“Inclasificable”, “generosa”, “fiel a su gran amor”. Repercusiones en el mundo de la cultura por la muerte de María Kodama
Durante todo el día, editores, escritores y estudiosos de la obra de Jorge Luis Borges hablaron con LA NACION de la partida de una mujer fascinante y sus diferentes facetas
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La vida de María Kodama (1937-2023) estuvo signada por dos amores: la literatura y Jorge Luis Borges, al que conoció cuando era una joven estudiante universitaria. Con el autor de El informe de Brodie recorrieron el mundo, tradujeron libros y compartieron momentos inolvidables. “Atrapó mi vida para siempre antes de conocerlo -declaró Kodama en una entrevista con LA NACION-. Por eso cuando me preguntan: ¿pero de qué te enamoraste?, yo digo que éramos como dos eones unidos por la misma sensibilidad, la misma ética”.
Al enviudar, los rumores sobre su figura crecieron hasta configurar un subgénero de las letras de Borges: la mitología kodamiana, en la que ella fue, según destacó Norberto Frigerio en este diario, “geisha y samurái”. Como guardiana celosa del legado de Borges, que ayudó a internacionalizar, fue criticada por editores, escritores, investigadores y especialistas, periodistas y amigos del escritor. En 1988, dos años después de la muerte de su pareja, creó la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, plataforma de simposios, congresos y publicaciones. Kodama protagonizó un sonado episodio literario-legal al oponerse a la circulación de El Aleph engordado, experimento intertextual realizado por el escritor Pablo Katchadjian, al que llevó a juicio. Esto motivó a su vez que varios escritores, en solidaridad con Katchadjian, la repudiaran y se negaran incluso a participar en homenajes públicos a Borges junto con ella. En 2018, la Universidad de Buenos Aires la nombró profesora honoraria.
Con #MaríaKodama termina la vida física de #JorgeLuisBorges. Porque entre ellos se dio una comunión física y espiritual que permaneció, casi intacta, luego de la desaparición física de nuestro querido escritor. Murió a los 86 años. Igual que #Borges.
— J. F. Baroffio (@Queremos_Libros) March 26, 2023
Abro hilo con sus libros pic.twitter.com/m6CsrClCM7
En varias ocasiones, Kodama reveló que le encantaba salir de noche a divertirse. Con sus amigos, asistía al teatro, a reuniones y a fiestas. Le gustaba bailar, amaba a los gatos, pasaba horas escuchando música y, hasta los últimos días, seguía generando polémicas, como cuando, al presentar su libro La divisa punzó, en coautoría con Claudia Farías Gómez, sostuvo que “adoraba” a Juan Manuel de Rosas. Desde la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, que presidió hasta su muerte, se ocupaba especialmente de acercar la obra del escritor a los estudiantes de escuelas secundarias a través de concursos, talleres y otras actividades.
Amigos, funcionarios, escritores y editores despiden a Kodama
“María estaba muy enferma desde hace tiempo. Murió en su casa, tomada de mi mano. Trabajó y estudió hasta el último día. La recuerdo como alguien que tuvo una causa por la que luchó y un gran amor por al que siempre fue fiel. Una gran amiga y un gran ser humano al que pocos conocieron y comprendieron en profundidad”.
Claudia Farías Gómez, abogada, escritora y amiga de Kodama
“La muerte de María, su entrada al ‘gran mar’ como seguramente hubiera dicho, nos pone muy tristes. Mantuvimos con ella una estrecha relación de trabajo en los últimos diez años en torno de la obra de Borges. Publicamos además tres libros suyos: Homenaje a Borges (2016), Relatos (2017) y La divisa punzó, con Claudia Farías Gómez, en diciembre del año pasado. En la próxima Feria del Libro, en ocasión de los cien años de Fervor de Buenos Aires (1923), lanzaremos un volumen que reúne esa obra con Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929): se trata del último proyecto en que trabajamos juntos”.
