Inés Katzenstein: “Es un momento de cambio cultural importante”
La curadora de Arte Latinoamerciano del MoMA habló con LA NACION al inaugurar la segunda muestra que el museo le dedica a la región, centrada en obras donadas por la coleccionista venezolana Patricia Phelps de Cisneros; el tema de la inclusión, señala, es clave en los debates contemporáneos
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NUEVA YORK.- Una obra del uruguayo Joaquín Torres García cuelga junto a otra de Piet Mondrian en una de las salas del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). Así se presentó ese diálogo en 2019, en la muestra Sur Moderno, con parte de las 250 donadas a la institución por Patricia Phelps de Cisneros. Ahora, otra pieza se exhibe junto a ellas: una escultura de Yente, la primera artista mujer que adhirió a la abstracción en la Argentina, comprada en 2020 por el museo gracias a un fondo impulsado también por la coleccionista venezolana. Un gran ejemplo del lugar que conquistó el arte latinoamericano en uno de los museos más visitados del mundo.
A esto se acaba de sumar la muestra Recuerdos elegidos, inaugurada esta semana en el MoMA, centrada en obras de aquella donación producidas desde la década de 1980. “Es un momento de cambio cultural importante”, dice a LA NACION la responsable de ambas exposiciones: la argentina Inés Kastzenstein, curadora de Arte Latinoamerciano del MoMA, donde dirige además el Instituto Cisneros para la Investigación del Arte de América Latina. “Hay un debate –agrega- que está redefiniendo todos los parámetros culturales que tienen que ver con la inclusión”.
-¿Por qué elegiste poner el foco de en obras de arte contemporáneo que miran hacia la historia?
-El tema de la exposición surge de estudiar muy en detalle las obras contemporáneas de la donación Cisneros. Había varias que tenían esa especie de vocación retrospectiva, de mirar hacia atrás para pensar el presente de una forma más clara.
-¿Cuáles fueron esas obras?
-Una de ellas es la que está al final de la exposición: Present Memory, que es del artista uruguayo Alejandro Cesarco. Y que es una suerte de retrato/despedida de su padre, muy preciosa. Y otra es una videoinstalación del artista colombiano José Alejandro Restrepo, en la cual él filma su subida a un sitio en los Andes colombianos que se llama El paso del Quindío para reconstruir un viaje que el explorador alemán Alexander von Humboldt había hecho en 1801. Esas dos obras fueron los disparadores del tema.
-¿Cuándo comenzaste a trabajar en esto?
-Hacía mucho tiempo que venía estudiando esta donación, que fue muy grande. Tiene una parte que nosotros llamamos la donación “moderna”, que es la que mostramos en 2019 en la exposición Sur Moderno, de abstracción geométrica. Obras muy paradigmáticas de arte abstracto y concreto, realizadas entre los años cuarenta y los años setenta. La segunda es la donación de arte contemporáneo, que estamos celebrando en esta exposición y que nunca se había mostrado. La diferencia que tiene esta exposición con la anterior es que en vez de mostrar sólo la donación, expandí la exposición para incluir otras obras de la colección latinoamericana del museo, nuevas adquisiciones y algunos préstamos. Incluyendo préstamos de la propia Colección Cisneros que no están en la colección del MoMA.
-Y hay una comisión también, ¿no?
-Sí, es una pintura mural del artista brasileño Iran do Spirito Santo. Es un artista que siempre me interesó muchísimo. Tiene una serie de pinturas murales blanco y negro, que me parecía que funcionaba muy bien espacial y metafóricamente para terminar la exposición. Es una serie de obras que se llaman En Passant. Son eminentemente abstractas, pero en mi imaginación curatorial funcionaban como una suerte de representación de la disolción de la memoria, y la fuerza del olvido.
-Me interesa mucho lo que decís en tu texto curatorial sobre la tensión entre lo que se olvida...
-Eso es parte de cómo pensamos, cómo sentimos y cómo vivimos. Tanto el olvido como el recuerdo. Hay varias obras que aluden muy específicamente a eso. Otra es una de Sofía Gallisá Muriente, que es un film blanco y negro en donde ves el negativo. Es el celuloide del film que ha sido sometido a un deterioro de manera muy deliberada por la artista. Le hace dibujos y formas que van ocultando las imágenes que el film quiere mostrar. Ella habla, cuando se refiere a ese film, de la relación entre archivos y climas tropicales. Porque ella es de Puerto Rico, y dice que en su país, con la humedad y el calor que hay, es muy difícil conservar los archivos. Ahí vuelve a aparecer esa tensión de forma muy clara.
