Inteligencia
En tiempos de inteligencia artificial, uno tiende a preguntarse dónde está la inteligencia humana. Hablo de la política. No pidamos que terminen de un día para el otro con la inflación, no pretendamos que la seguridad baje a niveles civilizados mágicamente ni les pidamos a los poderosos que no se corrompan, porque el poder tiende a corromper. No seamos tan ambiciosos (eso fue sarcástico). Pidamos al menos inteligencia.
Puestas de lado las críticas airadas y la comprensible indignación que despertaron las fotos de un Martín Insaurralde distendido abordo de un yate en Marbella, lo que no puedo terminar de comprender es por qué ahora. Dado que la Constitución Nacional dice clarito que el pueblo gobierna por medio de sus representantes, lo que me cuesta sacarme de la cabeza es que uno de los que tenían el timón (nunca mejor usada la palabra) del poder en sus manos ni siquiera haya sido capaz de esperar un mes, hasta las elecciones, para emprender este viaje que creaba todas condiciones para el escándalo. Claro que lo demás importa, pero si manejan los asuntos públicos tan juiciosamente como sus vacaciones durante una campaña electoral, entonces aparte de cualquier otra consideración aquí faltó inteligencia. Y de eso no podemos prescindir.