Gran sorpresa detrás del hallazgo de una “caja escondida” con las cartas de García Márquez
La familia del Nobel colombiano buscaba unas fotografías a pedido de LA NACION cuando encontró una caja con la correspondencia inédita del escritor; lo cuenta su nieta
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CIUDAD DE MÉXICO.- Pocas añoranzas son tan hondas como las despedidas, de ahí que existan espíritus empeñados en regresar. Gabriel García Márquez pertenece a esa clase: se propuso burlar a la muerte, por eso vuelve de tanto en tanto. Su más reciente reaparición acaba de conocerse: a través de una “caja escondida” que contenía cerca de 150 cartas de figuras de la literatura, el cine y la política como Pablo Neruda, Carlos Fuentes, Robert Redford, Woody Allen, el Rey Juan Carlos, Fidel Castro y Bill Clinton. Estaban en bolsas de plástico, presumiblemente guardadas por Mercedes Barcha, esposa de Gabo. Algunas de ellas ya se exhiben en la casa donde hace ocho años moría el escritor en México.
Fue toda una sorpresa conocer que el hallazgo tuvo lugar cuando la familia del escritor buscaba unas fotografías que le había solicitado LA NACION para ilustrar una nota sobre el día en que el colombiano más célebre recibió el Premio Nobel. Para esa historia, publicada en esta sección durante los homenajes en la Feria del Libro de Buenos Aires, se visitó en exclusiva la casa del sur de la ciudad con la guía y el testimonio de Gonzalo García Barcha, el hijo menor del autor de Cien años de soledad. “Mi padre y yo estábamos buscando fotos para el aniversario del Nobel, esas fotos eran para ti -confirma Emilia García Elizondo, nieta de García Márquez-, cuando vi en uno de los libreros una caja blanca de plástico con una etiqueta con escritura negra que decía ‘nietos’. Decidí bajarla y abrirla. Ahí encontramos alrededor de 150 cartas provenientes de gente como Bill Clinton, Robert Redford, Carlos Fuentes, Richard Avedon, entre otros”, revela el momento del hallazgo.
Aproximadamente cuarenta de esas misivas son ahora objeto de una exhibición, Gabo a 40 años del Nobel: El escritor sí tiene quien le escriba, en la Casa de la Literatura Gabriel García Márquez, que funciona en el que fue el hogar del escritor, su esposa y sus dos hijos varones.
Emilia, a cargo de la dirección de este espacio cultural, aún no entiende qué hacía ahí la correspondencia, datada entre 1973 y 2013. “No estaban dispuestas de ninguna manera en particular, y no tenemos una idea clara de por qué no fueron incluidas en el archivo completo del Harry Ransom Center, de la Universidad de Texas”, que conserva todo el legado desde 2014. Pero la familia tiene una teoría. “Creemos que Mercedes quizás sentía que algunos de los temas de las cartas eran algo delicados y prefirió resguardarlos. Aunque no estamos seguros de esto. Algunas trataban el tema de la enfermedad de Gabo”, cuenta la nieta.
Misivas como la de Pablo Neruda, que le confirma una cita en París con “Mario, Cortázar y los Donoso”, por ejemplo, recuerdan la relevancia de Gabo en la literatura a escala mundial. En una de esas cartas, de 1988, Robert Redford le agradece su visita al festival de cine de Sundance, en Utah, Estados Unidos, y lo felicita por su cumpleaños número 61. “Estás en una edad en la que probablemente no quieras que te recuerden por tu edad, pero si juegas bien tus cartas, puedes vivir para siempre”.
También para desearle felicidades el 6 de marzo, el Rey Juan Carlos se comunica por telegrama. Desde La Habana, Fidel Castro le cuenta a García Márquez que un periodista italiano lo entrevistó durante quince horas para la televisión: “Dice ser amigo tuyo”.
Argentina, vínculo en dos exhibiciones
De manera contemporánea, otra exhibición tiene a García Márquez como protagonista. La creación de un escritor global, que se desarrolla en el Museo de Arte Moderno, en Ciudad de México, incluye manuscritos de sus obras, libros, cartas, films, guiones, fotografías, objetos personales. Está organizada en siete núcleos temáticos que exploran su vida y trayectoria. La curaduría es del investigador y escritor Álvaro Santana-Acuña, profesor asociado de la cátedra de Sociología en el Whitman College de Washington. “Son casi 300 piezas, nunca antes exhibidas en América Latina, que representan una oportunidad irrepetible para conocer cómo Gabriel García Márquez se volvió un escritor global”, dice Santana-Acuña a LA NACION. El académico destaca cómo la Argentina está presente en la narrativa de la muestra, a través de algunas “piezas estrellas”. Una de ellas, por ejemplo, es un manuscrito de una charla que Jorge Luis Borges ofreció en la Univerdad de Texas. O la portada que la revista Primera Plana dedicó para promocionar Cien Años de Soledad y los avisos publicitarios de la editorial Sudamericana en Buenos Aires.
Hará falta tiempo para que se conozcan el resto de las cartas que la familia guarda y que se incorporen al archivo de la Universidad de Texas. “Quizás se puedan conocer en el futuro”, piensa Emilia García Elizondo. No sería extraño que ese deseo encuentre luz a partir de una certeza de Gabo, que supo que para enfrentar al olvido y las despedidas era necesario retirarse sin formalidades. “Yo nunca me despido porque el que se despide no vuelve”, dijo. Más que una superstición, puede que fuera su promesa.
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