Goya bajo la lupa: entre los sueños y las pesadillas
Desde hoy, Muntref exhibe una amplia colección de sus grabados, muchos de ellos nunca vistos aquí, en los que el artista volcó su fantasía y cinismo
Francisco de Goya fue un pintor de la corte española, pero en el grabado desarrolló su trabajo más personal, una mirada mordaz de su tiempo, con dosis de cinismo y fantasía... sueños o pesadillas. Hoy, en Muntref, se inaugura un panorama de cinco de sus series más famosas. Son 140 piezas realizadas en las primeras décadas del siglo XIX, prestadas por tres museos. Sus grabados transcurren de la ironía al dramatismo, con mucho de imaginación. Hombre de la Ilustración, confiaba en el poder liberador del pensamiento, pero también hacía lugar al delirio para retratar los vicios de su tiempo.
Al ingresar, junto con una guía para recorrer las tres salas que ocupa la muestra, se entrega a los visitantes una lupa. Sólo así se descubren detalles en estas piezas pequeñas, de un tono tan amarillo como la luz tenue que las ilumina, por cuestiones de conservación. Es para mirar con calma. Aparecen así gestos en las caras de la platea de una corrida de toros, se descubren letras en el gofrado con el que los firma.
Hay grabados de la crudísima serie Desastres de la guerra, muy ligados a sus Pinturas negras. Estampas mil veces reproducidas, como sus escenas de tauromaquia, y sus muy conocidos Disparates -que no publicó en vida por demasiado escandalosos- y Caprichos que no pierden actualidad, donde critica la moral general y ridiculiza al clero, la burguesía y la milicia. "Un hombre brillante. Pone en imágenes un pensamiento muy complejo que tiene una contemporaneidad muy grande", dice Diana Weschler, subdirectora, responsable de investigación y curaduría de Muntref.
Los grabados de Goya expresan su pensamiento lúcido y genial, que anticipa las vanguardias que vendrán. "Ahí muestra su propia personalidad. Lo acompañan toda su vida. A los 82 años seguía grabando", dice Ángel Navarro, curador de la muestra.
Un conjunto invalorable
Cada tanto ocurre que los grabados de Goya se exhiben en Buenos Aires y convocan multitudes. En 1981 en el Concejo Deliberante; en 1996, con motivo de los 250 años de su nacimiento, se exhibieron cuatro series en el Museo Nacional de Arte Decorativo; en 1999, en el Museo Nacional de Bellas Artes, se vieron dos series, Caprichos y Desastres de la guerra, y en 2013 se vio parte de los Caprichos en el Museo Larreta. Bien vale esta muestra un viaje al conurbano. Pone en diálogo el patrimonio del Museo Lázaro Galdiano de Madrid, el del Museo Castagnino de Rosario, el del MNBA y piezas procedentes de colecciones privadas.
Navarro, un investigador especialista en obras sobre papel que ha tenido un rol clave en la atribución de los Goya del MNBA, viajó a Madrid con Weschler para negociar los préstamos internacionales. La "prueba de estado", que muestra la cocina del artista es la primera vez que sale del museo madrileño para integrar esta exposición. Permite conocer los ensayos del autor hasta dar con el efecto deseado en las luces y sombras de la lámina final, que se puede ver a su lado. "Quedan pocas pruebas de estado, porque generalmente se tiraban", señala Navarro.
Otro tesoro es la estampa El prisionero, una serie de sólo tres imágenes, que nunca se había visto en el país. "Esa sola pieza justifica esta exposición. Si bien es una muestra parcial de la extensa producción del artista, permite apreciar su interés por el mundo que lo rodeaba", explica Navarro. Hay un álbum de estampas encuadernadas, en el que cada semana debe pasarse la hoja, para que todas las páginas reciban la misma cantidad de luz. Un espacio está dedicado a presentar, a partir de las páginas de la Encyclopédie, de Diderot y D'Alembert (1751-1772), las claves de la técnica del grabado usada por Goya, junto con una vieja prensa. "Los últimos años de Goya lo verán practicando la litografía, a la que llevó a su mayor esplendor", indica Navarro.
El correlato local es una serie del artista argentino Juan Carlos Romero, Goya y la República 1936-1939, en la que se unen imágenes de Goya con fotos de la Guerra Civil Española. Según Weschler, Goya nos mete en el siglo XIX, con sus frases y refranes, pero también nos lleva a un abismo de lo humano que vemos todos los días en los diarios". Habrá encuentros con Luis Felipe Noé y con especialistas en pintura y grabado de los siglos XVIII y XIX. Además, un festival de flamenco.
Para agendar
Goya, el sueño de un genio inaugura hoy, a las 12.30, en el Muntref, Valentín Gómez 4838, Caseros. Puede visitarse gratis de lunes a domingo, de 11 a 20, hasta el 2 de octubre. Más información: www.untref.edu.ar/muntref