Horacio González, un intelectual identificado a rajatabla con la política kirchnerista
Cara visible del colectivo Carta Abierta, sus pronunciamientos alcanzaron fuerte impacto político en una sociedad que comenzaba a dividirse y a establecer una grieta que hoy perdura
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Por su formación intelectual y su capacidad para el discurso, Horacio González fue la cara visible del espacio Carta Abierta, el universo de intelectuales identificados a rajatabla con el kirchnerismo. Este colectivo cultural excedió largamente al peronismo y se constituyó en mayo de 2008, en medio del enfrentamiento entre el gobierno de Cristina Kirchner con el campo por la resolución 125.
Reconocido sociólogo, ensayista y profesor universitario, González no asumió un protagonismo de entrada, pero pronto consolidó su liderazgo, en un recorrido silencioso, mediante el aporte de argumentaciones teóricas y políticas en los diversos temas que el espacio sometía a discusión. Fue uno de los autores más activos de los sucesivos pronunciamientos, que alcanzaron fuerte impacto político, en una sociedad que comenzaba a dividirse y a establecer una grieta que hoy perdura.
Carta Abierta –hoy desactivado- fue el ámbito intelectual más activo en la defensa de las políticas del kirchnerismo. Al pronunciamiento en contra de la reacción del campo, en la que denunció la existencia de un “clima destituyente”, siguió el debate por la ley de medios, que se prolongó con posiciones extemporáneas en el espacio televisivo 678. González asumió siempre posiciones extremas, pero sin abandonar los razonamientos teóricos.
Intervino desde el comienzo en Carta Abierta, cuando un grupo de intelectuales y personas vinculadas con la cultura comenzaron a reunirse en la librería Ghandi, en la avenida Corrientes, ofrecida por Elvio Vitali, el primer director de la Biblioteca Nacional designado por Néstor Kirchner, a quien González secundaba como subdirector. Los acompañaban Ricardo Forster, Nicolás Casullo, Eduardo Jozami, Juan Villafañe, Jorge Testero, Juan Carlos Junio, Rodolfo Hamawi y Aurelio Narvaja, entre otros. Las reuniones pasaron, luego, a la Biblioteca Nacional.
A la par de la marcha y los conflictos del gobierno de Cristina Kirchner, Carta Abierta fue desgranando la preocupación de los intelectuales por la situación de Aerolíneas, la situación de los jubilados, la distribución del ingreso, los choques con el Poder Judicial, la democracia y la realidad de América latina. No faltaban en los pronunciamientos descripciones sobre la amenaza de “la nueva derecha”.
El universo de intelectuales que reconocían el liderazgo de González, no era ajeno a las disputas que se tejían entre el kirchnerismo y sectores emblemáticos del peronismo. Durante el gobierno de Juntos por el Cambio, Carta Abierta fustigó duramente al triunvirato de la CGT por negarse a enfrentar con un paro al gobierno de Mauricio Macri. También se identificaba a las huestes de Sergio Massa –antes de su nuevo acuerdo con el kirchnerismo- con “posturas light”. Más allá de su estilo abierto al diálogo y al debate, Horacio González confrontaba más a gusto con quienes exponían posiciones y convicciones sólidas.
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