Impredecible
Más de 200 personas murieron por el fenómeno climático que se abatió sobre España el 30 de octubre. El número es escalofriante por muchos motivos. Primero, porque son más de 200 vidas humanas que se extinguieron prematuramente. Segundo, y esto es lo que de verdad asusta, porque hasta los niños saben que el planeta atraviesa un período de clima extremo. Es cierto, como señalaron algunos cronistas, que en unas pocas horas cayó la misma cantidad de agua que en un año. Pero esa es exactamente la definición de clima extremo. La combinación obliga a las autoridades, especialmente a las políticas, a estar no una ni dos, sino mil veces preparadas.
El clima combina cuatro factores que obligan a tomárselo muy en serio. Uno, es inevitable. Vivimos en un clima. Se llama atmósfera. Sin ella, la vida en este planeta no existiría. Dos, es impredecible. Incluso con cantidades monumentales de cómputo, el número de variables involucradas lo vuelve inescrutable. Tres, no lo controlamos. Y cuatro, es el responsable de los desastres más mortíferos de la historia, después de las grandes pandemias.
En lugar de ideologizar este sistema complejo llamado atmósfera, la respuesta es estar preparados. Para lo peor que podamos imaginar.
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