Hallan restos del avión con el que se estrelló Saint-Exupéry
Fueron localizados frente a la isla de Riou
MARSELLA (AFP).- Restos del avión del escritor y piloto francés Antoine de Saint-Exupéry, autor del libro "El principito", fueron descubiertos en aguas de Marsella casi 60 años después de que desapareciera, el 31 de julio de 1944, informaron ayer fuentes del Departamento de Investigaciones Arqueológicas Subacuáticas y Submarinas francés.
Tras partir de Borgo, en la isla de Córcega, a bordo de su Lightning P38, Saint-Exupéry no volvió nunca de una misión de reconocimiento destinada a preparar el desembarco en Provenza (sur de Francia).
Una pieza de P38, hallada al este de la isla de Riou, en el sector donde un pescador encontró en 1998 una pulsera con el nombre del aviador, fue identificada como parte del Lightning P38 desaparecido, según el organismo con sede en esta ciudad, que depende del Ministerio de Cultura de Francia.
Tras la polémica sobre la autenticidad de la pulsera, ahora se puede estar seguro de algo: "El avión de Saint-Exupéry se hundió en las aguas frente a Riou. No se sabe por qué, tal vez esto no se sepa nunca con seguridad", afirmó Patrick Granjean, jefe de conservación del patrimonio del Departamento de Investigaciones Arqueológicas Subacuáticas y Submarinas.
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Aventurero por excelencia, precursor en el transporte aeropostal y eterno animador de hazañas y desafíos, Antoine de Saint-Exupéry vivió en la Argentina entre octubre de 1929 y marzo de 1931. Había nacido en Lyon, el 29 de junio de 1900.
Su último vuelo, que en 1944 lo estrelló contra la muerte en un punto cercano al puerto de Marsella, inmortalizó su figura como dos años antes lo había hecho su obra cumbre, "El principito", que escribió por encargo y cautivó a grandes y chicos.
Tras desafiar tempestades y tormentas de arena en el norte de Africa, llegó a Buenos Aires en octubre de 1929 cuando trabajaba para la Compañía General Aeropostal, que tenía sede en Toulouse y se proponía ganar mercados. El propio Saint-Exupéry abrió rutas hacia la Patagonia piloteando él mismo los aviones, fiel a su intrépido espíritu aventurero.
Radicado en Buenos Aires, vivía en la calle Florida y conoció a su mujer, Consuelo Soucin, oriunda de El Salvador. Con ella retornó a Europa en 1931, luego de escribir el libro "Vuelo nocturno", en el que contaba sus experiencias en la Patagonia. En 1939 escribió "Tierra de hombres", en el que recopiló artículos publicados en diarios y revistas. No se sentía a gusto en las grandes ciudades y disfrutaba de largas estancias en la provincia de Entre Ríos. En Concordia se hospedó más de una vez en el castillo San Carlos, de la familia Fuchs, hoy abandonado.
En 1968, su esposa visitó el país y fue entrevistada por LA NACION. "Lo conocí en Buenos Aires en 1930 -recordó-. Había venido con un grupo de intelectuales a dar conferencias sobre literatura. En una reunión me presentaron a ese piloto que me invitó a ver las estrellas." Comentó que su mayor virtud era su absoluta sinceridad. ¿Y su mayor defecto? Como sin poder hallarlo, intentó una explicación: "Entregarse completamente a su trabajo. Jamás pensó en él".
Durante una temporada en Nueva York, en 1943, escribió "El principito", que recorrió el mundo con la mirada de un niño inocente en un asteroide. En Estados Unidos, donde también escribió "Cartas a un rehén", supo que Francia había retomado los combates en Africa del Norte, por lo que no descansó hasta ser destinado como piloto de guerra. El final trágico que lo llevó a la muerte se convirtió en el nacimiento de un mito que hoy perdura.