-En el MoMA PS1 se exhibe ahora una muestra Daniel Lind-Ramos, que también es de Puerto Rico y tiene obras relacionadas con la memoria. ¿Creés que es un tema muy contemporáneo?
-Me parece que sí, que es un tema importante hoy. Es un momento tan crítico del mundo, de nuestra relación como humanos con el mundo... Es un momento en el que la idea del futuro está tan puesta en cuestión, se ve tan frágil. Me parece que la memoria, el pasado, la idea de hurgar en otros momentos puede ser una clave interesante para la imaginación del porvenir. En una sección de la exposición hay un montón de artistas que están trabajando con lo tradicional, con lo que forma parte del presente pero que viene de tradiciones muy enraizadas. Hay una recuperación de saberes que habían sido devaluados por la modernidad, y que hoy parecen esenciales para muchos. Sobre todo si pensamos en una historia del arte más inclusiva. La obra de José Vedia, que es un artista cubano importantísimo que vive en Miami es una representación de mitos de las culturas afrocubanas desde un lenguaje contemporáneo. Ese es un ejemplo de cómo los artistas contemporáneos están trabajando con aquello que es parte de tradiciones específicas.
-¿Es una forma de mirar hacia atrás para recrear el presente?
-Para reinventarlo, para pensar con más claridad. Para no pensar que las respuestas están en el futuro, necesariamente.
-¿Por qué elegiste las obras de los cuatro artistas argentinos?
-Esta es una exposición que no está pensada en términos de nacionalidad. No pienso cuántos argentinos hay ni cuantos brasileños o portorriqueños, para nada. Las obras se eligieron porque son parte importante del arte, de algún modo, y porque funcionan en cada uno de los contextos específicos donde están ubicadas.
-En cuanto a la concepción de “arte latinoamericano”, ¿es medio obsoleto pensar hoy que el arte latinoamericano se diferencia del de otras regiones?
-Sí, pienso que sí. Obviamente hay especificidades, pero la concepción de “arte latinoamericano” siempre es problemática. Trabajamos a partir de ese problema. Y de hecho incluimos en esta exposición artistas que pueden considerarse latinxs, artistas de origen latinoamericano que han vivido o han sido educados en los Estados Unidos.
-¿Esta es parte de tu misión de ampliar el canon?
-Sí, es la misión de una época: de ser más inclusivos y de integrar. Porque vivo en Estados Unidos, trabajo acá. Si bien obviamente los artistas latinos tienen circunstancias culturales muy diferentes a los artistas latinoamericanos, me parece que es importante integrar.
-¿Pensás que eso está cambiando desde que llegaste al museo hasta hoy?
-Sí, todo está cambiando. Es un momento de cambio cultural importante. No sólo en este museo, sino en general. Hay una discusión, un debate que está redefiniendo todos los parámetros culturales que tienen que ver con la inclusión, con dar espacio a artistas racializados que nunca habían tenido lugar en el canon modernista. Eso da lugar a lenguajes y a problemáticas que habían sido excluidas. Ése es el debate que hay hoy, ése es el trabajo que estamos haciendo. Que implica un enriquecimiento cultural enorme, y una sacudida muy interesante de los valores estéticos y culturales.
-¿Qué rol cumplen coleccionistas como Patricia Phelps de Cisneros o Eduardo Costantini en la difusión del arte latinoamericano?
-El rol es importantísimo. Patty Cisneros, específicamente, es una persona que desde hace cuarenta años está haciendo una tarea inmensa de estudio y de difusión del arte latinoamericano. Su donación al MoMA fue esencial para dar un empujón fuertísimo al arte latinoamericano dentro del museo. Nos permite mostrar todas estas cosas que antes no existían en esta colección, y además ella creó una serie de instrumentos dentro del museo para garantizar esa presencia. Como el Instituto Cisneros, becas de viajes para curadores, la posición del curador de arte latinoamericano... Son personas esenciales para que este trabajo se pueda hacer. Se construye la infraestructura para que sea posible. Creo que el caso de Eduardo Costantini es similar: él eligió construir infraestructura de otra forma.
-Son modelos muy distintos.
-Pero completamente complementarios y virtuosos. Él construyó su museo, su colección, y tiene un rol público fundamental. Son personas que tienen un valor inmenso para el arte latinoamericano.
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