Ironía y realismo
El romanticismo alemán es una denominación amplia que a veces se ajusta a algunos de los escritores y artistas que situamos en ese marco, pero en realidad habría que hablar en plural: hay diversos romanticismos, muchas veces contradictorios. Heinrich von Kleist (1777-1811) tiene en principio todas las características del romántico alemán: vida apasionada, mundos en los que la realidad y el sueño se entrelazan, acentuación de la naturaleza espontánea, y un fin en plena juventud, deliberado, y realizado además en compañía. Sin embargo, ya Marcel Brion alertó del error de verlo según los esquemas románticos. Kleist no se suicidó por un amor contrariado sino que encontró en Henriette Vogel alguien que quiso compartir su deseo de morir. Al igual que sus obras de teatro, novelas y cuentos, su muerte también fue un acto de perfecto control, ajeno a todo acto pasional, en una época en la que el suicidio fue casi una moda. Este libro se abre con los documentos respecto a su suicidio y asesinato (primero disparó sobre la señora Vogel y luego sobre sí), recogidos por Michel Tournier. Es cierto que ella padecía un carcinoma incurable, pero al parecer Kleist lo ignoraba.
Los motivos quizá no fueron los mismos, pero ambos veían en la muerte un paso que se podía compartir: una puerta. Además de lo mencionado, este libro reúne varios textos preciosos de Kleist: "El terremoto de Chile" y "La marquesa de O", nouvelle cuyo final alía el realismo con la ironía más sutil. También se incluye, además de varias de sus "Anécdotas" -apuntes tocados por un fino humor-, un texto de gran importancia para entender la estética de Kleist: "Sobre el teatro de marionetas", donde se anticipa, en cierta medida, el célebre escrito de Poe "La filosofía de la composición", pero con el matiz de que para Kleist la gracia aparece en una criatura sin conciencia alguna o en otra en la plenitud de los conocimientos: la absoluta naturalidad o, quizá, Monsieur Teste.