Grooming, cyberbullying y abuso: los libros para chicos se hacen cargo del peligro
Cuatro nuevas novelas recuperan recursos literarios y el lenguaje del chat para contar dramas actuales; un género que no para de reinventarse con los golpes de la realidad
En Alicia a través del espejo, la continuación de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, el espejo representa el ingreso a una dimensión fantástica en la que las piezas de ajedrez tienen vida, las flores hablan y la poesía está escrita al revés. Pero hay, también, peligros. Al traspasar el espejo, la chica descubre que debe enfrentar a la tirana Reina Roja.
La idea y el título del libro inspiraron a Fabián Sevilla para escribir su primera novela realista, centrada en el grooming, o acoso a menores a través de internet. Dirigida a lectores a partir de los doce años, Alicia a través de la pantalla plantea un dilema actual que preocupa a padres y maestros: cómo evitar que los depredadores sexuales engañen a los chicos y las chicas ocultando su identidad y sus intenciones con perfiles falsos y promesas de amistad.
El ciberacoso y el bullying en todas sus variantes llegaron a la literatura para los más chicos en relatos ficcionales y novelas: además de Alicia a través de la pantalla, que integra el catálogo de Planeta Lector, títulos que se promocionan en las escuelas como material de lectura complementaria, este mes Editorial Guadal publicó dos libros de una nueva colección, #selfie, dirigida a preadolescentes. Uno escrito por Cecilia Pisos y el otro por Liliana Cinetto, la particularidad de estas novedades es que las dos historias son independientes, pero establecen un diálogo a partir del cruce de los personajes. Es decir que se leen por separado, pero al leerlas en conjunto los lectores acceden a la otra mirada y a detalles de la historia de los otros personajes.
En Paloma, de Pisos, la protagonista odia las selfies y llamar la atención de los demás. En la escuela trata de mantener el perfil bajo todo lo posible para evitar las burlas de sus compañeros. Pero solo encuentra refugio y apoyo en una nueva amiga, Cristal. Cristal, protagonista que da título a la novela de Cinetto, atraviesa una etapa de fragilidad y, como suele suceder en estos tiempos con los adolescentes, se encierra en el mundo digital a modo de escape. Los dos títulos abordan la cuestión del bullying: tanto el que se padece en la vida diaria como el que golpea a través de las redes sociales.
Otra novedad, pero en este caso dirigida a lectores más chicos, desde los ocho años, es el reciente libro de María Fernanda Heredia, Los fantasmas tienen buena letra (Loqueleo). A diferencia de los anteriores, que hablan del acoso y el maltrato de manera directa, el relato de Heredia aborda el tema del abuso en la infancia con el recurso poético de la metáfora. Dedicado "a todas las niñas que luchan contra los monstruos", el libro tiene ilustraciones del artista ecuatoriano Roger Ycaza y plantea el problema desde la mirada de una niña.
"Utilicé todos los recursos que ofrece la literatura para contar el horror. La metáfora es un arma muy poderosa", explica Heredia, que en su libro Bienvenido Plumas habla de una enfermedad neurológica de un ser querido sin nombrarla. El recurso que eligió, en ese caso, es un pato, que aparece un día en la casa de la protagonista en forma inesperada. En Los fantasmas…, el recurso es una caja para guardar palabras.
"La única manera de acabar con esos secretos dolorosos es hablando de ellos e impidiendo que se queden a vivir en nuestro corazón", escribe la autora ecuatoriana. Y es lo que hace Manuela, la protagonista de 9 años: ayudar a su amiga a hablar sobre la situación que la perturba.
En Alicia a través de la pantalla, Alicia cree en un principio que al aislarse del mundo real a través de la computadora va a estar a salvo de la angustia y el enojo que le genera un abrupto cambio en su vida familiar. "No es una revisión de la historia de Carroll. Sí tomé la pantalla como una puerta o una ventana que hoy todos tenemos para entrar a un mundo que puede ser el país de las maravillas y, a la vez, y sin ánimo de demonizarlo, el país del infierno. No soy un tecnófobo ni estoy en contra de que los chicos accedan a la tecnología. Hay que enseñarles a usarla. Los adultos tienen que saber qué hacen los chicos cuando están conectados", dice Sevilla, que da charlas en escuelas sobre el tema y el riesgo que plantea en su novela. "Un pibe que pasa horas solo frente a una pantalla corre más riesgos de caer en cualquiera de los peligros que hay del otro lado de la pantalla, como el grooming y el cyberbullying, que uno que navega ‘controlado’. No solo puede haber un acosador; también puede caer en una página de pornografía o de reivindicación del nazismo".
En la trama de Alicia… se plantea de manera concreta el riesgo que corre la adolescente al ser engañada por un hombre que primero se hace pasar por una chica de su edad, con los mismos problemas, y luego le "revela" que es su padre, desde España, al que no ve desde hace mucho tiempo. El cazador se aprovecha de la presa, que está enojada con su madre, y le propone encontrarse en un pueblo cercano. Es el método que utilizan los secuestradores para engañar a las víctimas de trata de personas.
Tanto el libro de Sevilla como los de Pisos y Cinetto incluyen lenguaje y modismos de los chats como recursos literarios que resultan naturales en ese contexto de historias con escenas que suceden en el cibersespacio. Paloma suma anotaciones a mano, listas, dibujos infantiles y algunos párrafos están marcados con un micrófono que indica On/Off: diálogo y acción (o pensamiento).
Pero además de los códigos y el vocabulario que usan los chicos de hoy, tanto en sus charlas digitales como en los diálogos cara a cara, estos relatos y el de Heredia tienen otro recurso en común: en las cuatro historias son las palabras (las orales y las escritas) las que terminan por salvar (o mejorar) las vidas de las protagonistas.
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