Gumier antes de Gumier: la obra del artista previa a ser el gran curador de los ‘90
El Museo Nacional de Bellas Artes rescata la producción temprana de una figura central del arte contemporáneo, que desde el Rojas agitó la escena cultural en la década de 1980
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Gumier Maier fue una figura central del arte de los años ‘90. Como curador, nucleó a una nueva generación de artistas en el Centro Cultural Rojas. Pero antes, fue artista plástico, pintor, dibujante, fotógrafo, siempre investigador, agitador y activista. Y ese período de su vida se rescata en la muestra que le dedica el Museo Nacional de Bellas Artes, Desde los márgenes. Gumier Maier en los ‘80, que reúne cerca de 90 pinturas, dibujos, ilustraciones, fotografías, publicaciones y documentos de sus primeros años de trayectoria.
Es Jorge Gumier Maier (1953-2021) antes de ser Gumier, el gran agitador cultural y activista, centro vital del arte llamado light, el del brillo y los materiales baratos, militante de las disidencias, pensador, periodista y escritor. Pero no hay que esperar eso en la exposición del Bellas Artes, sino más bien ejercicios de un pintor de los ‘80, obra temprana, desarrollada entre 1978 y 1989, más precisamente: figuras humanas en carbonillas, acrílicos, collages, desnudos en tinta y originales de un ilustrador. Pero no cualquiera. Gumier es a la vez un performer, creador de escenografías y vestuarios, crítico de arte, autor de ensayos sobre la cuestión genérico-sexual y activista dentro del movimiento homosexual. Todo eso está en su obra.
Hay, entonces, un Gumier de los ‘90, centro del arte del Rojas; un Gumier artista de los ‘80, que se despliega en la muestra del Bellas Artes, y después está el Gumier isleño de los 2000, cuando se retiró a vivir en el Tigre como un ermitaño lleno de visitantes, para olvidarlo todo y estudiar el Tao, “en medio de una burbuja melancólica, desprolija, austera”, como escribió la artista Cristina Schiavi, una de sus visitantes asiduas. Se dejaba sorprender por “el perfume de las rosas, los movimientos de tus gatos, el panal de avispas sobre nuestras cabezas”.
Muchas de las piezas que pueden verse en estas dos salas se exhiben al público por primera vez, y otras solo fueron expuestas en el momento de su realización. “Esta reunión inédita alumbra así un trayecto desconocido de la carrera de Gumier Maier, etapa que, desde el presente, se muestra como condición de posibilidad de la práctica artística y curatorial que emprendería luego″, señala Natalia Pineau, curadora de la muestra e investigadora del Museo.
Así se definía Gumier: “Mi mirada siempre fue de artista. Así me acerco a la obra de arte: abierto y sin saber muy bien por qué me gusta. Me dejo guiar por el gusto –la única certeza en el arte– y después entra la parte curatorial”. La cita es de la página 548 del libro Arte Argentino de los años noventa, de Fabián Lebenglik y Gustavo Bruzzone, recién publicado por Adriana Hidalgo. “Fue el primer gran curador del arte argentino, que marcó la década del 90 como vector, y esto se debe a la radicalidad con la que él empezó a trabajar en el Rojas y a los artistas que él decidió apoyar”, dice Bruzzone, amigo, coleccionista y documentalista de todo lo que ocurrió en aquellos años. “Desde una decisión personal comenzó a hacer algo que no estaba en escena y no se estaba mostrando en ningún lugar del mundo. Desde estos arrabales del mundo empezó a modificarse determinado tipo de prácticas que hoy están institucionalizadas”, explica.
“Gumier fue muchas cosas. Fue un activista, un artista que rompió un canon con su curaduría doméstica. Fue un artista que por sobre todas las cosas no fue light, de ninguna manera, y nos abrió camino a muchos otros”, dice Schiavi.
Carlos, Rodolfo, Raúl, Juan Carlos... una serie de desnudos masculinos en bolígrafo trae al presente los nombres (y los cuerpos) de sus amores, parejas y amantes. La producción artística de Gumier Maier se inició en tiempos de dictadura. “A partir de 1983, con la apertura democrática, su creatividad se expandió hacia múltiples prácticas disciplinares y diversas actividades contraculturales”, dice Pineau.
Asoma el costado activista y performático en las fotos y los documentos de las vitrinas. Maier es el under porteño: hace shows caracterizado como Brunilda Bayer, “la hija bahiana y travesti de Osvaldo de Bayer”, según sus palabras, y desfila en murgas de carnaval en compañía de Humberto Tortonese, Alejandro Urdapilleta y Batato Barea. También se pueden leer algunas de sus críticas de arte y otros escritos en revistas emblemáticas de la época, como Expreso Imaginario, Cerdos & Peces, El Porteño o Sodoma, editada por el GAG (Grupo de Acción Gay).
Hacia fines de los años ‘80, Gumier Maier realizó obras con pintura de pared y témpera sobre papel y reutilizó afiches publicitarios y diarios, de los que integró sus motivos y leyendas. Predominan el blanco, gris, negro y azul. A veces, irrumpe el rojo. “Protagonizadas por sujetos masculinos, muchas de estas obras recuperan aspectos de la pintura metafísica de artistas como Giorgio de Chirico o Lino Enea Spilimbergo: horizontes lejanos, perspectivas exacerbadas y rebatidas, y figuras solipsistas. También aparecen rasgos de la pintura manierista de Miguel Ángel, Rafael y Parmigianino, entre otros, como cuerpos desproporcionados, monumentales o lánguidos, y escenarios inverosímiles. Gumier Maier retoma, además, elementos clásicos: paños drapeados, objetos de sesgo marmóreo y escenas mitológicas como la del abandono de Ariadna por parte de Teseo”, escribe Pineau.
“Gumier a partir de fines de los 80, toma el Madí y ciertos sectores del arte geométrico para su obra, como una reivindicación de los 40 y 50, pero con una combinación de colores bastante antiacadémica, plebeya, cercana a los colores de las telas que se venden en el barrio de Once, con la que tiene que ver su estética. Ahí, en el Rojas, en los 90, abre el juego para artistas que no eran tenidos en cuenta, que tenían otra extracción social y estética, a contrapelo de lo que había en el momento. En el Rojas, Gumier inventa localmente la curaduría”, explica Lebenglik, que vio y escribió lo que ocurría en aquellos 90... Los años en que Gumier, ya curador, era el centro del arte argentino.
Para agendar
Desde los márgenes. Gumier Maier en los 80, desde hoy hasta el 3 de marzo en el Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473. De martes a viernes, de 11 a 20, sábados y domingos, de 10 a 20. Entrada gratuita
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