Roberto Montes, editor de Penguin Random House
María Kodama. Cuántas mañanas, cuántos mares, cuántos jardines del Oriente y del Occidente, cuánto Virgilio. #LaCifra
— Borges, Jorge Luis (@BorgesJorgeL) March 26, 2023
María Kodama 1937-2023 pic.twitter.com/7yDt4KcJgY
“Recibo esta triste noticia tan solo a días de habernos visto por última vez con María, cuando hablamos, como siempre, de proyectos, de ideas, de planes, como los que llevamos adelante en estos años que compartimos, desde la reapertura del Centro Cultural Borges, una visita inolvidable a Tecnópolis y la celebración de otro aniversario de nacimiento de su querido Borges hasta la presentación de su último libro en el Centro Cultural Kirchner. Me quedo con el mejor de los recuerdos de este tiempo y también con la generosidad que tuvo, especialmente cuando realicé Los libros y la noche, la película sobre Borges. Como director y como ministro de Cultura lamento mucho su partida y quedarán entonces los recuerdos y la inmensa gratitud”.
Tristán Bauer, cineasta y ministro de Cultura de la Nación
“María Kodama fue una mujer inclasificable. Su vida escapa a cualquier estereotipo. Mantuve innumerables encuentros con ella a lo largo de los años, ya fuera por mi trabajo en el mundo editorial, por mi actividad como funcionario público durante el gobierno de Mauricio Macri o, simplemente, como vecino, en los bares de la zona de Rodríguez Peña y Arenales. Siempre me pareció fascinante e indescifrable. De apariencia frágil, aunque solo de apariencia, ya que era dueña de una fortaleza infinita. María vivía en combate. Con los años muchos la eligieron como enemiga. Casi siempre sus enemigos también fueron los míos. Arribistas y pícaros, eran los ‘monstruos’ de los que me hablaba. Personajes amorales dispuestos a todo por quedarse con un pedazo de Borges, cuyo legado protegió siempre de manera obsesiva. A veces creo que luchaba por ser ella misma, algo más que ‘la viuda de Borges’ y en los últimos años había comenzado a lograrlo. No lo sé. Otras veces creo que siempre fue ella misma y convertirse en la viuda más célebre de la Argentina fue apenas un incidente menor. El cualquier caso, siempre fue ella con su circunstancia a cuestas. Como todos”.
Con enorme tristeza despedimos a María Kodama, escritora, traductora, profesora y la heredera universal del mayor escritor de la literatura argentina, Jorge Luis Borges.
— Cultura Nación (@CulturaNacionAR) March 26, 2023
Acompañamos a sus familiares y amigos en este difícil momento. pic.twitter.com/RpN4rxiKTC
Pablo Avelluto, editor y exministro de Cultura de la Nación
“María estaba entre las personas más jóvenes que rodeaban a Borges y fue por lo tanto una de las últimas en partir. Para mí, su fallecimiento marca el fin de una época. Yo la conozco desde siempre, a través de mi abuela, Ana Rosa. R. de Genijovich, que fue discípula de Pedro Henríquez Ureña y muy amiga de Ana María Barrenechea, quien también me enseñó a leer a Borges desde que yo era muy chico. A María la conozco, por lo tanto, desde mis primeros años y a través de todo ese grupo de profesores e investigadores de la UBA que teníamos en común. Así que tengo una enorme cantidad de recuerdos. Hasta hace poco conversábamos bastante seguido. Algún día voy a escribir sobre esas conversaciones y sobre su figura. Hoy quisiera resaltar su sensibilidad para lo fantástico y lo metafísico, su presencia etérea y su aura de misterio, y también su sentido del humor, que sin duda la acercaron a Borges. Considero también que difundió la obra de Borges por todo el mundo, dando conferencias y organizando eventos y presentaciones durante décadas. María fue una presencia constante: estuvo siempre, desde mis primeros años y por eso me resulta tan extraño, o más bien increíble, que ya no esté y que ya no voy a poder volver a conversar con ella”.
Martín Hadis, escritor e investigador
“No pertenecía a mi círculo íntimo, a pesar de que nos cruzamos en eventos literarios con cierta frecuencia. Siempre me produjo un efecto de lejanía por estar auroleada con la siempre presente ausencia de Borges: dios de la palabra escrita a quien se puede consultar siempre que se lo necesite. En los últimos tiempos la figura enigmática de María Kodama se convirtió en familiar gracias al generoso salón de Cecilia Scalisi y el embajador Maximiliano Gregorio-Cernadas, muy amigos de Kodama. Me pregunto, apenada por la pérdida, si la discípula y después amada esposa de Borges, podrá entrar finalmente en el misterio de El Aleph y reencontrarse con su maestro”.
