Grete Stern y Horacio Coppola conquistan el MoMA de Nueva York
Más de 300 trabajos de dos notables fotógrafos que sellaron con sus obras el imaginario del siglo XX forman parte del inédito interés por la revalorización del arte latinoamericano
NUEVA YORK.- Casi cuarenta fotografías cuelgan de una pared blanca impoluta en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Allí están, en blanco y negro, Florida plagada de hombres de traje y sombrero, el Obelisco, la Avenida Santa Fe y la calle Corrientes, imágenes que llevan hasta la década de 1930, una de las épocas más prósperas, a través de la mirada de Horacio Coppola.
Ignoto para muchos en Estados Unidos, Coppola se convirtió en el primer fotógrafo argentino en tener su propia muestra en el MoMA, junto a quien fuera su mujer, la también fotográfa Grete Stern. La exposición De Bauhaus a Buenos Aires: Grete Stern y Horacio Coppola recorre el trabajo de ambos artistas en su paso por Europa y Buenos Aires, con obras procedentes de la colecciones de IVAM, Malba, Museo Essen (Alemania), Galerie Berison (Berlín) y las colecciones de Alexis Fabry, Sergio Baur, Jorge Mara y del propio artista, entre otras.
"Era frecuente a comienzos del siglo XX que los fotógrafos intentaran capturar una ciudad y definir una visión personal al mismo tiempo. En el caso de Coppola, lo importante es la mirada personalísima y la influencia cinematográfica aplicada al objetivo que es su ciudad natal: Buenos Aires querido", explica Sarah Meister, curadora del Departamento de Fotografía del MoMA y una de las expertas a cargo de la muestra.
Meister comparó el trabajo de Coppola con el de otros fotógrafos en otras ciudades: Brassaï y Germaine Krull en París; Bill Brandt en Londres o Berenice Abbot en Nueva York.
Tal vez por falta de difusión, Coppola no tuvo la notoriedad que alcanzaron muchos de sus colegas entre la audiencia norteamericana, una realidad que el MoMA aspiró a torcer con la nueva exhibición. De hecho, Meister dijo que una de las cosas que más la sorprendieron al conocer la producción notable del argentino fue comprobar cómo a pesar de la calidad de sus imágenes y la oportunidad de su mirada, su obra resultara poco conocida. "Fue un verdadero pionero, la suya era una historia que merecía ser contada", subrayó.
La exhibición estará abierta al público hasta el próximo 4 de octubre. Incluye más de 250 fotografías de época, 40 obras de diseño tipográfico original y materiales de publicidad galardonados, 26 álbumes de fotos y revistas y cuatro películas experimentales en 16 milímetros. Hay fotos de Stern de Jorge Luis Borges, Pablo Neruda y María Elena Walsh.
Las fotografías de Coppola de Buenos Aires llevan una inevitable carga de nostalgia anclada en el blanco y negro. Detrás de su trabajo está también su historia de amor con Stern. Se conocieron en Europa, en Berlín, donde comenzaron sus carreras artísticas envueltos en la atmósfera avant-garde del Viejo Continente de fines de los años 20. Huyeron de la Alemania nazi, viajaron, pasaron un tiempo en Londres, donde se casaron, y luego... llegó Buenos Aires, donde ambos produjeron la mayor parte de su obra en un entorno propicio para la exploración creativa; una época vibrante, próspera. Compartieron casi diez años de casados y la misma pasión, aunque cada uno con su sello. El MoMA no mezcló sus obras, sino que respetó el espacio propio para cada uno.
Los primeros trabajos de Coppola en Buenos Aires revelan una curiosidad óptica fuera de sincronía con las tendencias prevalecientes en la Argentina. Era un fuera de serie, particularmente interesado en los efectos de la luz y los prismas. En 1936, Coppola recibió un encargo que cambiaría su vida: fotografiar Buenos Aires para celebrar los 400 años de la ciudad. Era la oportunidad perfecta para construir su visión, que ahora cuelga de las paredes del MoMA.
"Para Coppola, ese encargo fue un compromiso personal en el que pudo reflejar su talento innovador", interpreta Meister, que viajó con Roxana Marcoci a Europa y a América Latina en busca de muchas de las piezas exhibidas.
"Es posible que esta muestra sea también un reconocimiento al eclipse de algunos relatos de la modernidad que necesitan ser contados con el foco puesto en América Latina, región descuidada en las antologías de la fotografía del siglo XX", resumió la curadora.