Hoy responde Ana María Bovo
Lanarradora,que acaba de publicar Cuentos de humor y amor 2 (Emecé), un libro más un CD con relatos populares y otros de su autoría, se confiesa compradora compulsiva de flores y chalinas y se define como “una rumiante psíquica”
¿De qué se enorgullece?
De haber construido mi profesión de narradora de historias en una ciudad bulliciosa, que no ofrecía las condiciones para que la gente se detuviera a escucharme. También, de haber creado una hipótesis de trabajo para llevar al escenario: recrear el poder escénico de los buenos narradores espontáneos.
¿Qué le diría hoy a su primer amor?
Tendría que repasar las frases que rumié durante años: unos reproches muy refinados, y también algunas palabras nostalgiosas, halagadoras. Por suerte, me las olvidé.
¿En qué lugar fue más feliz?
En Sicilia, en el templo griego de Segesta, que está en una colina. Un poco más arriba, está el anfiteatro. Mi hija tenía cuatro meses. La senté en una de las gradas de piedra. Me ubiqué en el centro de la escena y saludé bajo el sol del mediodía, como si hubiera sala llena. Fue en mis comienzos como narradora de historias.
¿Qué la saca de las casillas?
Que se me ocurran nuevas ideas a las cuatro de la mañana. Tengo que levantarme a anotarlas y sumarlas al desorden de muchos papeles sueltos que voy arrojando en una carpeta que dice "Apuntes ficción". Después yo me desvelo y los papeles se quedan durmiendo ahí.
¿Habla consigo misma?
Mucho, mucho, mucho. Soy una rumiante psíquica. Eso tiene la ventaja de que me permite ensayar mis textos destinados a la escena o a la escritura, y la desventaja de ocupar mi imaginación, para resolver -inútilmente- conflictos del pasado.
¿De qué es compradora compulsiva?
Quedaría bien, para este medio, decir: "Libros". Pero soy compradora compulsiva de flores y chalinas. Con las flores justifico el derroche, diciéndome que es a falta de un jardín. Con las chalinas me excuso diciendo que debo proteger mi voz, mi garganta.
¿Cuáles son los tres libros que más ama?
Una de las primeras novelas de Saer, Cicatrices ; La bendición de la tierra , de Knut Hamsun; La novela de Ferrara , de Giorgio Bassani. Podría enumerar tres más, y otras tres, porque en la literatura encontré, y seguiré buscando, otros amores.
¿Cuál es su personaje de ficción preferido?
Vuelvo a la imagen frívola, deseosa, insatisfecha, de aquella mujer que perdió su nombre de soltera: Emma Rouault. Así la nombraba su madre y así la llamó Rodolphe, su amante, para seducirla. Para todo el mundo fue, después, Madame Bovary.
¿Cómo cree que la recordarán?
Me atrevo a decir que me recordarán por narrar la vida tal cual deseo vivirla.
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