Silvia Plager, escritora
“Despido con dolor a María Kodama. A mí me quedan solo los buenos momentos compartidos en distintas partes del mundo. Me quedan nuestras charlas y risas de las anécdotas que contaba. Siempre le gustaba que le hablara del amor, de mis historias de amor. A pesar de que ella era agnóstica, le deseo que en su viaje tenga luz. Aquí un fragmento de la carta que le escribió María a Borges y ojalá sus almas se unan para siempre: ‘Esa llama que espero sea como un faro cuya luz alcance el inimaginable confín del universo, para que si algo, de alguna forma, persiste del alma humana, le llegue y sienta que se llama, hecha de amor, de lealtad, de pasión, que una vez compartimos, sigue viva en mí para usted ‘for ever, and ever... and a day’”.
Graciela Aráoz, escritora y presidenta de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina
“Me entero por LA NACION de la tristísima noticia del fallecimiento de María Kodama. Desde que tuve la fortuna de conocerla junto con Borges en Barcelona en 1982, he tenido oportunidad de trabajar con ella, siempre enigmática, inteligente y con un travieso sentido del humor que reservaba para los amigos. En 1999 trabajamos juntos para las ediciones del centenario de Borges en la editorial Galaxia Gutenberg: Un ensayo autobiográfico, con fotografías personales de ambos, y Cartas del fervor, la correspondencia con Maurice Abramovicz y Jacobo Sureda. Nunca olvidaré un viaje a Venecia para llevarle las cartas originales cedidas por Soledad Costantini que formaban parte de la exposición del aniversario que allí se inauguraba. Años mas tarde, en México, como director editorial de Penguin Random House, trabajamos en otra exposición dedicada a Borges. Y finalmente, ya en la Wylie Agency, pude conocer de primera mano el trabajo impresionante que hizo junto con Andrew Wylie para ordenar y preservar la obra de Borges. Su obsesión por proteger y difundir la obra de Borges era una labor de amor que la llevó a recorrer el mundo sin descanso y que sin duda ha dado sus frutos”.
Cristóbal Pera, editor de la filial del Grupo Planeta en Estados Unidos
“Lamento la muerte de María, compañera y albacea de la obra de Borges durante tantísimos años. La traté como amigo y editor de Borges largo tiempo, en la editorial Emecé. En el trato personal era amable, sensible y afectuosa, pero siempre atenta a cumplir con su legado de defender y difundir la obra de Borges, ya sea a través de la Fundación que creo, o a través de los múltiples viajes realizados por el mundo o a través de la prensa. En estas tareas era incansable. El azar quiso que muriera a la misma edad en que falleció Borges. Con la pandemia dejamos de vernos. Una de las últimas veces que nos reunimos le pregunté si tenía pensado qué hacer con los derechos de autor de Borges el día que ella ya no se pudiera dedicar a esa gestión, de manera enigmática me dijo que ella era japonesa y que esas cosas ya las tenía resueltas”.
Alberto Díaz, exdirector editorial y actual asesor literario del Grupo Planeta
En 2019 publicamos esta tapa de @LNRevista que fue premiada. Gracias a María Kodama, en noviembre de 2020 me convertí involuntariamente en el último editor de Borges cuando María K nos dio en exclusiva un texto inédito de Georgie hallado por ella removiendo cajas. Lujos. pic.twitter.com/zKhCiPqH6w
— Javier Navia 🇺🇦 (@javiernavia) March 26, 2023
“Hace muy poco presentamos con María Kodama, en la espléndida biblioteca de la Alianza Francesa de la avenida Córdoba, un libro de aforismos de Alina Diaconú. María estaba sentada a mi lado en el escritorio y, mientras ella hablaba, yo espiaba sus apuntes escritos con su letra infinitesimal. Era curioso porque veía mal en los últimos tiempos y a pesar de eso, quitándose esos extraños anteojos redondos, llegaba a leer su letrita mínima. Cuando caminábamos por la calle, con gran delicadeza pedía permiso para tomarme del brazo: ‘Es que no veo bien y temo caerme’, me advertía. En los últimos tiempos vivió en un hotel de la Recoleta, sobre la calle Vicente López, para evitar las visitas y los llamados a su departamento. Más aún: prefería esconder dónde estaba, guardar el secreto, para que las molestias no se trasladaran al hotel.
