Guillermo Arriaga ganó el Alfaguara con una novela de amor y dolor
El autor mexicano, también guionista de cine, se impuso con Salvar el fuego, una narración "polifónica"
MADRID.- Ayer por la mañana, después de un intenso mes y medio de deliberaciones y de analizar las siete novelas finalistas, entre ellas, dos argentinas, el jurado del premio Alfaguara, presidido por Juan Villoro, eligió al ganador de esta edición. Cuando abrieron el sobre para conocer la identidad de quien sospechaban que era una escritora, cuyo seudónimo era Isabella Montini bajo el título elegido para el concurso El león detrás del cristal, se encontraron con la sorpresa de que era Guillermo Arriaga, el prestigioso novelista y guionista, quien estaba tras esta construcción polifónica que une al amor y a la violencia en el México actual. La novela Salvar el fuego es la flamante ganadora de este galardón iberoamericano.
"He tardado 4 años y medio y 12 kilos en escribir la novela. Soy adicto a escribir", dijo Arriaga, quien agradeció el premio a través de una videoconferencia desde la fronteriza ciudad norteña de Piedras Negras, un pueblo que conoce desde que era niño. "Toda mi obra es una reflexión sobre el amor, más aún sobre la violencia en el amor", opinó el guionista de Amores perros y de Babel. La novela comienza con un manifiesto escrito por José Cuauhtémoc Huiztlic, un reo condenado a cincuenta años de prisión por haber cometido un homicidio múltiple: "Este país se divide en dos: en los que tienen miedo y en los que tienen rabia./Ustedes, burgueses, son los que tienen miedo". Arriaga sostiene que el haber crecido en el monte y conocer el dialecto del mexicano norteño, así como el chilango, es decir, el D.F., le permitió hacer una síntesis de estos registros actuales.
Una mujer corre por la avenida con un arma en la mano. Su salvación será llegar a un barrio de estrechos pasillos llamado La Sectorcito. La persiguen un grupo de hombres violentos y enfurecidos. Acaba de matar a un hombre. Varias historias convergen en esta radiografía de una sociedad donde también aparecen hippies, cineastas, esnobs, homofóbicos, familias tradicionales, presos, etcétera. "Un premio no es un certificado absoluto, mucho menos un certificado de inmortalidad, pero sí es abrir una ventana en la oscuridad y detrás de esta ventana hay algo que vale profundamente la pena. Es una metáfora de la sociedad que está afuera", asegura Villoro, quien también ha descripto con genialidad el D.F. mexicano en El vértigo horizontal.
Laura Alcoba, la escritora argentina que integró el jurado, aseguró a LA NACION que el premio a Arriaga se entrega por unanimidad del jurado. "El libro tiene una potencia única, posiblemente que provenga del hecho de que se trata además de un excelente guionista de producir imágenes. Leés la novela y la estás viendo. Es algo muy extraño que ocurre desde la primera página hasta la última. También hay que destacar los lenguajes de los personajes, que es una creatividad lingüística increíble, y los medios tan diferentes que se encuentran en esta novela".
Salvar el fuego es el encuentro en un convulsivo México actual entre una coreógrafa casada con hijos, dueña de una vida cómoda, sin sobresaltos, y un hombre de los bajos fondos. "Esta es una novela polifónica que narra con intensidad y con excepcional dinamismo una historia de violencia en el México contemporáneo, donde el amor y la redención aun son posibles. El autor se sirve tanto de una extraordinaria fuerza visual como de la recreación y reinvención del lenguaje coloquial para lograr una obra de inquietante verosimilitud. Los distintos planos narrativos tienen como hilo conductor el cuerpo humano, motivo de celebración y expuesto a numerosos excesos", argumentó el fallo del jurado.
Entre los ganadores de ediciones anteriores se encontraban en el fastuoso Casino de Madrid el argentino Patricio Pron: "Los libros de uno pasan a participar de conversaciones más grandes, a nivel internacional, y arrastran a uno donde quiera que sus libros hayan ido", asegura el autor de Mañana tendremos otros nombres, quien ha viajado con esta novela ganadora a sitios a los que jamás pensó que conocería, y mucho menos hablando sobre su propia obra. Pron bromeó con la idea de que Arriaga deberá tomar vitaminas para comenzar la larga gira de presentaciones que le depara el haber ganado este prestigioso premio.
También se encontraba en Madrid el argentino Eduardo Sacheri, ganador en 2009 de este galardón por La noche de la usina: "Es un premio absolutamente hermético. Nadie te suelta una palabra. Me acabo de sorprender y de alegrar como todos. He leído los libros anteriores de Guillermo. El salvaje es una novela fenomenal", aseguró a LA NACION el escritor, que además vive con emoción la nominación de La odisea de los giles, basada en su novela, a los Goya, que se entregan hoy.
Más de 600 manuscritos, entre ellos 94 argentinos, fueron enviados al concurso. El jurado de la próxima edición será presidido por el colombiano Héctor Abad Faciolince, el autor de la bellísima El olvido que seremos, que será llevada al cine por el director Fernando Trueba y protagonizada por Javier Cámara.