Hasper fotógrafa
Un universo de formas simples y de referencias históricas complejas.
EL crecimiento sostenido de la carrera de Graciela Hasper (Buenos Aires, 1966) deriva fundamentalmente de las características de su pintura. La artista, ligada formalmente a la abstracción geométrica, trabaja con un repertorio de formas simples y de referencias históricas complejas. Tal vez por su vinculación con un tipo de ingenuidad irónica ante la historia de la pintura, o quizá por su despreocupación frente a los contenidos de sus imágenes, a principios de los años 90 su trabajo formó parte del selecto grupo de artistas jóvenes promovidos por el Centro Cultural Rojas.
Más tarde, su obra obtuvo una mención de honor en la edición del Premio Costantini de 1997, y fue exhibida en la galería Annina Nosei de Nueva York y en la galería Ruth Benzacar, entre otros espacios.
Quien vaya a buscar pintura a la muestra que Hasper inaugura el 18 del actual en L´Alliance, se llevará una sorpresa, porque en lugar de acrílico sobre tela, encontrará una enorme instalación fotográfica. El único antecedente de esta muestra es una exposición de fotos que la artista hizo en el Rojas en 1996, en la que propuso una suerte de invasión de rectángulos fotográficos sobre las paredes de la galería. En paralelo con su pintura, Hasper seguía trabajando con la cámara.
La muestra que se realizará en L´Alliance continúa la propuesta del 95, en tanto traslada a la fotografía ciertos postulados derivados de la pintura. Las fotos no se exhiben como imágenes autónomas, sino como fragmentos de una instalación diseñada según una grilla geométrica de llenos y vacíos, claramente relacionada con las operaciones compositivas que identifican los cuadros de Hasper.
"Saco fotos como si fueran pinturas -comenta la artista-. Yo no estudié fotografía ni tengo demasiados conocimientos técnicos. Los objetos que fotografío llegan a mí a través de un proceso que no sé muy bien cómo es. A veces compro alguna cosa que me gusta, como figuritas con brillantina que me recuerdan mi infancia, y termino fotografiándolas, hasta que conforman una serie."
Una de las diferencias fundamentales entre la pintura y la fotografía de Hasper radica en que, a grandes rasgos, sus fotos son figurativas -o por lo menos, presentan objetos reconocibles- y sus pinturas, abstractas. Pero más allá de esta diferencia, las especulaciones plásticas parecen similares en ambos campos: el interés de la artista está focalizado en jugar con la repetición y la variación de figuras sobre un fondo plano de color.
Siempre aparece un mismo punto de vista frontal, abierto, en muchos casos fuera de foco, que aplana los objetos como si fueran figuras que no representan nada o, simplemente, cosas puestas allí para ser miradas por su color o por su manera de dar sombra. Hasper explica: "Someto los objetos a pequeñas variaciones. Les cambio el color del fondo, los fotografío con o sin filtro, con o sin sombras. Mis series son un muestrario de posibilidades que sugieren variaciones infinitas".
Los objetos que protagonizan cada una de las doce series de esta exposición -flores artificiales y naturales, figuritas infantiles, ojos de juguetes, pompones de colores, o la imagen de un cartel con la silueta de dos niños de la mano cruzando la calle- parecen en principio banales, sin sentido. Pero en este caso, por el título que la artista eligió para la muestra - Mi hermano y yo -, esa banalidad deviene un homenaje a la infancia, y el sinsentido se transforma en lo que quizá sea una secreta sabiduría que elige exaltar lo pequeño, lo que es esencialmente fugaz, pero que queda quieto en la memoria. (L´Alliance, galería de la Alianza Francesa. Av. Córdoba 946. Inauguración: jueves 18, a las 19).