Guillermo Mac Kay: “Me gusta detenerme en esa cornisa de la palabra escrita”
El ganador de la primera edición del Concurso Internacional de Cuentos Mario Benedetti, que es arquitecto y vive en Puerto Madryn, recibió 2500 dólares; “Cenizas en el viento” será publicado por la editorial Planeta en Uruguay y en la Argentina
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El arquitecto y escritor Guillermo Mac Kay (Quilmes, 1974) recibió el premio de la primera edición del Concurso Internacional de Cuentos de la Fundación Mario Benedetti por su libro inédito Cenizas en el viento. El autor, que ganó 2500 dólares, reside desde 2003 en Puerto Madryn, Chubut, donde desarrolla su profesión en forma paralela a la escritura.
“Soy arquitecto y trabajo como tal para subsistir -dice a LA NACION-. Pero la literatura, desde la adolescencia, ocupa un lugar central en mi vida. Pienso de manera continua en libros y autores. Tanto en la lectura así como también en la escritura; casi siempre en lo próximo que voy a intentar escribir”.
Habían concursado 222 manuscritos, provenientes de diversos países de Hispanoamérica. Integrado por las escritoras Mercedes Estramil y Claudia Piñeiro, y el escritor Antonio Muñoz Molina, el jurado falló en octubre del año pasado. La premiación se concretó esta semana.
A la ceremonia asistieron, además de Mac Kay, Piñeiro y Estramil, Diane Denoir y Andrés Olivetti, en representación del Consejo de la Fundación Mario Benedetti, que preside Hortensia Campanella Comesaña; el coordinador de la Fundación y del jurado, José Miguel Onaindia, y el director de la filial uruguaya de la editorial Planeta, Amir Hajjoul, que informó que Cenizas en el viento será publicado por Planeta en Uruguay y la Argentina.
“La obra destaca por la perfección árida y envolvente de su escritura, con historias que configuran un mapa singular y atractivo donde confluyen la naturaleza implacable y los abismos personales -dijo Onaindia el miércoles-. Recordamos que el concurso se realizó en 2023 como un acto de afirmación de la libertad de expresión, en conmemoración de los cincuenta años del golpe de estado del 27 de junio de 1973″.
“Es un libro con una prosa muy seca y delicada a la vez -anticipa Piñeiro a LA NACION-. Y va contando historias y personajes de la Patagonia sin necesidad de contar el paisaje; el paisaje se cuenta a través de los personajes y sus historias, y empezás a sentir el paisaje en tu cuerpo mientras vas leyendo. Hay, por ejemplo, dos personajes que luchan por el agua de un río prácticamente seco, y mientras leía empezaba a sentir sed; en otro, se habla del viento y las polillas, y me parecía que las tenía en casa. Es muy interesante el modo en que maneja esa sensorialidad. Los personajes podrían ser vecinos, parientes, y hay algo que va pasando de cuento en cuento, que es el río Camwy (’sinuoso’, en galés), que va cosiendo las historias. Es un libro de cuentos, pero tiene un sabor de novela fraccionada”.
El autor, que viajó invitado por la Fundación Mario Benedetti a Montevideo, se dedica exclusivamente al cuento. “Y en la forma en la que se presente la idea -destaca-. Es el género en el que me siento más cómodo. No soy poeta, y la novela requiere de elementos diferentes con los que trabajo. El cuento, para mí, es brevedad, intensidad, y también un mecanismo que se activa desde la primera línea, y al que se le empieza a descontar el tiempo. Adscribo, sin haberlo buscado deliberadamente, ya que se fue dando de forma natural en los procesos de escritura, a la teoría del iceberg de Ernest Hemingway. Solo se dice algo, y lo demás permanece debajo de la superficie. Me gusta detenerme en esa cornisa de la palabra escrita. En esa inminencia de lo que falta y puede venir. Creo que lo más importante del cuento sucede en la imaginación del lector”.
Los cuentos se relacionan con el paisaje patagónico. “Tienen un escenario que los vincula -reconoce-. Pero los cuentos no surgieron de una observación directa de la realidad, sino que nacieron de lecturas de otros autores, o de pinturas, como es el caso de dos de los cuentos, que están inspirados en cuadros de Andrew Wyeth. Todas las historias son imaginarias. Y el paisaje, aunque no lo parezca, también es imaginario. Solo aparecen los detalles necesarios para lograr que el lector crea en la verdad de la ficción. Que se instale en ella”.
Con Cenizas en el viento, Mac Kay verá finalmente publicado su primer libro. “Será el primero completo de cuentos propios, ya que en otras oportunidades, a lo largo de varios años, se dieron publicaciones de cuentos premiados en diferentes antologías. En cuanto a la publicación por Planeta, todavía no me repongo de la felicidad, de la alegría con que recibí la noticia. Es una oportunidad única, para mí, de dar a conocer mis cuentos. Como un círculo que se cierra, que se completa, porque más allá de la felicidad personal del acto de la escritura, cobra verdadero sentido con la recreación de un lector”.
En 2020, el autor había obtenido la segunda mención en el XIV Concurso Literario Nacional de Cuento y Poesía Adolfo Bioy Casares (organizado por la Municipalidad de Las Flores) y el segundo premio del Concurso de Cuento de Fundación La Balandra. En 2018, resultó ganador el primer premio del XII Premio Municipal de Literatura Manuel Mujica Lainez (de la Municipalidad de San Isidro); en 2017, recibió una mención del XVI Premio Iberoamericano Julio Cortázar, del Instituto Cubano del Libro; en 2016, ganó el segundo premio del XVI Concurso Nacional de Cuento Corto Babel y, en 2004, el primer premio del Concurso Ciudad de Arena, de cuento fantástico, lanzado por Página 12.
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