Invasión urbana: murciélagos y hongos se multiplicaron en Buenos Aires
Un universo fantástico creado en acrílico por la arquitecta Ana Rascovsky sorprende a grandes y chicos en el Centro Cultural Borges, y se extiende hasta la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes
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“Corre corre corre”, sugiere un cartel. “Todos saben” y “todos duelen”, advierten otros, a medida que el paisaje comienza a tornarse siniestro y oscuro. Una colonia de murciélagos vuela entre árboles negros, de los cuales cuelgan casas. Así es el bosque encantado que hay que atravesar para conocer Acrilia, el fantástico universo tridimensional creado por la arquitecta Ana Rascovsky.
Medio centenar de obras construidas con una amplia gama de colores, e iluminadas de forma que proyectan sus sombras sobre la pared, conforman la gigantesca instalación que se exhibe hasta mediados de agosto en el Centro Cultural Borges, y que se activará el viernes 28 con un taller de música y animación. Una forma creativa de acompañar con público de todas las edades la muestra Ficciones, dedicada a celebrar el legado del escritor en la sala contigua.
Al igual que el consagratorio libro publicado hace casi ocho décadas, que incluye cuentos célebres como como “Pierre Menard, autor del Quijote”, “Las ruinas circulares”, y “Funes el memorioso”, en Acrilia también se conviven varias historias. Tantas como permiten imaginar las diez escenas que se suceden y que incluyen la representación de un circo, un zoológico un parque de diversiones y una misteriosa “fiesta de hongos”.
“La vida en el Bosque Maravilloso era feliz. Todos los días eran como un sábado”, es el comienzo de la fábula que aporta a la obra un hilo narrativo, inspirado en la ficticia civilización extinta de Acrilia. Cuenta su autora que “un día, apareció una gran sustancia muy contagiosa y todos debieron guardarse en sus interiores. Mientras que otras fuerzas salían a la luz. Así, las máquinas aprovecharon el espacio vacío y silencioso y enviaron a sus robots a ocuparlo”. Cualquier semejanza con la pandemia y la supuesta amenaza para la humanidad de la inteligencia artificial no parece mera coincidencia.
“Al mismo tiempo la naturaleza reaccionó -continúa el relato- y se liberó expandiéndose a los lugares donde antes no accedía. Desencadenó fuegos, liberó agua, cubrió puentes, derritió metales. Fue difícil y doloroso y duro. Después de eso nada fue como había sido. Los humanos debieron mudarse, mutar, aceptar. Modificaron sus entretenimientos. Revisaron sus lujos. Calibraron sus alcances. Y encontraron otras maneras de conectarse”.
Un nuevo conflicto se produce cuando los habitantes del Bosque de Acrilia buscan recuperar su hábitat y organizan una fiesta como excusa para atraer y atrapar a los robots. Aliados con la naturaleza, preparan disfraces y trampas para atrapar a sus oponentes. “En el momento en que darían el gran golpe, algo extraño pasó -concluye el texto escrito por Rascovsky-: surgió un sentimiento inusitado, inesperado, increíble y supremo, que generó un enamoramiento interracial general. Y en vez de cazarlos, se casaron. Los Acrilii son su descendencia: el producto de lo sucedido en esa noche”.
Documentos que prueban la existencia de estos “animales complejos” y la historia de su adaptación al entorno, así como otros hallazgos de una supuesta expedición realizada en el norte de Venezuela, están reunidos en el sitio acrilia.net. Allí se puede ver también un video que registra la Invasión urbana: una instalación creada por Rascovsky, exhibida junto a fotografías de Carlos Furman en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes y presentada hasta fin de mes como un “bonus track” de la muestra principal en el microcentro porteño.
“En Acrilia, como en el corazón de Ficciones, somos conducidos por el efecto de la ‘duda razonable’ utilizado por la justicia penal para determinar el grado de culpabilidad o inocencia –señala Máximo Jacoby en su texto curatorial-. La duda razonable, al igual que en Borges, es funcional al relato. Solo la duda activa una alerta de veracidad y permite erosionar la robustez del dato histórico o científico para dejar al espectador en una constante y estimulante situación de ambigüedad. Elegimos creer”.
Para agendar:
- Acrilia en el Centro Cultural Borges (Viamonte 525), hasta el 13 de agosto. De miércoles a domingos de 14 a 20, con entrada gratis. El viernes 28, de 15 a 19, habrá una activación con el laboratorio público de animación Mesas lúcidas y música en vivo a cargo de Adriana de los Santos.
- Del juego al arte: la imaginación al poder de la creación: Ana Rascovsky y Carlos Furman en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes (Rufino de Elizalde 2831). De jueves a domingos de 14 a 19, con entrada gratis.
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