Helene Flood. “No hay nada que dé más miedo que estar con personas muy cercanas y preguntarse si se puede confiar en ellas”
La noruega, autora de “La psicóloga”, coincidirá hoy en el festival Semana Negra BA en una charla con otra invitada, la sueca Stina Jakcson; por qué no se identifica con la corriente del “noir nórdico”
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De visita por primera vez en la ciudad de Buenos Aires, invitada por el festival de literatura policial Semana Negra BA con apoyo de la embajada noruega en la Argentina, la escritora Helene Flood (1982) pudo hacer una minigira por las librerías porteñas, donde vio las ediciones en español de sus dos novelas policiales publicadas por Planeta: La psicóloga y La comunidad. Hacia fin de año, llegará La herencia, que completará su trilogía de thrillers sobre el matrimonio. “Estoy muy contenta de estar aquí, es maravilloso, estuve caminando un poco por las librerías y conocí El Ateneo Grand Splendid que es impresionante”, dice a LA NACION. También firmó ejemplares.
Como psicóloga e investigadora, doctorada en la Universidad de Oslo con una tesis sobre la violencia, la revictimización y la culpa postraumática, la autora usa su segundo apellido y pasa a llamarse Helene Aakvaag. Como Helene Flood, publicó en 2019 La psicóloga, que se tradujo a más de veinte idiomas y la convirtió en una de las autoras más destacadas de la novela negra actual y, en 2020, La comunidad, que ratificó su pericia para el género policial con una protagonista que guarda un secreto que, de revelarse, arruinaría su matrimonio. Helene Flood Aakvaag es madre de dos niños.
Hoy, a las 19, en la Biblioteca Ricardo Güiraldes (Talcahuano 1261), conversará con la escritora sueca Stina Jakcson y la periodista y escritora Gabriela Saidón sobre el “noir nórdico”, una categoría con la que no se siente tan a gusto. “En el noir nórdico hay varios escritores, como Stieg Larsson y Jo Nesbø, que narran de una manera muy brutal, gráfica y violenta; siento que mi estilo es diferente”, observa.
-¿Cómo diste el paso de la psicología a la literatura?
-Siempre estuve escribiendo, desde que era niña escribía historias. Tenía una Macintosh antigua, una caja cuadrada en el sótano, y me sentaba ahí a tipear las historias. En ese momento me sentía un poco avergonzada y no le contaba a la gente que escribía. Después me di cuenta de que es muy difícil vivir de eso, así que tenía que hacer otra cosa y me convertí en psicóloga, lo cual me interesaba mucho. Trabajé un tiempo, y después estuve de licencia por maternidad. Tenía un bebé en casa, y aunque no me sobraba el tiempo, tenía espacio en mi mente. Podía pensar en otras cosas más allá de mi trabajo. Y entonces apareció la historia de La psicóloga y pensé en que podía tratar de escribirla. Tenía escrita gran parte la historia, pero como debía terminar mi tesis doctoral, la dejé de lado durante un año. Luego lo leí y me dije: “Esto es realmente bueno, aunque la solución es incorrecta”. Así que la cambié y funcionó.
-¿Qué te aportó tu formación en psicología para escribir ficción?
-Al principio pensaba que eran dos cosas que iba a mantener separadas con dos nombres diferentes. Y es interesante porque ahora percibo cuánto de mi trabajo como psicóloga se traslada a la escritura, porque no soy dos personas, soy una sola, y uso mucho de todo lo que conozco de la terapia. Era una de las ideas con La psicóloga, poder llevar ese mundo de encierro, en el que solo hay dos personas, un paciente y una terapeuta, a la literatura. Después hice mi tesis doctoral sobre la vergüenza que se experimenta después de un evento traumático, y lo utilicé mucho en La comunidad. Me interesa mucho el tema de la vergüenza, como una emoción psicológica y social.
-¿Dirías que el trauma tiene la estructura de un thriller?
-La manera en que yo utilizo el trauma es ver qué es lo que le pasa a una persona cuando está traumatizada. Como investigadora, hago muchos estudios sobre las reacciones ante el trauma y una de las cosas que hacemos cuando estamos en medio de una crisis o de un evento traumático, es que tenemos una “visión de túnel”, restringida. Nos focalizamos en los detalles y tal vez no vemos toda la imagen completa. Estructuralmente, eso funciona muy bien en una trama policial, donde tenemos a una persona que tal vez se focaliza en algunas cosas pequeñas, incluso equivocadas, aspectos que no coinciden con la realidad. En una ficción, un lector se pregunta qué es lo que pasa con todo el resto y activa la trama.
-Tus novelas están protagonizadas por mujeres.
-En la trilogía, porque incluyo La herencia, cada libro está narrado desde la perspectiva de una mujer. Tenemos a la psicóloga, que es una joven mujer casada; en La comunidad, a una mujer de edad mediana con hijos. Y en la más reciente, a una viuda que tiene unos sesenta años cuyo marido acaba de fallecer. Mi idea es ver el matrimonio y la familia, pero particularmente el matrimonio, desde ángulos diferentes. Tres mujeres de distintas edades, en distintas situaciones de la vida, que se enfrentan a la oscuridad que existe dentro de su matrimonio.
