Homenaje a los pioneros
En Pinamar, a 65 años de la creación del balneario, se inauguró una escultura de Pájaro Gómez que rinde tributo a quienes se animaron a emprender nuevos rumbos
La última escultura monumental contemporánea emplazada en suelo argentino se llama Dibujando espacios y es responsabilidad de Raúl "Pájaro" Gómez.
Su perfil se recorta sobre el cielo y el mar de Pinamar, balneario que cumplió anteayer 65 años, donde muere la Avenida Bunge. El eje vertical, de 9,20 metros, sostiene dos transversales móviles; el conjunto está hecho de acero inoxidable, no pesa más de 500 kilogramos y se sostiene sobre una base de 20 toneladas de hormigón diseñada para soportar vientos de hasta 150 kilómetros por hora.
No falta quien vea las formas de un velero, de un barrilete o de un pájaro en vuelo, pero nada de eso estuvo en la imaginación del artista: "El movimiento de los dos ejes transversales está impartiendo direcciones todo el tiempo, como un explorador que se instala en un lugar y proyecta sus futuras fundaciones; en cierto modo es una especie de homenaje a los pioneros que llegaron a Pinamar, pero también a los pioneros en fomentar el emplazamiento de esculturas públicas", acota Pájaro Gómez.
La galerista Teresa Nachman, que abrió su espacio hace más de treinta años en Pinamar, impulsó la concreción de esta obra, del mismo modo como antes había contagiado su entusiasmo a un empresario que en un parque de tres hectáreas instaló una notable colección de esculturas. Son más de cincuenta trabajos de autores históricos, como Lucio Correa Morales, hasta contemporáneos como Hernán Dompé. Lo que equivale a decir más de cien años de escultura argentina.
Nachman acercó sus argumentos a los directivos de Pinamar S.A., quienes rápidamente captaron la importancia de dotar a la ciudad de una obra de arte contemporáneo. El modelo de acción puede servir de ejemplo para otros casos en los que se suma la acción privada y la pública: 25 modelos de Dibujando Espacios se vendieron a 3000 dólares cada uno y de esta forma fue posible financiar la obra monumental de Pájaro Gómez donada a la intendencia, que deberá ocuparse del mantenimiento y la limpieza.
Las negociaciones y la recaudación de fondos llevaron unos dos años; en tres meses se construyó la obra y en solo tres días dos personas, el escultor y su ayudante, irguieron la grácil y enorme estructura.
Son pocas las oportunidades que tienen los escultores de ver sus obras en lugares públicos, pero Pájaro Gómez ha tenido suerte: en Villa Gesell se puede apreciar su Homenaje a los Desaparecidos ; frente al Museo Nacional de Bellas Artes está Babel Buenos Aires , una especie de torre elevada con una manga transparente por la que asciende una escalera.
En la Ciudad de las Esculturas, en Resistencia, hay tres obras públicas más y su actividad parece no detenerse, pues para fines de 2008 va a inaugurar otra, un gigantesco diamante de 15,70 metros de circunferencia en una bodega de Luján de Cuyo. Sin contar que el Museo Killka, de la Bodega Salentein, tiene una obra del arista que se ha convertido en el ícono de la colección.
¿Quién es este afortunado escultor? Raúl "Pájaro" Gómez nació en 1946, vivió más de veinte años en Francia (donde residen su hija y su nieta), trabajó en el departamento de escenografía de la Comèdie Française, y cuando volvió a la Argentina, en 1987, arrasó -en pocos años- con cuanto premio podría anhelar un escultor.
En su taller de San Telmo genera sus obras monumentales con recursos tecnológicos. Atrás quedaron las maquetas de madera balsa. Trabaja con el programa 3DMac en su computadora y logra de esta forma una visión virtual del entorno donde serán ubicadas.
Con Dibujando espacios, Pinamar retoma una práctica que fue corriente a fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX en Buenos Aires.
"Las últimas obras contemporáneas monumentales de calidad que se han incorporado en Buenos Aires son poquísimas, como las de María Juana Heras Velasco o Bastón Díaz; hay que pensar que en el siglo XIX se instalaron obras de Auguste Rodin, Antoine Bourdelle y otros grandes, pero luego esta modalidad se interrumpió", dice Pájaro.
"Ya no hay adquisición, las políticas culturales pasan por festivales y movidas que sumen votos", se lamenta el escultor, mientras un par de turistas posa para la foto bajo su obra.
Pinamar cuenta en su patrimonio urbano con arte del siglo XXI: es la mejor forma de celebrar un nuevo aniversario del balneario soñado y creado por Jorge Bunge.