Hackeos, engaños por Tinder, una webcam de la muerte y más casos reales que parecen de Black Mirror
Donde haya un dispositivo electrónico conectado habrá una posible víctima: compradores en un hot sale de colchones baratos, menores en manos de un groomer, mujeres engañadas por Tinder, funcionarios. A través de nueve relatos que son el resultado de extensas investigaciones el periodista Sebastián Davidovsky busca generar conciencia sobre estos riesgos en su libro Engaños digitales, víctimas reales. Historias de estafas por Internet y hackeos en la Argentina (Ediciones B).
Cómo puede el hackeo alcanzar a las propias cuentas de la ministra de Seguridad o de una administración pública, qué maniobras esconde una estafa monetaria virtual y qué estrategias psicológicas siguen los delincuentes para persuadir a sus víctimas son algunas de las preguntas a las que el autor responde con datos sobre procedimientos delictivos del mundo digital.
"Tengo la ubicación en tiempo real de todos los controles policiales que hay en rutas nacionales, ¿si les vendo esta información a narcos? Inútiles, mejoren la seguridad". Más allá del tono provocador del mensaje, posteado por un atacante oculto bajo la cuenta @lagorraleaks en Twitter, despunta la preocupante evidencia: la fragilidad en el control de ciertos sistemas y el ingenio de los piratas para lograr sus objetivos.
El autor del libro insiste en que "todos somos vulnerables" y destaca varias vertientes del problema. "Son estafas donde no hay contacto físico. Los delitos escalan y es mucha la cantidad de gente a la que pueden llegar, no hay fronteras. Lo pueden estar haciendo desde Costa de Marfil, Filipinas o Brasil, a personas en diferentes partes del mundo y sin distinción de nivel académico, económico o cultural".
Engaños digitales, víctimas reales es una invitación a estar alerta. "Uno de los principales vectores a la hora de estos ataques es el daño humano, a la vulnerabilidad, en algún caso hacia el amor, en otro por querer plata o por resolver algo rápido. Mi objetivo es poner una señal sobre cómo nos manejamos en Internet, donde muchas veces buscamos soluciones sin a veces reparar en los problemas", apunta el periodista.
Junto a recomendaciones expuestas al final del libro para evitar caer en esta suerte de "mediomundo" que lanzan los delincuentes en el espacio virtual, el periodista apunta: "Lo mejor es que no te pase, porque son delitos de muy difícil justicia en términos de reparación, para recuperar la plata o llegar a los delincuentes que enmascaran su conexión o identidad, y también porque aun teniendo nombres, suceden en algunos casos en otros países donde no hay convenios de colaboración en la justicia o un exhorto puede llegar a tardar meses. Por eso el foco está en la educación de los ciudadanos, que son el eslabón más débil en todo este nuevo mundo al que nos tenemos que enfrentar, sobre todo en tiempos de pandemia, donde muchos tuvimos que adoptar herramientas digitales que siempre existieron pero que ahora son casi obligatorias".
Declaraciones de amor por dinero: "Hasta acá llegué"
En uno de los capítulos, queda expuesta una modalidad de engaño que se desarrolla en el terreno de la conquista: "Un match en Tinder, intercambio largo de mensajes amorosos y un supuesto envío de regalos, todo mientras el protagonista, un supuesto ingeniero nuclear, se encontraba de viaje en lugares remotos, inaccesibles y aislados".
Preservando el anonimato de las víctimas, que por lo general ocultan lo ocurrido por la "vergüenza" que experimentan tras haber sido engañadas, el periodista narra el caso de una mujer divorciada de 50 años que, tras un intercambio de decenas de emails y mensajes de WhatsApp en un período de un mes y medio, con declaraciones de amor y supuestos envíos de regalos (celulares, joyas, computadoras y dinero) que no solicitó, termina descubriendo que James Ferguson, el supuesto ingeniero, no es quien decía ser. El caso muestra la manipulación psicológica de estos engaños de doble vertiente, económica y emocional. "Hasta acá llegué. Si sos un alma noble entenderás y si no la vida se encargará de que con alguna enfermedad terminal pagues por los daños causados. No me importa: el dinero va y viene y no lo necesito –le escribió a James, con rabia–. Lo lamentable es que haya tipos como vos. Robaste una identidad y jugaste con vaya a saber cuántas mujeres. Es la primera vez que me pasa esto, fuiste un muy lindo aprendizaje, aprendí que hay mentes muy enfermas. Hasta la próxima vida. Mamarracho", replica el testimonio en el libro.
