Gritos y susurros
A partir de la agonía y la muerte de su padre, el escritor Héctor Libertella, su hijo Mauro explora con valentía y entonación discreta su compleja relación con él
Hay libros a los que es necesario interponerles esa convención llamada lectura, o esa mediación conocida como análisis literario. En este caso, Mi libro enterrado invita y exige del lector un desvío, otro camino un poco olvidado, perdido entre la filosofía y lo religioso: la meditación. El libro de Mauro Libertella está situado en esa zona de la invocación que puede apelar a la plegaria, el rezo o el chiste.
El libro es la historia de un hijo que cuenta la agonía y la muerte de su padre, el escritor Héctor Libertella. Nos ofrece la primera condición que necesita este género: la discreción. No se menciona ni un solo nombre de los escritores que acompañaron la vida de su padre. El libro cuenta algo sencillo: un hijo que "releva" a su padre en su oficio. Sucede en las mejores familias. Se trata de una herencia; en este caso, de una herencia literaria. Por eso, el libro citado es Patrimonio de Philip Roth. Allí el narrador cuenta que, después de la muerte de su padre, éste le reprocha en un sueño por qué lo había vestido con ese traje en el cajón. Mauro cuenta una escena similar. Pero si hay una herencia, hay también un patrimonio. Héctor Libertella usó en sus ensayos más de una metáfora de la literatura como saqueo de un botín. El hijo se decide a la aventura de la búsqueda del tesoro. El resultado de esa búsqueda es conmovedor y de una belleza deslumbrante que hiere los ojos porque el libro está escrito a esa velocidad incalculable ente la agonía y la muerte. La urgencia que impone la vida y no la muerte.
En ese ámbito, la cotidianidad se trastoca y exige lugares, personajes y objetos inéditos. Cuando nuestro cuerpo, nuestro ser abandona su lugar familiar (libros, discos, fotos, cuadros) y pasa a ser propiedad de ese circuito tecnológico de la medicina (terapia intensiva, cables, tubos, ya ni siquiera de los médicos) hay una anomia de la que sólo un estilo, una palabra, puede rescatarnos.
En esta vida de hijo hay anécdotas del alcoholismo de su padre, narradas con un despojamiento bressoniano que tiene la posibilidad de contar lo que pertenece al mundo del horror y lo patético. El libro de Mauro Libertella es conmovedor y sus comentadores, con pudor, pueden confesar que los ha hecho llorar. Un alcoholismo donde se acumulan en un mismo espacio igual cantidad de botellas de vino tinto y papeles escritos. Una historia contada a secas, sin referencias literarias, que por supuesto abundan. No existe ningún Lunar Caustic que venga a iluminar la oscuridad de alguien que, como Héctor Libertella, vivió en México y sabía lo que era vivir bajo el volcán. Éste es un libro que, como no se ahorra la idealización del padre, puede hablar a la vez de su violencia como de un tsunami, y de su ternura volcánicamente eruptiva.
El hijo decide hacerse escritor escribiendo contra La arquitectura del fantasma , el título de la autobiografía del padre. No es sencillo escribir contra un fantasma, ya lo sabemos desde Hamlet ; es más sencillo enfrentar a alguien de carne y hueso. Mauro lo logra en este libro. Su aprendizaje de escritor tiene todas las marcas de una autobiografía y de eso que Thomas de Quincey nombró como suspiria de profundis .
Mauro, como otros muchos huérfanos, jóvenes o adultos, escribió un relato sobre la muerte del padre. Paul Auster, en su libro La invención de la soledad , nombra un refugio: la invención y la soledad en que queda todo hijo luego de la muerte del padre.
Aunque se rememoran recuerdos de la infancia y de la juventud, este libro no es nostálgico, quizás porque se mencionan muchas fotos, y las fotos imponen un presente instantáneo que borra el pasado.
El hijo escritor no sólo entierra al padre sino que también entierra un libro y escribe el suyo. Pero el padre, ese escritor fragmentario, le deja una enseñanza bajo la forma de un chiste, un calembour filológico: "Etimológicamente, Libertella quiere decir libro para la tierra. Ése el libro que riego todo los días... Cuando alguien me dice `che Libertella', me parece que le está hablando a mi viejo o más precisamente que me están hablando de él".
Mitologías de hijo, este libro pertenece a ese escritor llamado Mauro Libertella. Los mitos sobre cómo un escritor se hace escritor pueden ser múltiples y van del hecho más trágico al más cómico. El lector se encuentra con un libro conmovedor porque en él no se excluyen los sentimientos contradictorios entre un hijo y un padre. Todo sucede entre gritos y susurros.
Mi libro enterrado
Mauro Libertella
Mansalva
78 páginas
$ 74
lanacionarMás leídas de Cultura
Del "pueblo de los mil árboles" a Caballito. Dos encuentros culturales al aire libre hasta la caída del sol
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
La Bestia Equilátera. Premio Luis Chitarroni. “Que me contaran un cuento me daba ganas de leer, y leer me daba ganas de escribir”