Impulsan "compras futuras" y piden que se habiliten a las librerías como "comercios de cercanía"
Paralizadas desde el 20 de marzo, cuando se decretó la cuarentena preventiva y obligatoria, las librerías son un eslabón muy perjudicado de la industria editorial. En estos días, mientras las autoridades nacionales estudian el levantamiento gradual de la medida, se plantearon varias alternativas para sostener la actividad de estos espacios culturales. Algunas librerías porteñas, como Céspedes, Suerte Maldita, Mandrágora, La Masmédula y Brezal, proponen a los lectores compras anticipadas que garanticen a la vez lecturas futuras y el sostenimiento de los comercios mientras dure la emergencia.
"Se puede comprar un voucher y, a cambio, la librería te regala un porcentaje –detalla Cecilia Fanti, de Céspedes–. Cuando la librería reabra, se lo podrá canjear por una novedad o por ese libro al que le tenías ganas hace mucho". El sistema de compra futura genera un ingreso para afrontar gastos fijos como alquileres, impuestos, sueldos y deudas con las editoriales o distribuidoras.
Esta iniciativa se asemeja a otras impulsadas en Estados Unidos ("Support Your Local Bookshop"), Italia ("Adotta una libreria!"), España y Colombia. "Es un paso para visibilizar al canal librero y la importancia que tiene para los lectores, pero también para las editoriales", agrega Fanti.
Como se señaló desde la Cámara Argentina del Libro (CAL) la semana pasada, en el sector peligra la cadena de pagos. "Vamos a adherir a todas las formas de promoción del libro y la lectura que se generen, sin olvidar que nuestro objetivo es volver al trabajo con prácticas prudentes y en defensa de la salud", dice Ecequiel Leder Kremer, de Hernández, y vocal suplente de la CAL.
El gestor Sebastián Lidijover también ideó una alternativa para que ni las librerías ni las editoriales independientes resulten víctimas fatales de la pandemia. En la plataforma virtual Mi Librería, los lectores podrán apoyar a la librería de su barrio por $250 y así ayudarla a superar el trance financiero. Ese dinero se podrá utilizar luego en compras online o presenciales; mientras tanto, los socios participarán de sorteos semanales de libros. Entre otros sellos, participan Eterna Cadencia, Godot, Sigilo, Leteo, Gourmet Musical, Siglo XXI, Corregidor, Mardulce, Adriana Hidalgo y V&R. Y son varias las librerías de barrio que integran la red, abierta a quien quiera sumarse.
Con otros colegas de La Ruta del Libro de San Telmo , el librero Edio Bassi, de Fedro, envió una solicitud al Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, donde se solicita la inclusión de las librerías independientes entre los comercios minoristas de cercanía habilitados en la siguiente etapa de cuarentena, para que los libreros puedan concurrir a sus locales y realizar despachos de ejemplares. Cabe recordar que actualmente los libreros pueden vender por Mercado Libre o compras online, pero no pueden asistir a los comercios porque estarían violando la cuarentena. Por otro lado, se pide que el Ministerio de Cultura porteño realice una campaña de compra en librerías independientes y apoye iniciativas como Mi Librería y Compra Futura. Sin apoyo gubernamental, muchas librerías, que integran el patrimonio cultural de la ciudad de Buenos Aires (así como también de otras localidades del país), no podrán sobrevivir. También se reclama una línea de créditos blandos, destinados a cubrir las obligaciones que los comercios tienen pendientes con las editoriales.
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