Después de tres años de investigaciones y la consulta a numerosas fuentes institucionales, de organismos, expertos y afectados, el autor se propuso "evitar los coros de silencio". Sin conocimiento sobre los tipos de estafas actuales, "los más beneficiados son los delincuentes".
Videos íntimos, ciberacoso a menores y bitcoins
A lo largo del libro, se desgranan distintas modalidades de acoso o engaños a cambio dinero. Entre ellas, una extorsión a un hombre por Facebook en un engaño sexual: si no transfiere cada dos semanas 2.500 pesos a una dirección en Costa de Marfil divulgarán imágenes íntimas. Tras acatar interminables pedidos, el hombre llega a un límite y la presión lo lleva a terminar con su vida.
En un capítulo sobre grooming, Davidovsky se refiere a la operación "Ángel guardián", en la que un pedófilo obligó a 90 chicos de la Argentina a que le enviaran imágenes. En este caso, el autor expone "cómo es que las empresas tienen que denunciar cuando circulan imágenes de abuso sexual infantil y cómo terminó esto siendo una causa que fracasó porque no encontraron al culpable, que estaba en Perú".
A estos casos se suma, por ejemplo, el secuestro virtual de datos, maniobras de miles de dólares por emails y estafadores que se hacen pasar por empresas importadoras de productos, donde intervienen conversaciones reales y piden transferencias al exterior. Aunque en menor porcentaje, también se dan "tristes" engaños de conocidos.
Un caso emblemático que narra el libro es el ataque cibernético a las arcas públicas que sufrió años atrás la Municipalidad de 25 de Mayo, aunque esa vez la investigación concluyó con detenciones. "¡Nos están sacando plata de las cuentas!", expresaba a los gritos la subcontadora en aquel lunes fatídico de finales de 2016 en que los funcionarios advertían a tiempo real frente a la pantalla las transferencias que hacían menguar en segundos su presupuesto. "El comisario no entendía: acá se roban vacas, un auto, una bicicleta, pero nunca había escuchado de un hackeo", describió el intendente.
No se salva ni la Policía
En agosto de 2019, un mensaje de la cuenta oficial de Twitter de Prefectura Naval Argentina decía: "Hace unas horas, tres de nuestros buques fueron atacados por misiles británicos. La Fuerza Aérea y la Armada han respondido con éxito. El presidente Mauricio Macri ya está en camino hacia el lugar. 27 oficiales de prefectura han fallecido". Pero nada de eso sucedió. La cuenta oficial había sido hackeada. Por otros tuits que llegaron luego en nombre de la Prefectura se supuso que los autores del saqueo respondían a la cuenta LaGorraLeaks, y se adjuntaba un archivo de Telegram donde se anunciaban datos personales de policías, escuchas y documentos confidenciales.
De este caso se desprenden numerosas formas de ataque que incluso llegaron al hackeo de las cuentas de la entonces ministra Patricia Bullrich, en cuya dirección de Twitter aparecieron mensajes que no habían sido escritos por ella.
El actual escenario de teletrabajo y aislamiento a causa de la pandemia indica el camino hacia una mayor conectividad. A propósito, el autor advierte: "Cuanto más conectados estemos, mayores riesgos habrá. En el libro también planteo el futuro de las guerras, los conflictos y el riesgo de que, por ejemplo, sistemas eléctricos de una ciudad estén conectados a internet con la posibilidad que eso brinda, de encenderlo o repararlo remotamente, que es fantástico, pero que hace que también haya sistemas eléctricos o crípticos que antes no estaban conectados y que ahora estén en riesgo de ser atacados, como lo que pasó en Kiev, en Ucrania, al quedarse sin luz una ciudad".
Ante la polémica implantación del 5G que se debate en varios países, Davidovsky opina: "Tener mejor conectividad nos brinda una posibilidad muy grande en términos de conectar objetos hasta ahora desconectados: como por ejemplo autos, que quizás se manejen solos y entonces necesiten una buena conexión (como conectarse a mapas) para llevarnos a destino. Pero depende del uso responsable. Sin dudas, nos plantea qué datos estamos y estaremos dispuestos a brindar a cambio de obtener soluciones".
Otras noticias de Libros
Más leídas de Cultura
Despedida. Adiós a Juan José Sebreli, decano de nuestro salón
Maratón creativa. El Gallery pasará la posta a la Noche de los Museos en el Distrito de las Artes
"El trabajo desafiante de un genio". La controversial banana pegada con cinta de Cattelan sale a remate con una base de un millón de dólares
La muerte de Juan José Sebreli. La perturbadora lucidez de un filósofo de alto nivel, historiador agudo y politólogo sagaz