Gutiérrez Zaldívar: “No hay que saber ni tener poder adquisitivo para disfrutar el arte”
El hijo del fundador de la galería Zurbarán, también llamado Ignacio, apela a la tecnología para continuar la misión familiar de democratizar el acceso a la producción de artistas argentinos
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Recostarse con vista al Nahuel Huapi, en una habitación decorada con pinturas originales de Benito Quinquela Martín, Cesáreo Bernaldo de Quirós, Fernando Fader o Raúl Soldi. Pedir un trago nombrado en honor a alguno de esos artistas. Y entrar en piyama desde la cama a un museo virtual, para ver gratis o comprar con el celular obras desde cien dólares. Todo eso ofrece la galería Zurbarán, que planea expandirse el año próximo con muestras en el exterior.
“Es un primer paso para testear el terreno. Queremos ampliar el alcance a través de las nuevas tecnologías y comenzar con la presencia física internacional, para abrir algún día una sede de la galería en Estados Unidos o España, donde tenemos mayores contactos para impactar y penetrar en el mercado”. Eso dice “Champi” Gutiérrez Zaldívar, heredero de una colección iniciada hace seis décadas por su padre –también llamado Ignacio y fallecido el año pasado-, que suma más de 6500 piezas de arte argentino.
Junto con Javier Zenteno, treintañero como él, “Champi” codirige esta galería con una trayectoria de casi medio siglo, que desde el año pasado impulsa una alianza con Kephi Gallery para ofrecer obras creadas como Tokens No Fungibles (NFT). Una manera de adaptarse a una escena digital en constante evolución, que multiplica las oportunidades y los desafíos.
-¿Qué pasó con el mercado de los NFT?
-Del 2020 al 2021 fue la gran suba de NFT, y después se empezó a planchar. Estados Unidos, que sigue comandando un poco la economía mundial, tuvo un año inflacionario. Y el Bitcoin, que lidera todo ese mundo, se vino abajo: de valer más de 40.000 dólares pasó a unos 20.000. Ahora está repuntando de vuelta, por suerte. Después de esto lo que nos va a quedar realmente es la tecnología, que es el blockchain. Es una plataforma en la que uno puede poner todos sus archivos digitales para que todo sea transparente. El gran objetivo es descentralizar los entes intermediarios que regulan las transacciones, pero eso no se va a poder lograr abruptamente. De a poco se va a ir viendo en las distintas industrias cómo se van a empezar a implementar mecanismos para que la gente sienta que no necesita ir a un banco o a una inmobiliaria o a un escribano para certificar. Van a haber más transacciones de persona a persona y de empresa a empresa, directamente.
-¿La plataforma virtual que crearon sigue funcionando?
-Sí, y tenemos nuestros NFT, los activos digitales, registrados en la blockchain. Eso te permite saber quién fue el dueño original y quién fue el artista. Una vez que se va vendiendo, vos podés ir siguiendo el origen. Eso, desde hace cientos de años, ha sido una gran dificultad con obras que tienen mucha antigüedad. Y en los remates internacionales incide sobre el valor de una obra.
-¿Está remontando el mercado de NFT?
-Lo que está remontando es el valor del Bitcoin. Todavía estamos en la parte especulativa, porque cada año se siguen emitiendo hasta que lleguen a venderse los 21 millones. Es limitada la cantidad que hay. Ahí va a pasar a ser una herramienta para las distintas industrias. Lo más interesante son los contratos inteligentes: se ponen condiciones y bases dentro de un negocio y una vez que se cumplen, automáticamente se genera la transacción. No depende de las personas involucradas. Una vez que ponés la condición dentro de la Blockchain, ya no se puede alterar.
-¿Siguen impulsando acciones en el metaverso?
-Tenemos presencia con obras de arte de arte de Zurbarán en un museo digital en Spatial.io, y un distrito de arte en Decentraland. Lo que seguimos haciendo con Kephi es sentar las bases para que, cuando esto vuelva a repuntar, tener toda la estructura armada. Es un gran momento para sentar las bases para cuando todo esto reflote. Es el momento de invertir y de establecer una posición a bajo costo dentro del metaverso, que tiene una superficie limitada. Porque las futuras generaciones van a estar inmersas en este mundo digital y se dice que para 2030 aproximadamente el cincuenta por ciento de los jefes van a ser más chicos que sus empleados.
-¿Qué es lo que tiene más futuro?
-Todo lo que es gamificación. Es decir, todo aquello que las empresas puedan hacer para instalar experiencias y capacitación a través de juegos. Es una industria que mueve billones de dólares. Nuestro fin es que la gente tenga acceso a nuestras obras de arte. Que las nuevas generaciones puedan decir: “Zurbarán existe”, y de esa manera poder llegar a nosotros. Todos los productos que ofrecemos son Premium, uno necesita tener una presencia física para terminar de cerrar esa experiencia
-¿Cuántos artistas representa la galería?
-Vivos, 18, y muertos... cientos. Tenemos una colección que supera las 6500 obras. Eso es fruto de casi cincuenta años de coleccionar, mi padre y mi madre. El primer cuadro que obtuvo mi padre era un Daneri, a los 13 años antes de tener juguetes. La vendió a un coleccionista de Daneri y con ese dinero se compró dos cuadritos, y así empezó.
-¿En cuanto a la experiencia física, dónde están poniendo el foco?
-En el segundo semestre de 2024 vamos a tratar de aumentar nuestra presencia a nivel internacional. Vamos a hacer un tour de nuestros artistas a través de distintas galerías, inicialmente en Europa y finalmente en Estados Unidos. Y en enero de 2025 vamos a tantear el terreno en Punta del Este a través de salones auspiciados por otras empresas, porque es un momento ideal para tener una presencia ahí. Con todas nuestras herramientas tratamos de lograr penetrar ese primer filtro de que “el arte es sólo para aquellos que tienen poder adquisitivo alto”. Mi padre siempre decía que le costaba mucho romper la barrera de que la gente cruce la puerta. Democratizar el arte, que es para todos. No hay que saber para que uno pueda disfrutarlo.
-Me imagino que las obras NFT son las más baratas... ¿Desde qué precio se puede comprar una obra?
-Desde 100 dólares en adelante. Es bastante dinero pero además del archivo digital se lleva también una experiencia. Según el valor puede ser desde una visita guiada al taller del artista a un almuerzo hasta una semana en Buenos Aires recorriendo museos o una estadía en nuestro hotel El Casco, en Bariloche.
-¿Cómo está funcionando el hotel?
-Tenemos la suerte de que ya tenemos una ocupación del 82% anual. Cualquier persona que quiera comprar su experiencia lo puede hacer a través de criptomonedas. Es de los pocos que tienen más de 500 obras originales: desde Curatella Manes, Lascano, Bertani, Quirós, Quinquela Martín… Cada una de las 33 habitaciones está dedicada a un artista. Podés pedirte un trago Quinquela Martín o Ernesto Bertani… Todo está orientado a llevarte a este mundo artístico. Hay una visita guiada todos los días para mostrar los salones, una colección enorme de los almanaques de Molina Campos de Alpargatas, la exposición pública más grande de Curatella Manes… Es un hotel boutique, orientado a que tengas una gran experiencia personalizada, para gente que realmente quiere relajarse.
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