Algunas veces la llevé hasta allí con el coche, como le gustaba decir, y al detenerme en la dársena del hotel nos quedábamos allí charlando, largamente. Los temas fluían. Una de las últimas veces la conversación derivó en Adolfo Bioy Casares y María me dijo: ‘Yo no lo odiaba, aunque detesto a los donjuanes’. Me contó entonces que en una ocasión, en el departamento de los Bioy, en un momento en que Borges había ido al baño y Silvina Ocampo había ido a la cocina, se quedó sola con Bioy en el comedor y él le dijo que le gustaría sacarle fotos, porque le parecía que tenía una cara ideal. Entonces le pidió el teléfono. Ella pensó que era una excusa y demoró en dárselo, hizo tiempo a la espera de que volviera Borges y, cuando vio que se acercaba, le respondió que si quería contactarla para las fotos podía hacerlo a través de Borges, que no necesitaba tener su teléfono. Borges quedó un poco intrigado por ese trozo suelto de conversación, que ella solo aclaró cuando estuvieron solos. Las fotos finalmente Bioy las tomó y la propia María las elogiaba.
Adiós a la princesa samurái. Descanse en paz, María Kodama 🖤 pic.twitter.com/gxciMM8x2e
— Rafael Toriz (@Ninyagaiden) March 26, 2023
En otra ocasión, en la misma entrada del hotel, me preguntó de golpe: ‘Vos que la conociste tanto a María Esther Vázquez, ¿me podés decir qué quería? ¿Para qué me molestaba tanto con Borges si ella ya lo tenía a Horacio Armani?’. Yo, en efecto, había sido muy amigo de María Esther y eso llevó a que durante muchos años no la tratara a Kodama, porque se detestaban recíprocamente, al punto de que Kodama le entabló varios juicios y María Esther, cuando en alguna conferencia le preguntaban por Kodama, respondía con malicia: ‘Si Borges pudo estar setenta años sin Kodama, ¿por qué no podemos estar nosotros una hora sin ella?’. Solo después de la muerte de María Esther comencé a frecuentar a María y pasamos algunos lindos momentos. Recuerdo particularmente un día cuando ella y Juan José Sebreli se sentaron en el asiento del ascensor de la embajada de Francia, después de un acto y, mientras María buscaba desesperadamente en su cartera el papelito del guardarropa que creía que había perdido, le saqué una fotografía espléndida, que da cuenta -retrospectivamente- del acierto de Bioy Casares”.
Marcelo Gioffré, escritor y periodista
“La cultura, como el rock, ofrece hacia afuera una pátina de vanguardia pero esconde un profundo machismo, perforado apenas en la última década. Entonces, hay que ubicarse hace cuarenta años. Kodama fue resistida por el establishment que se creía dueño de Borges. Primero, por el hecho de ser mujer; segundo, por decir que no. Si ella, con razón o sin razón, hubiera sido modosita la habrían designado ‘novia de América’ como a Juana de Ibarbourou y no la habrían atacado, como lo hicieron, incluso en términos personales. Esa falta de respeto incesante produjo la Kodama intransigente y litigante, incentivada a su vez, como alguna vez me deslizó ella misma, por el propio sistema legal que vive de los clientes. Antes de señalar sus errores habría que preguntarse por qué a otros albaceas y herederos, algunos caprichosos o altamente conflictivos con la obra de la que son responsables, no se los suele cuestionar”.
Miriam Molero, escritora y periodista
“Conocí a María Kodama casualmente, en una de las tantas noches en las que mi padre me llevaba a cenar a Pizza Cero, allá por 2007. En las mesas de afuera del local se reunían varias celebridades pero se destacaban Gabriela Sabatini y María Kodama, siempre acompañada por una mujer de su edad con quien conversaba con entusiasmo. Parecían dos amigas de la escuela secundaria. Yo la saludaba de mesa a mesa y ella respondía alegre y siempre muy atenta. Confieso que no me parecía ni la viuda de uno de los mejores escritores argentinos contemporáneos ni una escritora acartonada; era una adolescente nipona que había venido con su amiga a vacacionar a Buenos Aires y la disfrutaba. Esa impresión me causó y es la imagen que atesoro de ella y evoco en el momento de despedirla”.
Gabi Berardi, actor y conductor del programa radial Boquitas pintadas
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