Inéditos, manuscritos, la biblioteca y el archivo: ¿qué pasará con la herencia literaria de Abel Posse?
Dos meses y medio después de la muerte del escritor su viuda planifica la creación de una fundación que proteja la obra, sus libros y demás documentos
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“Evidentemente, lo que importa es la herencia literaria”, dice a LA NACION la viuda de Abel Posse, Sabine Langenheim Parentini Posse, que se reunió a principios de mes con uno de los especialistas en la obra del escritor, el hispanista francés Romain Magras, de la Universidad de la Costa de Ópalo Litoral. “Inventariamos y digitalizamos textos inéditos suyos como la novela Los heraldos negros”, revela Langenheim. Esa esperada obra cerraría la elogiada “tetralogía de la conquista de América” que Posse inició en 1978 con Daimon, y continuó con Los perros del paraíso (1983), con la que ganó el Premio Rómulo Gallegos en 1987, y la fascinante El largo atardecer del caminante, galardonada con el Premio Internacional Extremadura-América 92, instituido por la Comisión Española del V Centenario. “Es un libro muy importante -dice sobre Los heraldos negros-. Está protagonizado por un grupo de jesuitas europeos que viajan desde el Tirol, pasan por Roma y Venecia, y llegan hasta Paraguay. Pero lo importante en Abel es siempre el modo que cuenta la historia y sus reflexiones”. El escritor argentino falleció el 14 de abril, a los 89 años.
Actualmente, la obra de Posse no tiene casa editorial en la Argentina. Sus obras se publican en formato digital en España, en el sello Samarcanda. “Es una de las cosas que quisiera dejar resuelta; la otra es crear una Fundación sin fines de lucro para que administre y difunda su obra”, dice Langenheim, que viajará a París para llevar las cenizas de su marido al cementerio de Père Lachaise, donde descansan los restos de Iván, único hijo de la pareja. La ceremonia tendrá lugar el 19 de julio. Uno de los libros de no ficción más estremecedores de las letras argentinas es Cuando muere el hijo. Una crónica real, de 2010, donde reconstruye el suicidio de su hijo adolescente.
Si bien Posse no dejó instrucciones expresas, antes de morir hizo saber que quería que su biblioteca personal, de unos cinco mil volúmenes, fuera donada a la Academia Argentina de Letras (AAL). “Hablé con Alicia María Zorrilla, presidenta de la AAL, y ella se mostró dispuesta a acompañar el proyecto de la Fundación, pero en la AAL no hay espacio para los libros de Abel -cuenta Langenheim-. Mi sueño es que su biblioteca esté en la Fundación, cuya sede puede estar en Buenos Aires, Córdoba o San Miguel de Tucumán, ciudades que él quiso tanto”.
A su regreso de Europa, la viuda del escritor se reunirá con aquellos interesados en acompañarla en este proyecto que debería concretarse en un plazo razonable. “Ya tengo ochenta años -dice-. Sé que por sus opiniones Abel era muy resistido por un sector de la sociedad, pero ahora que no está lo que debe revalorizarse es su obra”.
¿Qué contiene el archivo de Abel Posse?
Con la ayuda de varias personas, como el doctor Magras y el profesor y académico Pedro Luis Barcia, Langenheim intenta dejar en orden el archivo del escritor, que además de textos inéditos incluye fotos, cartas y objetos. Posse y su viuda tienen sobrinos que residen en el exterior, “aunque ninguno de ellos esta vinculado con la literatura”, acota. “El corazón de la Fundación debe ser una persona conocedora de su obra”, que además funcionaría como albacea del legado literario del escritor. Hasta ahora, ningún funcionario del Ministerio de Cultura de la Nación, la Biblioteca Nacional o el Ministerio de Cultura porteño se ha comunicado con ella.
“La reciente muerte de Abel Posse deja a la Argentina huérfana de uno de sus mejores y más exigentes estilistas -dice Romain Magras a este diario-. La crítica universitaria internacional lo reconoció como un gran creador de lenguaje y como uno de los fundadores de la llamada ‘nueva novela histórica latinoamericana’. Durante su longeva vida y su larga carrera diplomática que lo llevó a vivir cuarenta años fuera de la Argentina, Posse cultivó amistades literarias con las principales plumas y los grandes pensadores latinoamericanos y europeos de su época y se fue afirmando como un gran testigo de su tiempo siempre deseoso de reflexionar sobre el pasado para definir la argentinidad, la identidad latinoamericana, para entender su historia para explicar sus males y para brindarle a su país, y más ampliamente al hombre contemporáneo claves para superar sus aporías”.
La obra de Posse se ha traducido a veinte idiomas. “Y se sigue traduciendo, como lo muestra la publicación en 2022 en inglés de su ensayo Vivir Venecia, de 2016 -agrega Magras-. Se ha reeditado constantemente, pero es imprescindible que se vuelva a editar cuanto antes en su patria, donde Posse tiene su lugar en el panteón de sus escritores más destacados. También es fundamental que se cree en los próximos meses una Fundación Abel Posse, algo normal y necesario para un escritor de esta categoría, que acerque a los investigadores de todo el mundo, facilite la organización de eventos y el acceso al valiosísimo material inédito del archivo personal del autor”.
Como se indicó, Magras viajó este mes a Buenos Aires para ayudar a Langenheim a realizar el inventario del archivo personal, que contiene los manuscritos de la novela en preparación Los heraldos negros, anunciada por Posse tiempo atrás; una obra poética inédita muy extensa, en la que se expresan preocupaciones e ideas filosóficas del escritor; otros manuscritos (Posse escribía a mano) con anotaciones de todas las novelas en sus diferentes formas sucesivas, “ya que varias de ellas se enfrentaron a la censura o Posse volvió a escribirlas tiempo después”, acota Magras. También se inventariaron relatos inéditos “y bastante largos escritos muy temprano (algunos de los años 1950) o poco tiempo antes de la escritura de novelas fundamentales como Daimón, que resultan esenciales por la luz que echan sobre la evolución del estilo y del pensamiento del escritor o sobre la gestación de sus novelas”; relatos y poemas inéditos que le regalaron amigos escritores, manuscritos de tres proyectos de novelas muy avanzados; una correspondencia muy extensa, en particular con Manuel Mujica Lainez y con el padre Hernán Benítez, confesor de Eva Perón y su biblioteca, con ejemplares “con anotaciones, y organizada de forma muy pensada por el escritor”. Por último, hay material preparatorio y manuscritos de los artículos literarios o políticos publicados por Posse en la prensa (algunos de ellos inéditos).
La obra de Posse obra es estudiada en universidades latinoamericanas, europeas, estadounidenses y australianas. En noviembre de 2021, durante la pandemia, se organizó un coloquio internacional sobre su literatura, en el que participaron investigadores y críticos locales y extranjeros como María Rosa Lojo, Diego Niemetz, Graciela Maturo, la española Beatriz Aracil Varón, la francesa Elisabeth Beyrie-Soulassol y el australiano Israel Holas, entre otros. Uno de los organizadores, el doctor Roberto Esposto de la Universidad de Queensland, viajará en noviembre a Buenos Aires para encontrarse con Langenheim y conversar con ella acerca del destino de los inéditos y el archivo de Posse. También le entregará ejemplares del libro que agrupa las exposiciones que se presentaron en el coloquio. Langenheim y Magras anticiparon que la Fundación contará con la participación de un comité científico de especialistas de todo el mundo y que, próximamente, se anunciará la organización de un nuevo coloquio internacional sobre su obra.
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