![El artista crítico y burlón que señaló los errores de la sociedad francesa](https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/gargantua-litografia-1831-por-su-version-luis-IM72AEKTDNGF5NBJRVPRUTY6JM.jpg?auth=71f79ec40827f3094264cc2935c88e358b730c5768e1a5c3d6550c13d02a709d&width=300&height=130&quality=70&smart=true)
Gurvich y sus pequeñas obras sobre papel
El Centro Borges rinde un justo homenaje al artista uruguayo. En el mismo ámbito, expone la pintora tucumana Blanca Machuca como parte del programa Ojo al país .
EL año último se expuso una extensa muestra de Zusmanas Gurvicius Galperaites (1927-1974), que nació en una aldea de Yetsmev, del distrito de Trakai, en Lituania. Tal el nombre que figuró en sus documentos antes de su llegada al barrio sur de Montevideo, en 1932. Las dificultades de su padre en explicar por qué su apellido era Gurvich y el de su hijo Gurvicios lo determinaron a inscribirlo en la escuela como José Gurvich. Aclara la crítica uruguaya Alicia Haber que tampoco se llamaba Zusmanas ni José; Zusmanas lo impusieron las autoridades lituanas de la época, que no aceptaban nombres judíos, y José fue la hispanización de la versión bíblica de Josef, que permitió su mayor integración al Uruguay. Ahora, la misma entidad (el Centro Cultural Borges) presenta otra parte de su producción: los pequeños dibujos, acuarelas, bocetos, proyectos para diferentes cosas (la escenografía para un ballet, el programa del Club del Teatro, monumentos, murales) y escritos. Recorre así diferentes momentos de su trayectoria y de su vida en Uruguay, París, Madrid, los Estados Unidos o Israel. El propio presidente de la República Oriental del Uruguay, el doctor Julio María Sanguinetti, escribe el prólogo del catálogo para esa exposición que conmemora los veinticinco años de la muerte del artista. Lo titula Lo pequeño es hermoso y allí señala la espontaneidad que preside esos momentos de inspiración que documentan el proceso creativo y en varios casos fueron posteriormente obras importantes, algunas de carácter mural. De hecho, se expone un grupo de proyectos para murales.
Como se sabe, Gurvich se acercó a Torres García cuando tenía 17 años. La entrevista lo ayudó a definir su vocación, que oscilaba entre la música (estudiaba el violín) y la pintura. Después se incorporó al núcleo del taller del gran pintor y participó en todas sus actividades. De ahí, que muchas de las piezas expuestas muestren la influencia de su maestro. Otras, en cambio, son más independientes, como las que pertenecen al período erótico, a la vida judaica o a la serie de escenas de Nueva York. De todos modos, su temperamento ecléctico reconoció varias influencias, entre las que sobresalen las de Brueghel o Chagall, como se observa claramente en los bocetos para las festividades judías.
Universalismo constructivo
Haber aporta desde el catálogo textos que analizan numerosos aspectos de la vida de Gurvich y, en particular, los referidos a las obras sobre papel, inéditas en su mayoría, que permanecieron en las carpetas familiares del artista. Observa que desde 1947 hasta mediados de la década del sesenta se mostró fiel a la estética de Torres García, pero más adelante, y hasta el final, aunque mantuvo diversos elementos de esa estética, integró otros. Así es. Como un caleidoscopio de su vida interior, las 130 "obritas" que se exponen muestran el desarrollo de una inventiva renovada por la influencia de los viajes, el conocimiento de los museos y de diferentes gentes. Hay capacidad de sorpresa, poder de improvisación y meditada elocuencia cuando es necesario en las pequeñas piezas que comentamos. A veces, un sencillo trazo de contorno basta para plasmar como un esquema una situación o un entusiasmo gráfico; en otros casos, la intención se manifiesta con una realización más acabada, pero invariablemente predomina la imaginación. Aún cuando las escenas hayan tenido un modelo evidente como, por ejemplo, las que se refieren a la vida en el kibutz o a motivos de Nueva York. Lo inspiraba la realidad más inmediata.
Gurvich fue también un ceramista notable, como lo prueban, entre otros, los proyectos para cerámicas eróticas. Lo sostiene un poder de síntesis que elude lo accesorio y presenta, por medio de acuarelas de contornos delineados, concepciones volumétricas más cercanas a la escultura que a la pintura aunque, en otros casos se mantuvo cerca del plano.
El conjunto da un panorama completo, de variados intereses temáticos, en el que confluyen dos vertientes principales: en lo formal, la del universalismo constructivo, y en lo espiritual, la mística, que se intensificó con los años y, en gran medida, lo caracterizó hasta el final. Este se produjo tempranamente, mientras pintaba una fiesta judía.
( Hasta el 18 de octubre, en el Centro Cultural Borges, Viamonte y San Martín. )