-¿Tu ficción abarca el universo doméstico?
-Mucho. En mi opinión, no hay nada que dé más miedo que estar con personas muy cercanas, aquellas personas en las que uno debería confiar, y preguntarse si realmente se puede confiar en ellas. ¿Qué es lo que no me están diciendo? ¿Qué es lo que yo no les digo? Da más miedo que un asesino serial.
-¿Leés mucho libros del género policial?
-Leo todo tipo de géneros, pero como lectora de novelas policiales, prefiero más que nada las que profundizan en la psicología del personaje. Como la estadounidense Gillian Flynn, una autora que me inspira mucho con su trabajo; una autora sueca, Kerstin Ekman, y la británica Daphne du Maurier, que una de los clásicos. Las tres son escritoras mujeres que indagan en la psicología de los personajes.
-¿Cuál es tu metodología para escribir?
-Pienso mucho antes de comenzar a escribir. Necesito un punto de partida, un rasgo clave, como una especie de semilla, algo del personaje. En La psicóloga fue su soledad; Sara estaba profundamente sola como persona. Eso hizo que la pudiera escribir, que la pudiera narrar. La imagen de ella sola en esa enorme casa donde nada funcionaba y donde sentía frío. Una vez que empiezo a escribir, no me detengo.
-¿Estás de acuerdo en que te incluyan en el “noir nórdico”?
-Cuando escribo, no pienso en categorías; simplemente pienso en lo que me interesa. En el noir nórdico hay varios escritores, como Stieg Larsson y Jo Nesbø, que narran las cosas de manera muy brutal, gráfica y violenta; siento que mi estilo es diferente. Pero también es verdad que ellos se concentran en las estructuras familiares y las luchas de poder, y en eso se acercan a mi estilo. No me importa la categoría; como escritora puedes sentirte limitada y hay que escribir sobre lo que a uno le interesa.
-¿La criminalidad en Noruega es un problema serio?
-No tanto, pero al mismo tiempo hay altos índices de violencia doméstica y violencia sexual. Los países nórdicos tienen los mayores índices de violaciones en Europa, lo cual es raro y preocupante, porque tenemos un buen nivel respecto de igualdad de género.
-¿Y qué hace el gobierno? ¿Qué tipo de políticas se implementan?
-Se dedica mucha atención a ese problema, aunque tal vez hay menos dinero que la atención que se le presta. Siempre pasa eso. Y ahora se habla mucho sobre las leyes del consentimiento, de que se debe dar explícitamente el consentimiento para tener una relación sexual. Es un gran debate, pero no creo que sea en la legislación donde hay que librar la batalla. La gente tiene presente el texto de la ley, pero el trabajo tiene que ser mucho más profundo y a nivel general en las escuelas, con los jóvenes, sobre todo, hablar sobre los límites, cómo comunicarse con respecto al sexo, lo que está bien y lo que no está bien.
-¿En el ámbito literario noruego hay sexismo?
-Creo que se ha hablado mucho sobre las escritoras mujeres, lo que pueden aportar, lo que es ser una escritora. Yo no pienso que soy una mujer escritora; pienso que escribo, nada más. Las personas tienden a pensar que las mujeres escriben más sobre cuestiones domésticas, como el matrimonio o la familia, pero hay muchos hombres que escriben sobre eso porque es algo profundamente humano y muy importante para todos. Creo que la diferencia se da en la representación; al haber más mujeres que escriben, hay también más interés en los personajes femeninos.
-¿Por qué el policial es un género tan exitoso en libros, series y películas?
-Tengo varias teorías al respecto y te voy a comentar algunas. Por un lado, pienso que es interesante y, cuando queremos entretenernos, buscamos libros que tienen las cosas más horribles que uno puede hacer y que le puede hacer a otro. Pero también hay algo que tiene que ver con una cuestión práctica. Aunque estemos sentados seguros en casa, cómodos con una manta, experimentamos igualmente estas emociones difíciles, pero de una manera más liviana. Creo que eso lo hace atractivo. Y la otra teoría es que tiene que ver con el misterio, el rompecabezas que uno trata de resolver: “qué pasó”. Al cerebro humano le gusta este tipo de rompecabezas. La combinación de estos aspectos es muy fascinante.
-¿En tu país también hay fuerzas políticas de ultraderecha?
-Hemos tenido en el gobierno un partido de extrema derecha y quienes los apoyaban estaban muy contentos, pero el resto de nosotros no. Fue algo muy polémico, sobre todo la postura con respecto a la inmigración y el modo agresivo en que se hablaba de los inmigrantes. Y también tenemos a terroristas de extrema derecha, como los que llevaron a cabo la matanza de Utoya, donde murieron 77 jóvenes del Partido Laborista, de centroizquierda.
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