Ides Kihlen, imparable a los 104 años, sigue creando
Una escultura, suerte de doble de riesgo de la artista en tiempos de pandemia, se exhibe junto con su obra en una galería de Retiro; mientras tanto, ella sigue pintando y tocando el piano en su departamento
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La escena se repite entre los transeúntes de la calle Arroyo: encuentran a la artista centenaria Ides Kihlen en una galería de arte, la saludan, pero ella no responde. La mujercita elegante, de vincha, anteojos oscuros, labios carmín y zapatos de taco ni se inmuta. Sucede que la muestra que inauguró la Galería Azur tiene una escultura hecha a su imagen y semejanza, tan igual que nadie puede evitar hablarle cuando la ve a través del ventanal, o incluso ya adentro de la sala.
Se trata de un homenaje hecho por el escultor hiperrealista Fernando Pugliese a esta pintora excepcional, discípula de André Lhote, Vicente Puig, Pío Collivadino, Emilio Pettoruti, Batlle Planas, Adolfo Nigro y Kenneth Kemble, que mantuvo en silencio una obra que no ha parado nunca de crecer. Recién en 2000, con más de ochenta años comenzó su carrera pública, con éxito inmediato. En los últimos veinte años, su obra pasó por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, el CCK, el Museo de Arte Decorativo y el Museo del Parco de Portofino, Italia, entre muchos otros.
“La gente entra a saludarla y no acredita que no sea Ides. Ella me parece un ejemplo de dedicación, perseverancia, trabajo, humildad y esperanza”, dice, Noel Alonso, quien colaboró con la exposición de la galería de Retiro que reúne –además de lo que viene a ser un doble de riesgo en tiempos de pandemia–, más de cincuenta trabajos, entre recientes y algunos históricos. Se pueden ver en Arroyo 981 hasta hoy, concertando cita por el correo mensajes@galeriaazur.com. Fue Declarada de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad y junto a acercARTE colabora con CONIN, organización dedicada el tratamiento y prevención de la desnutrición infantil. La muestra también se puede ver online.
“Me encanta hacer todo esto y que a la gente le guste, en este momento del mundo. Estoy muy feliz por el reconocimiento, y por seguir pintando y tocando el piano”, dice ella, que nació en 1917 en Santa Fe, en plena Primera Guerra Mundial. De chica se cambió (por decisión propia) su nombre sueco por otro inventado por ella, Ides. Su nombre de pila original es uno de sus tantos misterios. Otro puede ser cómo hace para estar activa después de los cien años. Pasa las mañanas en su taller y por las tardes se sienta al piano. “La vedad es que no me vacuné todavía porque nunca en mi vida tomé ni una aspirina”, dice Kihlen. La artista cumple 104 años el 10 de julio y sigue en su ley, comiendo como un pajarito lo que se le antoja, sólo lo que ella misma se prepara y siempre regado con champán. En su cuenta de Instagram, sus hijas Ingrid y Silvia comparten videos donde se pueden ver sus manos laboriosas cortando y pegando papelitos y pintando líneas, y a la vez escuchar de fondo una de sus composiciones ejecutadas por ella misma. “Está regia. Un poco sorda, pero no le afecta demasiado. Ella trabaja todo el día. Terminó un cuadro hace dos días. Ya empezó otro”, cuenta Ingrid.
Sin salir nunca de su departamento de la Avenida Alvear, la artista arrasó en Madrid en la feria Estampa, que cerró el 11 de abril, con un solo show en la galería Aina Nowack que fue un éxito de ventas. Una de sus últimas obras es la intervención de una vieja barrica de vino, un trabajo minucioso y exigente físicamente para la artista, pero hecho con esmero para participar en Zaffiro Art Bubbles, una acción solidaria a beneficio de Casa Garrahan en la que participaron otros 28 artistas, como Eduardo Stupía, Pedro Roth, Mariano Cornejo, Lina Leal y María Noël. Las piezas están en exposición hasta el domingo en el restaurante Tribuna Plaza del Hipódromo de Palermo (Av. Del Libertador 4401). La subasta se realizará en forma virtual a principios de mayo. A Ides, además, siempre le interesa colaborar con las buenas causas.
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