Harry Potter Book Night: un hechizo que trasciende a la lectura
Harry Potter no es solo el mago que hizo leer a toda una generación sino también el protagonista de un universo que trasciende las páginas de los libros. Sus fanáticos no solo quieren sumergirse en las mágicas aventuras escritas por J. K. Rowling sino también protagonizarlas.
La Harry Potter Book Night reunió ayer en los jardines de la residencia del embajador británico a más de un millar y medio de niños, jóvenes y adultos que quisieron ser parte del evento, el cual se celebra desde 2015 el primer jueves de febrero en todo el mundo para rendir homenaje a la saga literaria.
"Harry Potter es un poco un emblema del Reino Unido. Hay mucha tradición, hay magia, creación y misterio, una mezcla que nos encanta y que permite que se descubra esta cultura. Y es socialmente importante, porque Rowling ha hecho que la gente se sentara a leer, las familias enteras", dijo a LA NACIÓN el embajador, Mark Kent.
"¿Y vos de qué casa sos?", preguntó el representante británico, refiriéndose a las divisiones del Colegio Hogwarts, a un joven que se acercó para sacarse una foto con él. ¿Nunca se animó el diplomático a disfrazarse? "Yo me disfrazo cada día, ¡como embajador!", dijo con humor y señaló su traje. Dentro del mundo Potter, él también tiene un favorito. "Me gusta Ron (Weasley), es muy divertido", dice. Kent leyó algunos de los libros, pero reconoce que no es un "experto en comparación con todos los chicos que están acá", agrega y señala a las cientos de personas que hacen cola a su alrededor para participar en los distintos entretenimientos organizados para la jornada.
Magos, estudiantes, personajes, criaturas y muggles (los humanos) recorren entre los árboles de la residencia los puestos de las editoriales, juegos de realidad virtual donde pueden crear sus propias pócimas mágicas, una sección de maquillaje y un puesto donde pueden probarse el sombrero seleccionador y descubrir a qué casa pertenecen.
¿Contra qué casa jugó Harry su primer partido de quidditch?, preguntan a un participante en el concurso de trivias dirigido a lectores y conocedores de las historias de la autora llevadas al cine. Entre los que se animan a contestar, algunos dudan o no aciertan, mientras otros arrojan respuestas elocuentes y son aplaudidos por la audiencia.
En otra zona arbolada, el quidditch dejó de ser ficción y son jugadores avanzados –aunque sin escobas– y aprendices los que lo están practicando en vivo. Cumulus Nimbus es uno de los cinco equipos activos que se dedica profesionalmente al desarrollo de este deporte en Argentina. Su coach, Falco Corvaro, cuenta que "este año se está armando el plan para crear la Selección Argentina de Quidditch. En nuestro país, la afición arrancó hace seis años y la practican unas cien personas, de 16 años en adelante. La mayoría de los jugadores son fanáticos de la saga", cuenta. Para él, este universo literario "explica muy bien a los adolescentes cómo es la vida y en cada personaje se ven cosas muy reales que le suceden a todos".
Durante la lectura al aire libre de un capítulo de uno de libros de Rowling, tres amigas conversan, dos de ellas disfrazadas. Agostina Petraglia tiene 25 años y a sus diez leyó los tres primeros libros de la saga. Su afición continuó con las películas y hace poco retomó la lectura. "Hay muchas cosas que están en los libros y en las películas, no. Cuando leo, quiero estar metida adentro. Pienso: ¡qué aburrida que es esta vida", cuenta. Su disfraz incluye una varita -que ella le regaló a su hermano Sebastián, también fan, además de Norberto, su papá, que empezó a leer los libros-, una capa (obsequio que su novio le hizo tras recibirse de médica) y el "giratiempos de Hermione". En su tobillo, tiene tatuado el símbolo de Las reliquias de la muerte.
Verónica Alberte, de 28, lleva el mismo amuleto y se tatuó en el brazo la "snitch" dorada, "que es súper importante en toda la saga. Al principio es solo una pelota de quidditch, que es la que Harry tiene que atrapar para que termine el juego, pero al final es súper clave", explica. Ella lee desde chica y ve las películas, "como mínimo, una vez por semana". "La gente de nuestra generación, de 25 a 28, fuimos creciendo con los libros. Cuando salió el primero, Harry tenía 11 y yo también, fuimos creciendo y la historia se fue haciendo mucho más turbia pero la magia siempre estuvo. Nos identificamos con eso también, porque cuando uno crece se da cuenta de que la vida es así", reflexiona.
