de la cuarentena, aquel con viajes, estrenos y clases canceladas, para una tarea largamente soñada. Al verse paralizada por la disposición del aislamiento social y la prohibición de toda práctica escénica, decidió poner su energía y su talento al servicio del armado de un archivo, de enorme valor tanto para la historia de las artes escénicas argentinas como para la propia historia social y económica de nuestro territorio. Ella estaba aislada en una casa -la que comparte junto a su pareja, García Wehbi- en la que se acumulaban fotos, videos, objetos varios y documentos de todo tipo sobre una de las acciones artísticas que, como el tiempo al que refiere, también supo volverse un hito. Seguramente, y de forma lamentable, porque esas imágenes que hoy vemos exhibidas en el Centro Cultural Kirchner no son el retrato de un tiempo pasado, sino que podrían ser sacadas de su contexto originario y trágicamente hablarle a un presente que, a juzgar por su permanente repetición, parece no haber aprendido de aquella crisis sus más humanas lecciones.
Para agendar
Archivo Filoctetes: Documentos de una intervención, puede visitarse de miércoles a domingos, de 14 a 20, hasta el 6 de marzo, en el CCK. Más info en archivofiloctetes.com.ar
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