Imaginemos
Este es un ejercicio de imaginación. Soy consciente de que va a sonar ingenuo. No importa. Hagamos un breve brainstorming. No cuesta nada. Imaginemos las provincias argentinas uniformemente ricas. En lugar de algunas empobrecidas y con demasiados ciudadanos sujetos a empleos estatales, todas ricas y prósperas. Cada estado de nuestra Nación tiene un potencial abrumador. Imaginemos esa potencia expresada por toda la República, en lugar de esta concentración que nos caracteriza y que es aguda en el área metropolitana de Buenos Aires.
Descentralizada y federal, imaginemos una dirigencia cuyos responsables solícitamente resignan el poder luego de uno o dos mandatos, no porque lo diga la ley (lo dice) ni por virtud democrática, sino porque la función pública, orientada a resolver problemas y fomentar la riqueza, los dejó exhaustos. O, más ambicioso aún, porque desean volver a la actividad privada para disfrutar del lujo de vivir en este país. Imaginemos una nación donde cada ciudadano pueda elegir dónde residir de acuerdo con sus intereses y su deseo de contribuir a la grandeza de la Patria, sin sopesar obstáculos. Imaginemos por un instante que hacemos las cosas bien. El país ya lo tenemos. Solo nos falta hacer las cosas bien.
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