La cita fue en 1939 en La Maison des Amis des Livres, célebre librería fundada por la editora Adrienne Monnier sobre la Rue de l'Odéon. Gisèle Freund tenía poco más de treinta años y sus fotografías en color se proyectaban por primera vez ante la vanguardia intelectual parisina: entre el exigente público se contaban André Breton, Jean Genet, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir.
"Eso hizo que, más tarde, los que no habían posado para mí aceptaran, no sólo porque mis fotos les habían gustado sino por vanidad", diría casi seis décadas más tarde la célebre fotógrafa alemana a LA NACION en su departamento de París, en una entrevista con Hugo Beccacece.
Para entonces, la carrera de Freund ya era un mito. A su trabajo pionero como reportera gráfica, con coberturas en todo el mundo para la agencia Magnum y revistas como Life y Time, se sumaban los retratos de artistas y escritores que incluyeron a James Joyce, Virginia Woolf, Frida Kahlo,Jorge Luis Borges y Walter Benjamin. Este último la acompañó en uno de sus primeros registros con la Leica que le había regalado su padre: el de la protesta del 1 de mayo de 1932 contra el régimen nazi, en Frankfurt. De origen judío, ella siguió a su amigo a París, donde dedicó su tesis en La Sorbona a la fotografía francesa del siglo XIX.
Además de publicar ese texto y de introducirla en el corazón de la vanguardia literaria europea, Monnier le presentaría a otra mujer clave en su vida: Victoria Ocampo. Fue gracias a la fundadora de la revista Sur que Freund llegó a la Argentina, a comienzos de la década de 1940, en su segundo exilio forzado por el ejército alemán. Durante su estadía de ocho años, aprovechó para recorrer todo el país. En Buenos Aires realizó sus primeras "performances audiovisuales", hipnótica combinación de proyecciones de fotografías de escritores y sus atractivos relatos de lectora experimentada.
Aquellas diapositivas y las valijas donde las guardaba integraron la muestra exhibida el año pasado en el Museo Sívori. "Fue algo que cambió su carrera", dijo entonces Clara Masnatta, curadora de la exposición que incluyó también un ejemplar de la revista Life de 1950, con los históricos retratos realizados por Freund de Juan Domingo Perón y Evita. "Ella me dijo: «Usted es la primera periodista internacional que me ve trabajar con mis pobres»", recordaría la fotógrafa medio siglo más tarde en su departamento de París, muy cerca de donde había comenzado todo y donde terminó su vida, hace veinte años.
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