Homenaje a Edgardo Cozarinsky con lecturas y feria de libros usados en San Telmo
Participan cinco librerías con sus catálogos y amigos del escritor y cineasta como Andrés Di Tella, Rita Pauls, Sergio Wolf y Martín Bauer, que este domingo a la tarde leerán fragmentos de “Los libros y la calle”
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Aquellos que buscan “tesoros” en librerías de usados tienen una cita en la librería La Libre (Chacabuco 917), en San Telmo, este domingo a partir de las 14, donde se hará una feria de libros usados. Además de la anfitriona, participan Tierra de Libros (puesto 16 de la feria de libros de Plaza Italia), El Escriba Libros (Balcarce 1053), Rústica y Nuestro Arcón (Armenia 1978). Habrá un corte de calle y el evento, a modo de homenaje al escritor y cineasta Edgardo Cozarinsky, autor de Los libros y la calle (Ampersand), fue bautizado “Los libros en la calle”. El autor de Vudú urbano falleció el 2 de junio, a los 85 años.
El domingo a la tarde estaré leyendo al querido Edgardo. Hermosa iniciativa de @Ampersand_ed . Ahí nos vemos. pic.twitter.com/xMMcRwbv7W
— sergio wolf (@serdwolf) July 11, 2024
Habrá ofertas, libros difíciles de hallar porque están agotados y títulos a partir de los $ 3000. “Es la primera vez que hacemos esta feria y tramitamos el corte de calle en la Comuna 1″, informa Damián, librero de La Libre, a LA NACION.
A las 17, organizado por Ampersand, comenzará el tributo a Cozarinsky a poco más de un mes de su muerte. En su autobiografía de lector Los libros y la calle, se refiere a la importancia que las librerías de usados, en Buenos Aires y en París, tuvieron en su formación. Participarán amigos del artista con el que compartieron distintos proyectos creativos: los cineastas Andrés Di Tella, Sergio Wolf y Hernán Rosselli, las actrices Esmeralda Mitre y Rita Pauls, el músico, compositor y gestor cultural Martín Bauer y el crítico de cine Claudio Minghetti. Además de leer fragmentos de Los libros y la calle, recordarán experiencias personales con el autor y director.
Andrés Di Tella recuerda que tuvo la “idea loca” de haberle pedido a Cozarinsky que interpretara a su padre (el ingeniero Torcuato Di Tella) en la película Ficción privada, de 2019. “En parte porque él había conocido a mis padres y la película se trata de una correspondencia entre ellos, y más importante, porque era una manera de ungirlo como padre artístico y espiritual -dice el realizador a LA NACION-. Por la influencia de su cine en el mío y también de su escritura, e inclusive por la amistad y la conversación que tuvimos durante años. En 1998, como director del Bafici, yo había hecho una retrospectiva de su filmografía. Había algo desafiante en su cinematografía, desde aquella, para mí, imposible de igualar, única, excepcional, llamada La guerra de un hombre solo, donde cuestionó la idea que tenían los franceses de sí mismos durante la ocupación nazi de que todos habían sido de la Resistencia. Y hasta su última película, Dueto, donde habla con una exposición de una intimidad tremenda, de una amistad con Rafael Ferro, y unos sentimientos que rara vez expone alguien en público”.
“Conocí a Edgardo cuando se hizo su primera retrospectiva en la Sala Leopoldo Lugones, a mediados de los años 80 -cuenta Sergio Wolf-. Vi sus películas allí, en el páramo cinematográfico de ese momento, buscando raíces perdidas que en especial, para mi generación, era lo que se llamaba la Escuela Argentina de París, que eran Cozarinsky, Hugo Santiago, Alberto Yaccelini, Miguel Bejo y Eduardo Gregorio. Algunos años después, en el 92, saqué mi primer libro, Cine argentino. La otra historia, y en el mismo momento empecé a publicar con Paula Félix Didier, Aldo Paparella y Fernando Martín Peña en la revista Film. Por medio de un amigo, le envié mi libro y los primeros dos números de la revista a Edgardo”.
Cozarinsky le respondió por escrito. “A partir de eso, cuando empezó a venir más a Buenos Aires, nos encontrábamos -dice Wolf-. Empezó a venir con rodajes de películas, de las que yo me enteraba, y la amistad fue desarrollándose en el tiempo. Cuando hice mi primera película, dirigida por Lorena Muñoz, Yo no sé qué me han hecho tus ojos, Edgardo era un espectador para nosotros muy importante, porque la película tenía mucho que ver con su trabajo, y sorprendentemente la película lo impactó mucho y pidió escribir sobre la película en Página 12. Nuestros caminos estuvieron siempre muy cruzados; en mis años como director del Bafici estrené varias de sus películas, una hermosa que se llama Apuntes para una biografía imaginaria, que es una pequeña película que hizo más bien con restos. Y recurrentemente él me enviaba, desde donde estuviera, tarjetas postales”.
“Edgardo fue para mí la primera persona que descubrió mi verdadero ser en el arte, el que me impulsó y el que de la mano recorrió conmigo todo el camino oscuro y bello que se debe transitar en el arte -dice a LA NACION Esmeralda Mitre, que trabajó en Nocturnos, película de Cozarinsky de 2011-. Fue el que me dio las fuerzas, la seguridad y que, al creer en mí, hizo que yo creyera en mí también. Lo amaré hasta el resto de mis días”.
Para conocer más anécdotas y postales biográficas del apreciado escritor y director que indagó en las fronteras de la real, habrá que darse una vuelta por San Telmo este domingo a la tarde.
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