María Cassinelli, de 29, también se declara "muy fan" de este mundillo. Leyó los libros a los 11 gracias a su tía, que se los regaló, y cree que "son historias que te transportan, que te generan sensaciones muy lindas y eso te deja muy enganchado cuando sos chico. Además, la autora no dejó nada librado al azar. Todo tiene sentido y todo tiene un por qué".
En un rincón, los más chicos pintan láminas con dibujos de Hermione haciendo pócimas, de la heráldica de Hogwarts o del diseño de Harry Potter en Lego. A pocos metros, en un área de maquillaje, los asistentes pueden optar por pintarse la cicatriz o los anteojos del joven mago o los escudos de las distintas casas. Para saber a cuál pertenecen, completan antes un test en la página Pottermore, que, según su personalidad, les asigna una. Cecilia Aguaysol se identifica con Slytherin. Ella empezó a leer la saga a los 13 y, al terminarla, la volvió a releer en inglés, lo cual le fascinó. "Me gusta que hay expresiones típicas británicas, sobre todo de hechizos y expresiones formadas por palabras inglesas", cuenta.
Ella es solo un caso de los cientos de lectores que regresan a Potter una y otra vez. Los aficionados se vuelven expertos y surgen los debates y las especulaciones respecto a las dobles o múltiples interpretaciones que se pueden dar a las historias de Rowling, las cuales parecen siempre estar lejos de tener un final.
En el parque de la residencia, seis jóvenes guían un debate sobre la película Los Crímenes de Grindelwald. Todos tienen información, la exponen e intercambian pareceres. Llama la atención por momentos cómo incluso los más chicos quieren participar en las trivias y en las conversaciones sobre sus personajes favoritos.
En una mesa de pastelería temática de Harry Potter, hace rato que se acabaron los cupkaces, brownies y muffins decorados con motivos de la saga, así como las tortas con forma de sombrero seleccionador, de pelota de snitch y de diario de Tom Riddle preparadas para la ocasión. Agustina, de doce años, y su grupo de amigas, entre ellas Alexia, Valentina y Jazmín, son otras enamoradas del universo Potter y, aunque no están disfrazadas, dicen que casi semanalmente tienen contacto con esta ficción a través de la lectura o las películas. "Hay cosas feas en el mundo, pero esto es leer algo que está re bueno"; "es hermosa la magia, los deportes que hacen, las criaturas", dicen estas nativas digitales que afirman preferir las historias en papel a su traducción en las películas. "Con los libros sentís más cosas, los detalles del lugar, los personajes. Podés entender mejor la historia", subraya Cande.
Los hermanos Agustina y Lautaro Díaz, de 13 y 10, alquilaron las capas e improvisaron el resto de sus disfraces de Luna Lovegood y George Weasley para acudir a la fiesta. "Cuando tenía ocho años quería empezar a leer y encontré a Harry Potter y me encantó. Realmente vale la pena, porque aunque el quinto libro tenga casi mil páginas, cada página vale y es una historia increíble", cuenta ella. Su hermano va por el tercero y dice que le encanta "imaginarse todo".
La Harry Potter Book Night llega a su fin con uno de los momentos más esperados del encuentro: el concurso de cosplay, en el resultan ganadores quienes eligieron ponerse en la piel de madame Pomfrey, Gellert Grindewald, Molly Weasley y Sir Nicholas de Mimsy Porpington Nick casi Decapitado, además de los pares de gemelos Patil y Weasley, en el apartado infantil.
Las familias comienzan a dispersarse y se ve a algunos aprendices de mago abandonar la residencia. No están cerca del andén 9 y 3/4 londinense, plataforma oculta a la que la gente sin poderes mágicos no puede acceder y de la que sale el tren que lleva a los estudiantes a Hogwarts. Pero a muchos se los ve perderse con sus capas y varitas por las bocas cercanas del subte tras una tarde de encuentro con sus personajes favoritos.