Internado en Roma, Hanif Kureishi cuenta en un diario digital cómo pasa sus días postrado
El escritor británico escribe una bitácora de su internación donde narra con detalles perturbadores las novedades de su recuperación después de la descompensación que sufrió a fin de año y lo dejó en cama
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Después de la descompensación cardíaca que sufrió a finales de diciembre en Roma, el escritor británico-pakistaní Hanif Kureishi, de 68 años, decidió contar a sus lectores su día a día en el hospital en una especie de diario público al que se puede suscribir de manera gratuita en este enlace. Por ese medio llegan las novedades de su recuperación, reflexiones y recuerdos del escritor, junto con pequeños incidentes narrados con el estilo característico del autor de Algo que contarte. El “Boletín de Hanif” fue lanzado en septiembre de 2022 con el propósito de compartir memorias e ideas sobre la escritura y el arte. En su cuenta de Twitter @hanifhureishi se reproducen esos escritos en hilos de tuits.
Dear followers,
— Hanif Kureishi (@Hanifkureishi) January 6, 2023
I should like you to know that on Boxing Day, in Rome, after taking a comfortable walk to the Piazza del Popolo, followed by a stroll through the Villa Borghese, and then back to the apartment, I had a fall.
“La imaginación no es solo un instrumento del arte -se lee en la primera entrada del newsletter, publicada el 5 de septiembre de 2022-. No podemos delegar la especulación a los artistas. No son solo los artistas los que juntan cosas difíciles, inventan cosas y requieren y utilizan la visión. Nos guste o no, todos estamos condenados a ser artistas. Somos los creadores y artistas de nuestras propias vidas, del futuro y del pasado, de si, por ejemplo, vemos el pasado como un cadáver, un recurso o algo más. Somos artistas en la forma en que vemos, interpretamos y construimos el mundo. Somos artistas cotidianos, del juego, la conversación, los paseos, la comida, la amistad, el sexo y el amor”.
En ese mismo mes, había publicado otros textos (sobre David Bowie, sobre El Buda de los suburbios e incluso una narración sobre las diferentes opiniones acerca del Brexit); luego de un silencio de varias semanas, retomó la actividad. Desde el accidente en Roma, un día después de Navidad, “escribe” en forma casi diaria. Carlo, uno de sus hijos, transcribe lo que Kureishi le dicta.
“Otra noche de mierda -se lee en la entrada de este miércoles-. Una de las peores. Me fui a dormir a las ocho en punto después de tomar mi medicación y a la una estaba completamente despierto. No solo eso, mi cabeza se había atascado a un lado de la cama. No puedo mover los brazos ni las piernas y nadie podía oírme. Parecía una buena oportunidad para un poco de contemplación. ¿En qué podría pensar?”.
Aunque teme que nunca más pueda volver a caminar o a escribir, como reveló él mismo hace unos días en su cuenta de Twitter, el autor de Intimidad continúa en terapia intensiva y se recupera lentamente. Mientras, reflexiona sobre temas existenciales y la incertidumbre que le genera la situación crítica en la que se encuentra.
En Twitter, recibe el apoyo de amigos y lectores, además de consejos de personas que atravesaron o atraviesan circunstancias como la suya. “Sigue escribiendo estos maravillosos mensajes, por favor. Te deseo fuerza y luz”, le escribió la periodista británica Jill Lawless. “Gracias, Hanif. Me encantan estos tuits. Pienso en ti y te envío amor y fuerza”, tuiteó la actriz y cantante británica Jenna Russell. El actor brtitánico Paul Chahidi comentó: “Estos pensamientos y recuerdos son hermosos, fascinantes, maravillosos. Gracias... Le deseo la mejor recuperación posible después de su caída”.
Hoy, Kureishi contó que, por fin, no había pasado una mala noche. “Hace unos días estalló una bomba en mi vida, pero esta bomba también ha destrozado la vida de los que me rodean -reveló-. Mi esposa, mis hijos, mis amigos. No hay familia que no se vea afectada por una catástrofe”. También manifestó sentirse orgulloso de “depender” de sus seres queridos. “Y hasta ahora parecen querer venir en mi ayuda -agregó-. He recibido miles de amables ofertas de amigos y completos extraños ofreciéndome cosas muy caras y útiles para ayudarme a continuar con mi escritura. No hace falta decir que estoy profundamente conmovido y agradecido”.
En sus últimas novelas, a la manera de Italo Svevo, Kureishi abordó los temas del envejecimiento e incluso la decrepitud física. “Yo estaba disfrutando de mi senectud y apagándome tan contento, y ahora sucede esto. La verdad es siempre sorprendente: cierro los párpados en un esfuerzo por escuchar. Tengo la boca seca. Tengo las caderas destrozadas y las piernas no me responden bien. Con esfuerzo, giro un poco el cuerpo hacia la puerta, arrastrándome por el colchón. Estiro el brazo para pulsar el interruptor y tiro al suelo la taza de café. Provoca un estruendo, como si alguien hubiese golpeado una bandeja con un martillo. Permanezco inmóvil”, se lee al inicio de Nada de nada, que narra en clave de comedia un triángulo amoroso entre un viejo director de cine (el narrador), su esposa y un joven crítico.
“‘Después de un rato, te das cuenta de que solo hay un bien invaluable. Ni el oro ni el amor, sino el tiempo’, escribió en 2003 Kureishi en la novela corta El cuerpo, de resonancias fáusticas -dice a LA NACION el escritor y psicoanalista Jorge N. Reitter-. Adam, un escritor de sesenta años, acepta que trasplanten su cerebro al cuerpo de un jugador de fútbol italiano. Parafraseando a Adam, podríamos decir que hay solo un bien invaluable: el cuerpo”.
Respecto de la situación actual del querido autor británico-pakistaní, Reitter sostiene: “El pasado 26 de diciembre, en Roma, cerca de la Piazza del Popolo, el cuerpo del escritor se hizo presente en toda su fragilidad. Una descompensación cardíaca que pudo haber acabado con su vida produjo una caída que dañó la columna vertebral. De momento no puede mover sus extremidades. El escritor ‘escribió' en Twitter que no está claro si volverá a caminar o si podrá sostener un bolígrafo. ¿Qué quiere decir ‘escribir’ si alguien no puede sostener un bolígrafo ni valerse de un teclado? ¿Hasta qué punto la escritura es un acto físico o mental? Me es casi inevitable, aquí, pensar en Borges ciego: siguió “escribiendo”, pero ahora escribir era un acto sonoro, dictar y escuchar. Sin duda no fue el mismo escritor antes que después de la ceguera”.
La pasión por la escritura se impone aun en situaciones adversas. “Asistido por su mujer, Isabella, o por su hijo, Kureishi sigue ‘escribiendo’, dictando -concluye Reitter-. Más aún, sigue publicando, mantiene con sus lectores un diálogo, que, no tengo dudas, ayuda a mantenerlo con vida, en el sentido fuerte de la palabra. Escribir-dictar como un acto obstinado que lo aferra a la vida y a los otros, y que abre la puerta de un futuro posible. Es justamente el título de su último mensaje: ‘La puerta se abre’”. Por fortuna para los lectores, Kureishi tiene mucho más para contarnos.