Héroes y heroínas desconocidos con monumento propio
El Museo Nacional de Bellas Artes presenta una muestra que no necesita espacio físico: se trata de una presentación virtual de ideas para homenajes públicos y a la vez anónimos
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En el último estertor vanguardista, los 60 terminaron no solo decretando la muerte de la pintura (cosa que no sucedió) sino de cualquier objeto artístico en una vertiginosa carrera por la desmaterialización del arte. Así, antes que la posmodernidad impusiera su largo y vigente reinado se llegó a estilos como el minimal, land art o el más abarcativo arte conceptual. Esa corriente en la cual una idea se sobrepone a su ejecución o se desentiende de la materia de las que están hechas las obras se ha vuelto muy pertinente en tiempos de alta virtualidad y baja presencialidad.
Así es como el Museo Nacional de Bellas Artes tomó una idea del conceptualista uruguayo Luis Camnitzer (residente en Estados Unidos desde 1964) para llevar adelante una muestra que no necesita espacio físico ya que se trata de una presentación de ideas. En los meses de confinamiento, Camnitzer utilizó su muro de Facebook para convocar a diferentes artistas de todo el mundo a que trabajaran en ideas de monumentos públicos y a la vez anónimos. Esa invitación derivó en Ideas para monumentos en homenaje a las heroínas y los héroes desconocidos, con 47 artistas de 20 países.
Desde su casa en Long Island, el artista y teórico afirma que su convocatoria fue realizada a partir de la idea del “Monumento al Heladero Desconocido” llevada adelante en Venezuela por Javier Tellez en 2001 y en contra del monumento clásico que sirve para afirmar una ideología de poder. En exclusiva para LA NACION, Camnitzer, que presenta además un “Monumento al sepulturero desconocido”, analiza siete de las propuestas de distintos países que se pueden ver en la página web del museo.
Monumento a las marchantes desconocidas (Nadín Ospina, Colombia, 1960)
“Nadín Ospina es famoso por arqueologizar personajes de historieta al recrearlos como artefactos “precolombinos”. Aquí, en cambio, utiliza una pequeña figura de juguete popularmente utilizada en las piñatas para con ella celebrar a las mujeres que participan anónimamente en las protestas políticas. Sus armas no solamente están en el uso de la cantidad, sino también de la dignidad de la postura. Con ella, aunque sea por un instante, la frente en alto es capaz de enfrentar los golpes y los balazos”.
Indicación de Resistencia (Francisco Papas Fritas, Chile, 1983)
“Francisco Papas Fritas [seudónimo de Francisco Tapia] es un artista chileno que genuinamente se puede categorizar como activista político. Sus obras tienden a intervenir más que a ilustrar o declarar. Su obra clásica consistió en apoderarse de los títulos de deuda de los estudiantes de una universidad fraudulenta y quemarlos. Con ello logró que la deuda quedase anulada por falta de pruebas. Aquí utiliza el lenguaje publicitario convencional para indicar el punto de transición entre bebida y bomba. Para ello utiliza un famoso cartel luminoso que fuera utilizado por una marca de champaña para celebrar un aniversario de la dictadura de Pinochet”.
Homenaje a la cantante desconocida (Liliana Porter, Argentina, 1941)
“Liliana Porter reconstruye la realidad cotidiana en otro mundo, uno en donde las leyes se rigen por lo poético. Objetos presuntamente inanimados logran dialogar explotando los contextos en que se encuentran y sin necesidad de quedar aprisionados por las limitaciones de los idiomas convencionales. La canción ya partió y no es necesario escucharla. En la lejanía invadió el espacio para ser habitada aún en el silencio. Esto es lo que define el éxito de la cantante, la cual ya no importa como persona o como individuo”.
Monument for the unknown future anarchist (Jonas Monib, Alemania, 1987)
“Jonas Monib aboga por una tecnología benigna, dedicada al bienestar social sin dejar víctimas en el proceso de su perfeccionamiento. Su Monumento para el futuro anarquista desconocido es simbólico dentro de una utopía optimista. En ella se respeta el conocimiento y se celebran los pasos técnicos que conservan el conocimiento adquirido, permiten heredarlo y lo usan como un escalón para funcionar dentro de un futuro mejor. Es esto lo que producirá un ciudadano no-autoritario dedicado a mejorar su sociedad y su ambiente. Aunque la obra parece honrar el pasado, en realidad actúa como un portón que se abre hacia el futuro”.
1978 (Roberto Jacoby, Argentina, 1944)
“En 1978 Roberto Jacoby presenta un monumento sonoro, un collage de sonidos masivos que expresa el entusiasmo por haber ganado la copa mundial de fútbol. El detalle es que esos sonidos ocurren en un exterior que trata de tapar los aullidos del tormento ejecutado en un espacio interior. El monumento utiliza el sonido como un envoltorio del dolor, el cual en la disonancia con lo que envuelve no permite que este se disuelva y pase al olvido. Es en realidad un monumento al escapismo fracasado, ese que trata de ocultar el crimen y no logra la absolución”.
Monumento a la madre teletrabajadora desconocida (Esther Aldaz, España, 1979)
“Esther Aldaz se apropia de los vehículos publicitarios ya existentes para, sin cambiar su lenguaje, infiltrarlo. La imagen anónima del consumidor feliz que se utiliza para vender productos aquí es sustituida por otra imagen igualmente anónima: la teletrabajadora. En el caso de Aldaz además de anónima, se trata de alguien invisible y a veces vilipendiado. Aldaz nos obliga a ejercer la empatía, a compartir tanto su espacio como su tiempo despedazado en el que se maneja cuando trata de acomodar los requerimientos de una vida casera y generalmente sexista dentro de las exigencias legisladas por el lucro”.
Monument to the unknown psychoterapist (Sam Durant, Estados Unidos, 1961)
“En este Monumento al psicoterapeuta desconocido, Sam Durant recrea la sala de un psicoterapeuta en su versión más aséptica y despersonalizada posible. El escucha no está y no estará, aun si se sienta en el sillón para instalarse físicamente en el espacio. Si llega a haber una transferencia, esta se hará hacia el mueble, porque la eficiencia profesional está en la ausencia de la persona. El monumento en realidad no está dedicado a una persona desconocida sino a una caricatura posible: la de una profesión mal ejercida que trata de justificar una ausencia cuando se necesita un compromiso”.
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